Ataques de epilepsia y su relación con los ciclos circadianos y semanales
El cuerpo humano funciona en base a su reloj interno, que rige cada ciclo circadiano, semanal y estacional, de acuerdo con el registro regular de su propio marcapasos biológico.
Esta variedad de duración de los ciclos se puede ejemplificar en el caso de los ciclos hormonales, con períodos de 24 horas- como es el caso del cortisol- o tan prolongados como 28 días, que se da en la secreción estrogénica, o incluso más largos.
Esta presencia de variados ciclos metabólicos con su comportamiento particular, que evidencia a lo largo del tiempo fluctuaciones, mostrando picos y valles, repercute de manera crucial en la salud humana, como es el ejemplo de los ciclos de sueño-vigilia que se vinculan a la función cerebral saludable.
Otros ciclos innatos y que controlan la biología animal de manera constante son aquellos involucrados en la hibernación o la reproducción.
Epilepsia y ciclos
En los casos de patologías en las que existe una progresión cíclica- y no un agravamiento progresivo- es fundamental llegar a comprender la naturaleza relacionada con los ciclos de esta enfermedad, para poder tratarla de manera más efectiva.
Dentro de estas enfermedades que manifiestan ciclos de severidad, la epilepsia ha sido ampliamente estudiada, por lo que se ha visto que la tasa de convulsiones oscila regularmente en patrones circadianos, aunque también pueden variar en el transcurso de meses y años.
El nuevo estudio -publicado en la revista The Lancet Neurology– empleó los datos de un sitio web de seguimiento de ataques y la aplicación de los teléfonos móviles con el cual 1,118 pacientes epilépticos con manifestaciones frecuentes controlaron sus ataques. Además incorporaron un pequeño estudio de 12 pacientes con esta patología que disponían de un dispositivo que registraba la actividad eléctrica de sus cerebros.
Los investigadores analizaron estadísticamente los datos sobre la frecuencia de las convulsiones en períodos comprendidos entre seis horas y tres meses, a fin de identificar las tendencias en los ciclos convulsivos de los pacientes individuales.
Los hallazgos
De los pacientes estudiados, el 80% de los que utilizaron el sitio web y la aplicación móvil y el 92% de aquellos cuya actividad cerebral estaba siendo registrada mostraron ritmos circadianos en sus ataques. El tiempo pico de las convulsiones varió a lo largo del día, pero ocurrieron más convulsiones alrededor de las 8 am y las 8 pm.
Por otra parte, el 7-21% de las personas que usaban el sitio web y la aplicación móvil evidenciaron ritmos semanales, aunque no se vio favorecido de manera especial ningún día de la semana, si bien más personas tuvieron convulsiones los martes y miércoles.
Por último, el 14-22% de los sujetos estudiados tenían ciclos que duraban más de tres semanas.
Además se observó que alrededor de dos tercios de los participantes del estudio- un 64%- tenían más de un tipo de ciclo asociado con sus convulsiones.
Los autores del estudio indican que el ciclo convulsivo semanal es particularmente interesante, ya que la causa fisiológica de este período de tiempo no está tan bien establecida como el ritmo circadiano, por lo que se debate si esto puede deberse a causas naturales o ambientales, que podría surgir como resultado de cambios de comportamiento o ante diferentes niveles de estrés en el fin de semana o debidos a una variación en la calidad del sueño. Los ritmos relacionados con ataques mensuales son usualmente interpretados como convulsiones catameniales, que se coordinan con ciclos hormonales.
En cuanto a distribución por sexo, los resultados fueron similares para hombres y mujeres, así como las diferentes formas de epilepsia.
En conclusión, el equipo de investigadores cree que los distintos ciclos impulsan la probabilidad de las convulsiones, en vez que la epilepsia impulse a los ciclos.
Importancia y limitaciones del estudio
Aunque es conocida la ocurrencia cíclica de las convulsiones, en cuanto a su variación a lo largo de días, meses y años, los estudios realizados con anterioridad han abarcado el corto plazo y han analizado grupos pequeños de pacientes. Este nuevo estudio, en cambio, aporta sólidas pruebas de los ciclos convulsivos, lo que demuestra que son específicos del paciente y más comunes de lo que se pensaba.
El autor principal, el profesor Mark Cook, de la Universidad de Melbourne, Australia explica la importancia de estos hallazgos: «Comprender la naturaleza cíclica de las enfermedades es vital para tratar enfermedades como la epilepsia, que fluctúa continuamente en su gravedad. El cuerpo humano es una colección de miles de relojes, cada uno montando en bicicleta de acuerdo con su propio marcapasos. Por ejemplo, algunas células pueden rastrear el tiempo con una precisión de milisegundos, mientras que los ciclos hormonales pueden tener períodos más largos de horas, días o más. Combinados en el cuerpo, la presencia de todos estos ciclos tiene un efecto fundamental en nuestra salud”.
Estos descubrimientos podrían tener repercusiones importantes en los pacientes, al ayudarles a predecir y controlar sus convulsiones, pudiendo llegar incluso a ser una guía terapéutica, como explica el profesor Cook:
«La ubicuidad de los ciclos convulsivos indica que este es un fenómeno clínico importante que afecta a la mayoría de los pacientes. Esto significa que podría ser una forma importante de mejorar el tratamiento para muchas personas con epilepsia. Incluso sin comprender completamente los mecanismos de los ciclos convulsivos, los patrones temporales pueden incorporarse en los planes de manejo del paciente, a través de la cronoterapia, el proceso de programación de la medicación para que las concentraciones del fármaco coincidan con los tiempos en que son más probables las convulsiones. Sin embargo, los ciclos diarios también pueden ser causados por picos y valles en la efectividad del fármaco, debido a la forma en que el medicamento se metaboliza en el cuerpo, por lo que alterar esto podría alterar los tiempos de las convulsiones de una persona. La adaptación de los tiempos de las drogas para adaptarse a los ciclos semanales o mensuales tampoco se ha explorado todavía”.
Los autores señalan también algunas limitaciones del estudio, como el hecho que la mayoría de los datos que se emplearon fueron autoinformados, lo que puede involucrar grados variables de parcialidad en la información. Sin embargo, los autores señalan que pese a esta potencial inexactitud, no se invalidarían los ciclos detectados, considerando que la mayoría de las convulsiones informadas fueron reales y que se distribuyeron de manera uniforme a lo largo del día.