Acumulación de grasa central en mujeres podría aumentar riesgo de cáncer

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Científicos del Nordic Bioscience and ProScion en Dinamarca han presentado sus más recientes investigaciones en el European Society for Medical Oncology (ESMO) 2017 Congress. Estas arrojan que existe una relación de aumento de riesgo en los padecimientos de cáncer de pulmón y de tipo gastrointestinal en  mujeres  a partir de la acumulación de grasas en la zona abdominal y central.

Ya es conocido en la comunidad médica que la obesidad puede ser un factor de riesgo importante para desarrollar cáncer de endometrio, de hígado, riñón,mieloma múltiple, meningioma, de páncreas, colon rectal, vesicular, de mama, de ovario, tiroide entre muchos otros. Pero con este estudio realizado en Dinamarca es la primera vez que se observa una asociación entre la obesidad y el cáncer de pulmón.

L a obesidad y el cáncer funcionan de forma estrecha pues se sabe que tan solo durante 2012 en Estados Unidos el 3.5% y el 9.5% de los nuevos casos de cáncer fueron atribuibles a la obesidad, padecimiento que cobra mayor importancia en cuanto al cáncer en la vesícula en mujeres como principal causa en el 54% de los casos y en hombres en cáncer de esófago en un 44% del total registrado.

A partir de estos antecedentes los científicos de Dinamarca realizaron dicho estudio dirigido a conocer las enfermedades que afectan a las mujeres danesas específicamente en edad post menopáusica. Para esto desde 1999 y hasta 2001 se analizaron los valores de masa ósea y de grasa corporal  de un total de 5855 mujeres con una edad promedio de 71 años.

Luego la información se relacionó y diferenció en tres diferentes grupos de cáncer: pulmón y gastrointestinal, de mama y ovario, y otros tipos de cáncer. En estos se consideró como factor de riesgo principal a la obesidad central en el cuerpo y como factores extras la edad, adicción al cigarro y tratamientos con hormonas.

Después de 12 años de seguimiento a las pacientes, se registró un total de 811 fallecimientos por cáncer de los cuales 293 fueron a causa de cáncer de mama y ovario, 345 por cáncer de pulmón y gastrointestinal, y 173 casos por diversos tipos de cáncer.

De acuerdo a los análisis de estos números, los investigadores llegaron a la conclusión de que la obesidad central solo actuaba como factor de riesgo ante la aparición de cáncer de pulmón y gastrointestinal.

Esto abre las puertas a nuevas preocupaciones o métodos de prevención a los que podrían someterse las mujeres en cuanto al cuidado de su peso a partir de la edad premenopáusica en donde por consecuencias hormonales se tiende a acumular grasa hasta llegar a presentar casos de obesidad central, convirtiendo estas acciones en un método de protección ante adquirir dicha enfermedad.

Además esta nueva información podría ser aplicada a la creación de nuevos medicamentos contra la diabetes en relación al aumento de insulina al absorber grandes cantidades de grasas que se resguardan en la zona abdominal y visceral, siendo este último un indicador precursor de inflamación crónica corporal que se considera como otro factor de riesgo para adquirir cáncer.

Además de los niveles de insulina en la sangre y niveles de inflamación que llegan a afectar al ADN, otras causas por las cuales la obesidad puede causar cáncer es debido a la formación de tejido adiposo o grasoso acumulado en el cuerpo que crea un exceso en la producción de estrógeno. Las células grasas también  producen adipocinas, una hormona que altera de forma estimulante o inhibitora el crecimiento celular, un factor importante en el desarrollo de esta enfermedad.

Esta investigación permitirá alertar a la población en general sobre los peligros no considerados de la obesidad, una enfermedad previsible que desde 1980 se ha duplicado en todo el mundo. Considerando que en 2014 más del 13% de los adultos a nivel mundial tenían obesidad y México siendo desde 2013 el país con mayor número de pacientes de esta enfermedad, es importante dar a conocer que la obesidad no sólo tiene efectos negativos en el sistema cardiovascular sino que también es ya considerado un importante factor de riesgo a adquirir cáncer, tal como este estudio lo ha confirmado.