¿Qué es la dislipidemia?
La dislipidemia corresponde a una concentración elevada de lípidos (colesterol, triglicéridos o ambos) o a un bajo nivel de colesterol HDL en sangre. Esto ocasiona ateroesclerosis, que genera enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y vasculares periféricas.
Dislipidemia: definición, cuadro clínico y complicaciones
La dislipidemia o dislipemia es un trastorno en el que se da una concentración elevada de lípidos (colesterol, triglicéridos o ambos). También, se produce cuando existe un bajo nivel de colesterol HDL en sangre. Esto guarda relación con factores como estilo de vida, genética, algunas enfermedades y medicamentos.
Estos niveles elevados de lípidos causan ateroesclerosis, donde las placas de ateroma afectan a las arterias que irrigan el corazón (arteriopatía coronaria), que puede provocar angina de pecho e infarto al miocardio.
Cuando los ateromas afectan al cerebro, generan un accidente cerebrovascular. Si dificultan el flujo sanguíneo del resto del organismo, dan lugar a la arteriopatía periférica, que disminuye el flujo sanguíneo hacia las piernas y dolor al caminar (claudicación).
Los niveles altos de lípidos en la sangre generalmente no causan síntomas, pero, en aquellos casos en los que los valores son particularmente elevados, los lípidos se depositan en la piel y en los tendones, donde forman unos bultos denominados xantomas.
A veces, se forman anillos opacos blancos o grisáceos en el borde de la córnea. Cuando los valores de triglicéridos son excesivamente elevados, se produce hepatomegalia y esplenomegalia, además de una sensación de hormigueo o ardor en las manos y en los pies, dificultad respiratoria y confusión. Además, puede aumentar el riesgo de desarrollar pancreatitis y trastornos hepáticos.
Causas y tipos de dislipidemia
Existen factores que causan la dislipidemia, los que se clasifican de la siguiente manera:
- Primarios: Corresponden a causas genéticas predisponentes
- Secundarios: Debido al estilo de vida y otras causas
Estos factores pueden potenciarse si se presenta más de uno de ellos.
Las dislipidemias primarias se clasifican así:
Dislipidemia primaria (hereditaria)
En estos casos existen mutaciones genéticas que hacen que el organismo sintetice demasiado colesterol LDL o triglicéridos, o no sea capaz de eliminar estos lípidos. En ocasiones, hay genes defectuosos que ocasionan una producción insuficiente o remoción excesiva de colesterol HDL.
Como estas dislipidemias tienden a ser heredadas, aparecen en diferentes miembros de una misma familia.
Hiperlipidemia familiar combinada
En esta patología, las concentraciones de colesterol, de triglicéridos o de ambos pueden ser elevadas. Este trastorno afecta a alrededor del 1 % o el 2 % de la población. Si bien se manifiesta después de los 30 años de edad, puede ocurrir antes en caso de sobrepeso, de ingesta elevada de grasa o si se padece síndrome metabólico.
Disbetalipoproteinemia familiar
En este trastorno poco frecuente, los niveles de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), así como los de colesterol total y triglicéridos, son altos, debido a la acumulación en la sangre de un tipo poco común de colesterol VLDL.
Da lugar a ateroesclerosis precoz y grave, que, al llegar a la edad adulta, suele producir obstrucciones de las arterias coronarias y periféricas.
Hipercolesterolemia familiar
En esta patología, el nivel de colesterol total es alto, lo que se debe a un gen anómalo heredado de los progenitores. Puede causar muy rápidamente una ateroesclerosis progresiva y muerte prematura por arteriopatía coronaria.
Hipertrigliceridemia familiar
Este trastorno cursa con triglicéridos elevados y afecta a aproximadamente el 1 % de la población. En algunas familias, la ateroesclerosis puede desarrollarse en la juventud.
Hipoalfalipoproteinemia
Se caracteriza por una concentración baja de colesterol HDL, por lo que el organismo no puede eliminar las partículas lipídicas del torrente sanguíneo, por lo que, sin tratamiento, los niveles de triglicéridos suelen ascender a 1000 mg/dL.
Los síntomas comienzan durante la infancia.
Dislipidemia secundaria
La causa secundaria más importante de la dislipidemia es tener un estilo de vida sedentario, sumado a una ingesta excesiva de calorías, colesterol, grasas saturadas y trans.
Algunas otras causas secundarias frecuentes incluyen las siguientes:
- Diabetes mellitus descompensada
- Nefropatía crónica
- Hipotiroidismo
- Cirrosis biliar primaria
La administración de determinados fármacos, como estrógenos por vía oral, anticonceptivos orales, corticoesteroides, retinoides, diuréticos tiazídicos, ciclosporina, tacrolimús y medicamentos antivirales para tratar el VIH, pueden incrementar los niveles de colesterol o de triglicéridos.
Algunas personas son más sensibles que otras a los efectos de la alimentación, con una diferencia que está determinada principalmente por factores genéticos.
¿Cómo se diagnostica la hiperlipidemia?
Para diagnosticar la hiperlipidemia se miden las concentraciones de lípidos sanguíneos: colesterol total, colesterol de las LDL, colesterol de las HDL y triglicéridos (perfil lipídico), a través de un análisis de sangre después de un ayuno de 12 horas.
En niños y en adolescentes con factores de riesgo, se recomienda hacer un perfil lipídico en ayunas entre los 2 y los 8 años de edad. Cuando el nivel de lípidos en la sangre es muy alto, se realizan análisis especiales de sangre más específicos.
Aunque no existe un límite natural entre las concentraciones normales y anormales de lípidos, se habla de valores deseables en adultos:
Triglicéridos <150 mg/dl
Colesterol total <200 mg/dl
Colesterol LDL <100-130 mg/dl
Colesterol HDL >40 mg/dl
Tratamiento y supervisión
Se recomienda lo siguiente para tratar las dislipidemias:
- Adelgazar
- Realizar ejercicio físico con regularidad
- Disminuir las grasas saturadas en la alimentación
- Controlar las patologías crónicas predisponentes
- Dejar de fumar
- Ingerir fármacos hipolipemiantes
Habitualmente, se realizan análisis de sangre después de 2 o 3 meses de haber comenzado con el tratamiento para determinar si las concentraciones de lípidos sanguíneos están disminuyendo.
Una vez que estos valores bajan lo suficiente, se realizan análisis de sangre una o dos veces al año. Los médicos tratan de reducir los valores de lípidos sanguíneos en un porcentaje de entre un 30 % y un 50 %.
Debido a que algunos fármacos hipolipemiantes pueden ocasionar trastornos musculares y hepáticos, se realizan varios análisis de sangre cuando el paciente comienza la terapia farmacológica para tener un punto de referencia y poder hacer el seguimiento.
Con información de Manual MSD y Medica Sur.