¿Qué es la psicología inversa?
Las personas que tienen hijos seguramente están familiarizadas con la psicología inversa, ya que es un método que se usa para lograr que alguien haga lo que uno quiere, pero pidiéndole realizar lo contrario.
Te invitamos a conocer más sobre este tema y a saber si realmente funciona.
¿Qué es la psicología inversa?
De acuerdo con el diccionario de Cambridge, la psicología inversa es un método para tratar de lograr que alguien haga lo que quieres, pero solicitando lo contrario solo por el hecho de que no desea estar de acuerdo contigo.
La psicología inversa también puede definirse como una estrategia en la que, en lugar de comunicar tus deseos, los ocultas, y pides lo contrario para que la otra persona haga lo que tú realmente quieres.
¿Cómo funciona la psicología inversa?
Este método sí puede funcionar. En la psicología inversa, la persona hace lo contrario a lo que se le solicita gracias a la reactancia, fenómeno psicológico que nos lleva a tomar decisiones de forma irracional.
La reactancia es una reacción emocional en la que se rechazan las normas y las indicaciones provenientes de los demás porque son percibidas como una limitación a la libertad personal.
Por ello, cuando una persona siente que su libertad de elección está siendo amenazada, su respuesta natural y automática es hacer lo contrario a lo que le han pedido para así expresar su independencia personal.
¿Es efectiva en niños y adolescentes?
Debido a que los niños tienen un desarrollo cognitivo menos avanzado, es posible que en ellos funcione mejor esta estrategia, ya que no detectarán las pistas de lo que realmente desean los padres que ellos hagan.
En el caso de los adolescentes, también puede funcionar gracias a que, en esta etapa de la vida, los jóvenes se concentran en afirmar su independencia. Por este hecho, tendrán una fuerte necesidad de hacer lo contario a lo que se les exija.
Ejemplos de psicología inversa
Las ventas, la crianza y la educación son tal vez los ámbitos de la vida donde más se ha usado la psicología inversa. A continuación, te mostraremos algunos ejemplos:
Con los hijos
Cuando los hijos no quieren comer sus verduras, irse a dormir o limpiar su habitación, la psicología inversa puede ser un método que funcione perfectamente para ellos.
Así, los pequeños sentirán que sus padres no los controlan y que los dejan mantener su independencia. Por ejemplo: si un niño no quiere comer brócoli, al decirle que no puede ingerirlo, el alimento se volverá más atractivo para el niño, ya que así se siente libre de elegir.
En las ventas
En las ventas, esta estrategia se emplea comúnmente cuando el vendedor comienza su discurso ofreciendo un aparato muy eficiente, pero a la vez costoso.
Posteriormente, cuando la persona se niega a adquirirlo, ofrece otro aparato que hace casi lo mismo a un precio mucho menor. De esta forma, convence al receptor de que es justo lo que estaba necesitando.
En las escuelas
Los maestros también pueden verse beneficiados con este método si en lugar de imponer, les dicen a los alumnos que tal libro, actividad o lección es para un grado superior y que solo muy pocos logran completarlo y entenderlo. Así, los estudiantes estarán motivados para demostrar que el profesor se equivoca y, por esta razón, querrán leer el libro o hacer la lección.
Psicología inversa en el amor
Por supuesto que se puede hacer uso de la psicología inversa en el amor. Sin embargo, el problema de usarla en las relaciones interpersonales es que es una estrategia de manipulación.
Por este motivo, cuando se emplea de forma frecuente, podría resultar contraproducente, ya que estarás restando independencia y controlarás la toma de decisiones de tu pareja.
¿Usar o no usar la psicología inversa?
Usar la psicología inversa es fácil, pero para llevarla a la práctica se recomienda: exigir lo contrario a lo que se desea, argumentar que esta es la mejor opción y dar señales no verbales para respaldar que se desea tal cosa.
Usar o no esta estrategia es una decisión personal. Hay casos en los que se puede utilizar con éxito sin dañar a nadie.
No obstante, se debe considerar que esta estrategia no es una forma de comunicación auténtica que construya relaciones satisfactorias. Para lograrlas se debe compartir y expresar de forma directa quién eres y lo que necesitas.
La revista Psychology Today recomienda, en lugar de decirle a la persona qué hacer, que es mejor ofrecer las opciones y darles a entender que la elección es suya y que nadie puede obligarla a hacer algo que no desea.
Con información de BetterHelp, Cambridge Dictionay y Psychology Today.