Relacionan el trauma infantil con varias enfermedades de la adultez

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La infancia es una etapa especialmente intensa, en que aparece un abanico de nuevas experiencias, plena de aprendizajes y a la vez, posibilita que esta gran receptividad vuelva a los niños especialmente vulnerables a las influencias del medio.

Esta sumatoria de experiencias marcan de manera imborrable  el desarrollo que se da en las etapas posteriores de la vida, hasta llegar a la adultez.

El vínculo que los niños logran establecen con sus cuidadores por excelencia- los padres- es un pilar fundamental del desarrollo, que les permite crecer con seguridad y autonomía, puesto que en esta etapa tan delicada de la vida, aún no son capaces de defenderse, ni de comprender por qué existe la maldad y la tragedia, menos aún pueden manejarla o digerirla de manera apropiada.

Trauma infantil

Los sucesos traumáticos infantiles no sólo son aquellos acontecimientos que ponen en peligro la vida o la integridad de las personas, pues también se ha visto que el trauma infantil puede provenir de cualquier situación vivida en un momento dado y por la que la persona se siente sobrepasada, desbordada y sin saber cómo asimilar ni enfrentar esa experiencia, que de mantenerse en el tiempo se transforma en traumática.

Estas situaciones traumáticas ocasionan un «estrés precoz” que queda como una “herida”, que predispone a que en la edad adulta la persona tenga más riesgos de desarrollar algún tipo de patología mental- como depresión– o de índole física, donde se han establecido que muchos casos de enfermedades cardíacas y otras patologías están relacionadas con el abuso y otros daños físicos o psicológicos sufridos en etapas tempranas de la vida.

Durante al menos dos décadas, los investigadores han estado observando cómo el sufrimiento directo o el hecho de presenciar eventos traumáticos en la infancia afecta la probabilidad de padecer lesiones físicas o enfermedades más adelante en la vida. Las investigaciones indican que las experiencias estresantes pueden afectar la forma en que se desarrolla el cerebro y el cuerpo, además de predisponer al futuro adulto a las adicciones como el tabaquismo, el consumo de drogas y otros comportamientos autodestructivos.

Por parte de los funcionarios de salud pública, esta problemática ha recibido más atención en los últimos años, que ha pasado a que el trauma infantil y lo que se conoce como estrés tóxico se conviertan en una prioridad a abordar y tratar en conjunto con las autoridades sanitarias.

Informe del CDC

A fin de estimar el impacto de las experiencias infantiles que tienen efectos perjudiciales en la salud en la edad adulta, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos elaboraron un informe, que fue publicado el día martes recién pasado.

Si bien los CDC han participado en investigaciones anteriores sobre el tema, pero este reporte es el primero de la agencia que buscó dar un panorama sobre el impacto nacional del problema.

Los hallazgos del estudio se basan en cuestionarios obtenidos de aproximadamente 144,000 adultos en 25 estados de E.E.U.U., que se realizaron entre los años 2015, 2016 y 2017.

Las encuestas abordaron los problemas de salud sufridos por las personas, donde también se les preguntó sobre las experiencias traumáticas vividas en la infancia, como divorcio, abuso, violencia doméstica o el abuso de drogas por miembros de la familia, o de enfermedad mental de algún pariente. Esta encuesta no evaluó la gravedad de las experiencias, por lo que no está claro si algunos tipos de incidentes son más dañinos que otros.

Los CDC encontraron que:

  • Los adultos que experimentaron los eventos potencialmente más traumáticos tenían más probabilidades de fumar y beber en exceso.
  • Las mujeres, los individuos de raza negra,  los indios americanos y los nativos de Alaska tenían más probabilidades de experimentar cuatro o más tipos de traumas durante la infancia.
  • Prevenir tales eventos traumáticos podría reducir la cantidad de adultos con problemas de peso en un 2%, los con enfermedad coronaria en un 13% y la cifra de adultos con depresión en un 44%.

Si bien los funcionarios de salud reconocieron que este estudio no prueba que estas experiencias traumáticas sean las causantes directas de ciertas enfermedades, pues no pudieron descartar otros posibles factores, como el estrés causado por los problemas familiares  y/o financieros.

Pero lo que sí pudieron establecer es que el vínculo entre estas experiencias y las patologías es fuerte y está respaldado por muchos otros estudios, dijo Jim Mercy, quien supervisa los programas de prevención de violencia de los CDC, al manifestar: «Hay muchas pruebas que conectan estas cosas«, evidenciándose que mientras más situaciones dañinas sufra un niño, más probable es que su salud se vea resentida posteriormente.

Estrategias para abordar el trauma infantil

Los investigadores se enfocan cada vez más en desarrollar estrategias tendientes a reducir el impacto de lo que ahora se conoce como un vínculo bien establecido entre trauma infantil y enfermedades en la edad adulta, dijo la Dra. Dayna Long, investigadora del Hospital de Niños Benioff UCSF Oakland. Calificó  al informe de los CDC de «crítico«, porque agrega estimaciones importantes sobre el impacto potencial que podrían tener las medidas preventivas, puesto que «El trauma es realmente una crisis de salud pública que todos deben comenzar a abordar”.

Por su parte, los funcionarios de los CDC recomiendan programas tendientes a  detener tales incidentes o disminuir su impacto en la infancia. Mencionaron programas de tutorías, educación para padres y licencia familiar remunerada.