«Tolerancia cero»: daño psicológico irreparable en niños separados de sus padres

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Donald Trump, actual presidente de Estados Unidos (EE. UU.), ha dado mucho de qué hablar; ya sea por sus comentarios, decisiones, o acuerdos hechos hasta ahora. Bajo una política de “tolerancia cero” ante los migrantes, la autoridades estadounidenses encarcelan y enjuician a adultos por cruzar la frontera de EE. UU. de forma ilegal. Si llevan a niños con ellos, estos pequeños son separados y llevados a refugios temporales; en esos sitios personal de la Office of Refugees Resetlement se encarga de supervisarlos.

El departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. tiene registro de 2 mil 300 menores separados de sus padres entre abril y mayo de este año. Sin embargo, llama aún más la atención que, en promedio, los niños son retenidos por 57 días; en algunos casos, se reportan separaciones durante meses y padres deportados sin conocimiento de dónde quedaron sus hijos.

Aunque la secretaria de seguridad nacional, Kirstjen Nielsen, dijo que los niños están bien cuidados, con comida, educación y servicios de salud; la política ha causado indignación. La presión internacional ha logrado que se revoque esa medida; no obstante, el daño psicológico causado a los niños detenidos ya no tiene marcha atrás.

La política de tolerancia cero de Trump ha separado a niños de sus padres

Fuente: Pixabay

Un daño irreparable no es necesario

En la infancia, niñas y niños tienden a solventar sus situaciones de estrés emocional a través de sus padres o cuidadores adultos; separarlos de ellos tendrá un impacto e implicaciones negativas a largo plazo en sus sistemas inmunológicos.

Chandra Ghosh Ippen, codirectora del Child Trauma Research Program, del departamento de psiquiatría de la Universidad de San Francisco, dijo a la BBC que las únicas veces en que una niña o niño es separado de sus padres es cuando se encuentra en peligro inminente; de lo contrario, sólo se está causando un daño irreparable.
Es casi una garantía que el momento de la separación resultará traumático e inducirá pánico en las y los niños. Este pánico desencadenará una liberación elevada de hormonas de estrés, como el cortisol y la adrenalina; en consecuencia, provocará dolores de cabeza o problemas estomacales.

Si bien las y los niños más pequeños no generan una memoria mental de la situación, su sistema de estrés sí se mantiene activo; si la separación se prolonga durante un periodo significativo, sin duda tendrá un efecto biológico de desgaste.

Jack P. Shonkoff, del Centro para el desarrollo del niño de la Universidad de Harvard, asegura que, con el tiempo, los niños pueden dejar de llorar y el shock inicial se desvanezca; pero eso no significa que no están estresados. De hecho, el sistema de estrés continúa trabajando; de un estado de agitación pueden pasar a ansiedad profunda y depresión.

Efectos a largo plazo

Los daños que se puedan desencadenar en el futuro para los niños, dependerá de su edad y de la duración de la separación. Cuando son sólo unas horas, el niño o niña se repondrá en cuanto se reúna con sus padres; si, por el contrario, el lapso es mucho mayor, el sistema de alerta se mantendrá activo y comenzará a generar un desgaste biológico sobre las estructuras físicas del cerebro.

Uno de los desórdenes mentales que podrían desarrollar es el síndrome de ansiedad por separación. Este padecimiento permanecerá hasta la etapa adulta en al menos un tercio de los infantes que lo presenten.

Otras consecuencias a largo plazo son episodios de estrés postraumático, tendencias violentas; menor capacidad para hacer frente a sus conflictos emocionales; problemas de memoria; dificultad para establecer relaciones, desconfianza en los otros y una mayor tendencia a adicciones.

niña hondureña al momento de la detención migratoria

La imagen de esta niña hondureña al momento de la detención se ha vuelto viral; además se ha convertido en el estandarte en contra de las medidas migratorias de Estados Unidos. Fuente: CNN

Proyectos de intervención temprana

A inicios del 2000, el Proyecto de Intervención Temprana de Bucarest dio inicio; se trata de un estudio de largo plazo de 136 bebés y niños que crecieron en orfanatos. Tras 18 años de investigación, los científicos han observado patrones de actividad cerebral distintos en quienes estuvieron en cuidado institucional, comparados con niños que crecieron en familia.

De acuerdo con los investigadores, hay una reducción dramática de actividad cerebral en personas que fueron separadas de su padres muy jóvenes. Esta situación puede revertirse si durante los primeros dos años de vida encuentran buenos hogares; después de ese tiempo, el impacto cerebral, tanto en actividad eléctrica como en cantidad de materia gris, será difícil de reparar.

A partir de esas referencias e investigaciones, los científicos aseguran que el daño colateral en los niños puede ser irremediable; en especial porque se desconoce si, antes de la separación, estuvieron expuestos a episodios de mayor nivel traumático.

Por todos estos motivos, científicos de la American Psychological Association e investigadores a nivel internacional, solicitan que se comparta la información sobre el estado de salud mental de los niños; pero, sobre todo, que esa medida se detenga.