Rechazo y miedo, principales razones de mexicanos para evitar la vasectomía
Condones, DIU, parches, inyecciones y píldoras son sólo algunas de las palabras que pueden llegar a la menta cuando se habla de métodos anticonceptivos; sin embargo, muchos de ellos están dirigidos al público femenino.
Hay investigadores que piensan que, en parte, lo anterior sucede porque muchos mexicanos creen que cuidarse depende de la mujer; no obstante, además de las posibles enfermedades de transmisión sexual que una pareja puede contraer, la responsabilidad ante un embarazo (o del deseo de que no suceda) debe ser de ambas partes.
Uno de los métodos anticonceptivos masculinos más popular es la vasectomía; aunque no es el más recurrido.
Un ejemplo de lo anterior es la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Esta encuesta sólo recaba información sobre fecundidad en mujeres; incluso tiene un apartado dedicado a las mujeres que tienen relaciones con hombres que se han practicado la vasectomía, aunque no registra ninguna estadística de hombres que se la han realizado.
Según la Enadid, en 2014, 2.7% de las mujeres entre 15 y 49 años, eran “usuarias de la vasectomía”; y sólo el 48.6% se habían realizado la oclusión tubaria bilateral mejor conocida como ligadura de trompas. En otras palabras, casi la mitad de las mujeres encuestadas habían decidido y/o accedido a realizarse la operación; mientras que sólo tres de cada 100 mujeres tenía una pareja que había aceptado la vasectomía.
La razón probablemente tenga que ver con el machismo; pero también con el desconocimiento de lo que en realidad trata ese método.
María Luisa Marván Garduño, investigadora del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad Veracruzana, acota que las preferencias en los anticonceptivos siguen siendo comunes; aun cuando la vasectomía es una operación más sencilla, segura y menos invasiva.
Rechazo y miedo
Marván Garduño publicó los resultados de su investigación en la revista American Journal of Men’s Health. En su estudio se dio a la tarea de conocer algunas de las causas de la baja frecuencia de vasectomías en México.
La investigadores pidió a 115 hombres de Xalapa, Veracruz, mayores de 35 años, completar la frase:
“Si usted ya no deseara tener hijos y le sugirieran que se realizara la vasectomía, usted reaccionaría con…”
Los resultados arrojaron diferencias significativas según el nivel educativo. Los hombres con una educación básica terminada, respondieron que sentirían curiosidad y aceptación; contrario a aquellos con un nivel de educación bajo. A pesar de ello, en ambos casos se encontraron opiniones negativas de la vasectomía.
En otro de los estudios de María Luisa Marván, había hallado sentimientos de miedo ante la cirugía de la vasectomía; con notables diferencias también según el nivel educativo.
Así, entre el miedo y el rechazo, la vasectomía no se ve como una opción anticonceptiva para los hombres. En realidad, una de las más grandes preocupaciones del sexo masculino está relacionada con los efectos negativos en su vida sexual; lo cual, por cuestiones culturales, afectaría su hombría o “reputación como hombre”.
En los estudios realizados por Marván Garduño y su equipo, encontraron respuestas como que “la mujer fue hecha para tener hijos”; por eso, “ella debe cuidarse”.
“Es problema de la mujer”.
Los resultados muestran que se trata de una cultura aún con rasgos machistas. En esa sociedad, la mujer debe negociar desde una posición de desventaja su deseo de ser madre o no; así como de cuántos hijos desea. Por supuesto, esto no es sólo una cuestión mexicana; el mismo patrón se refleja en otras partes del mundo.
Orgasmos, pero sin hijos
La vasectomía es una operación por medio de la cual se cortan los conducto deferentes; estos conductos son los responsables de llevar los espermatozoides de los testículos a la uretra, donde son expulsados. La confusión se da cuando se piensa que el semen y los espermatozoides son lo mismo.
El semen es el fluido a través del cual viajan los espermatozoides; se produce en un lugar diferente: 60% se produce en las glándulas seminales, 30% en la próstata. Los espermatozoides y el semen se juntan hasta el momento de la eyaculación; no antes.
Cuando un hombre se ha realizado la vasectomía, lo que sucede que es se bloquea el conducto que reúne a los espermatozoides con otros fluidos; mas no altera la eyaculación.
De hecho, muchos de los que se han practicado la vasectomía no notan una diferencia real en el aspecto o consistencia del semen eyaculado. Dicha operación tampoco afecta la función hormonal; por lo tanto, la libido y el deseo sexual no son afectados.