Cuidar a prematuros en habitaciones unifamiliares previene la incidencia de sepsis
Los nacimientos prematuros son una de las principales complicaciones del embarazo. Se estima que, a nivel mundial, 14.9 millones de bebés nacen antes de las 37 semanas de gestación.
Según los médicos, cualquier parto antes del término de la gestación puede afectar el desarrollo del cerebro; esto, como consecuencia, puede desencadenar en un desarrollo neurocognitivo deficiente.
Cuando un bebé es prematuro, por lo general, pasa sus primeros meses en unidades de cuidados intensivos neonatales. Las enfermeras son las encargadas de la atención de rutina y los padres pueden estar con sus hijos en la mayoría de las unidades.
El problema es que, aun con los cuidados, los factores ambientales desfavorables, como la estimulación excesiva del ruido y las luces; la separación de los padres; y las infecciones, pueden poner en peligro la supervivencia y el correcto desarrollo de los bebés.
Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Amsterdam y la Vrije Universiteit y publicado en la revista The Lancet Child & Adolescent Health indica que cuidar a bebés prematuros en unidades unifamiliares parece reducir la incidencia de sepsis. Asimismo, las probabilidades de mejorar las tasas de lactancia materna aumentan en comparación con las habitaciones neonatales tradicionales.
De acuerdo con los autores, estos hallazgos respaldan la tendencia a la construcción de cuartos para familias en unidades neonatales.
Lo anterior, como una medida contra la sepsis, la cual afecta a alrededor de una cuarta parte de los bebés nacidos prematuramente. Además, es una manera de establecer la lactancia durante la permanencia en el hospital.
Los expertos basaron su análisis en la revisión sistemática de los estudios realizados en países desarrollados.
Estas investigaciones previas examinaron los resultados clínicos de los recién nacidos prematuros atendidos en unidades de habitaciones unifamiliares, en comparación con bebés de unidades de bahía abierta.
El seguimiento se hizo en reportes de 2004 a 2018. Los documentos analizados pertenecían a 13 poblaciones en 25 artículos. La cantidad de bebés incluidos fue de 4 mil 793. La información sobre el desarrollo neurológico estaba disponible para tres poblaciones, un total de 680 lactantes.
Las evaluaciones incluyeron: desarrollo cognitivo, motor, y lenguaje, mediante pruebas estandarizadas de desarrollo infantil a la edad corregida de 18 y 24 meses.
En los análisis, se encontró que el desarrollo neurológico a la edad corregida no fue significativamente diferente entre bebés atendidos en una unidad unifamiliar y los de habitaciones de bahía abierta.
En cuanto a la sepsis, el riesgo disminuyó hasta en 37% en quienes permanecieron en unidades unifamiliares.
Nueve casos arrojaron luz sobre los beneficios de la lactancia materna:
Una vez dados de alta, los bebés de habitaciones unifamiliares tuvieron 31% más probabilidades de ser amamantados.
En cuanto a la estancia en el hospital no hubo diferencia en tasas de crecimiento, displasia broncopulmonar, retinopatía, hemorragia intraventricular, o mortalidad.
Cabe mencionar que las evaluaciones se realizaron hasta los 2 años de edad de los bebés; aunque los especialistas aclararon que la precisión de detectar de forma temprana casos de déficit cognitivo es baja.
Los déficits neurocognitivos requieren estudios de seguimiento más largo debido a que suelen tardar más en desarrollarse.
A pesar de lo anterior, estos hallazgos no son del todo determinantes; pues en los casos de bebés extremadamente prematuros —menores de 28 semanas de gestación—, no hubo mejoría en los resultados de desarrollo neurológico a los 18 y 24 meses.
De igual manera, los investigadores advirtieron que el efecto real de las habitaciones unifamiliares a largo plazo aún no es claro.
Señalaron también que se trató de un ensayo aleatorio y tiene aún varias limitaciones: artículos de evaluaciones a la misma población; restricción de acceso a datos individuales; sesgo de selección; y la inclusión de pacientes que tuvieron una presencia de sus padres alta durante su estancia en el hospital.
Aun con esas limitaciones, estos resultados apoyan la creación de ese tipo de espacios para reducir y evitar casos de sepsis; así como para apoyar la lactancia materna. Se trata, indican los investigadores, de conclusiones que deben ser considerados por los responsables del sector salud.