Nimesulida, fármaco que causa daño hepático

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La nimesulida es un fármaco indicado para aliviar la inflamación, dolor y fiebre producidos por infecciones en las vías respiratorias. Sin embargo, en años recientes, las autoridades sanitarias han suspendido su comercialización debido al impacto que tiene en la salud del hígado.

De acuerdo con el portal de la Facultad de Medicina (FacMEd), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), este analgésico se prescribe también para las siguientes afecciones:

  • dismenorrea primaria
  • inflamación
  • reumatismo
  • esguinces
  • torceduras
  • fracturas
  • artritis reumatoide
  • osteoartritis
  • bursitis

En algunos casos, la nimesulida se utiliza en intervenciones quirúrgicas, tromboflebitis y desórdenes ginecológicos. Asimismo, tiene propiedades antipiréticas. Se absorbe bien por vía oral.

La FacMed señala que este medicamento está contraindicado para las personas con hipersensibilidad al ácido acetilsalicílico o antinflamatorios no esteroides. Tampoco debe administrarse a personas con hemorragia gastrointestinal o úlceras gastroduodenales, pacientes con insuficiencia cardíaca, renal, hepática, citopenia o hipertensión arterial severa.

Contra el dolor, pero con efectos dañinos

A pesar de demostrar eficacia analgésica y antinflamatoria, la nimesulida ha sido objeto de discusión reciente por su asociación con daños al hígado.

Las advertencias se dieron el 30 de mayo de 2019, cuando la Dirección Ejecutiva de Farmacopea y Farmacovigilancia (DEFFV) informó sobre los riesgos del consumo de este medicamento en México. La institución indicó que la nimesulida se relaciona con trastornos hepáticos graves, razón por la cual suspendió su venta.

La Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), por su parte, emitió varias recomendaciones, entre las que se encontraron:

  • Solicitar al personal médico no prescribir medicamentos con nimesulida y considerar otras alternativas terapéuticas.
  • Reportar a la COFEPRIS cualquier reacción adversa por el uso de la nimesulida.
  • Consultar a profesionales médicos sobre ese tratamiento y sus opciones.

Las autoridades, aunado a las recomendaciones anteriores, sugirieron evitar su uso en el embarazo y en la lactancia, a pesar de que las investigaciones experimentales con nimesulida no han mostrado toxicidad durante la gestación.

Más advertencias

La alerta sobre hepatotoxicidad por nimesulida de 2019 en México no fue la primera. En 2012, la COFEPRIS ya había comunicado la suspensión del medicamento y su distribución para uso pediátrico por posibles daños en la salud de los niños.

Dichas advertencias tampoco fueron únicas en México: tanto el Instituto de Salud Pública de Chile como el Ministerio de Salud de Perú suspendieron la distribución del medicamento por la misma razón.

La historia de la nimesulida y los daños en el hígado tienen casi veinte años. Según un artículo publicado en el portal Researchgate, los primeros cinco casos de hepatitis asociada a nimesulida se publicaron en Montevideo, Uruguay.

Los registros indican que las afectadas fueron mujeres de entre 32 y 80 años de edad. Dos de ellas fallecieron por hepatitis fulminante. En otras dos, el tratamiento con nimesulida fue menor a un mes. La recuperación de las mujeres sobrevivientes se dio entre 20 y 30 días después de la suspensión de su tratamiento con nimesulida.

Es importante destacar que, desde 1999, existe una discusión sobre los efectos adversos del medicamento, lo cual se puede constatar en publicaciones de la revista The Lancet y en el portal E-drug.

En febrero de 2000, fabricantes de nimesulida en España advirtieron el potencial daño hepático y sus contraindicaciones para menores de 12 años. Ese mismo año, en la revista de Gastroenterología y Hepatología, se publicó el estudio sobre un caso de hepatitis tóxica en un paciente sin antecedentes de enfermedad hepática. Dicho malestar se desencadenó tras la toma de nimesulida.

De acuerdo con los especialistas, el tipo de alteración bioquímica fue mixto con predominio de la colestasis; es decir, la reducción u obstrucción del flujo de bilis.

Tras suspender el fármaco, indicaron los investigadores, la evolución del paciente fue favorable. Según la Fundación FEMEBA, de Argentina, en los países latinoamericanos, las medidas regulatorias sobre este fármaco varían entre naciones, por lo cual no existe uniformidad en cuanto a las restricciones para disminuir el riesgo de hepatotoxicidad.

Por su parte, no hay registro de aprobación por la Food and Drugs Administration (FDA) de Estados Unidos ni por las autoridades sanitarias de Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

Quienes sí aprobaron la comercialización fueron España y Francia, pero después, en 2002, la suspendieron, porque se encontró evidencia de que provocaba un mayor riesgo de lesiones hepáticas que otros antinflamatorios no esteroides (AINE).

Reacción idiosincrásica

Tras las investigaciones sobre los efectos de la nimesulida, varios especialistas sugirieron que el mecanismo por el cual se produce el daño hepático en los pacientes se debe a una reacción de tipo idiosincrásica. Es decir:

  • Reacción de hipersensibilidad mediada por el sistema inmune, como erupciones cutáneas o síntomas sistémicos graves.
  • Reacciones por susceptibilidad individual, pero no inmunológica; producción anómala o desintoxicación de metabolitos citotóxicos.
  • El medicamento interactúa con un sistema para el que no estaba dirigido.

En términos más sencillos, la nimesulida se degrada en el hígado como varios metabolitos, los cuales salen por la orina y por las heces. No obstante, en pacientes susceptibles, induce a la aparición de metabolitos hepatotóxicos.

Esos desórdenes pueden provocar el desarrollo de colestasis y, como resultado, inducir a la acumulación de metabolitos tóxicos e incrementar la susceptibilidad para el desarrollo de lesiones hepáticas.

Químicos dañinos

El hígado es un órgano encargado de filtrar sustancias tóxicas como alcohol o medicamentos. También colabora con el bazo para retirar los glóbulos rojos viejos o dañados de la sangre.

Este órgano se encarga, además, de la producción de la bilis, una sustancia que se libera al intestino para ayudar en la absorción y en la digestión de grasas. Produce factores de coagulación fundamentales para formar coágulos que detienen el sangrado y procesa y conserva las vitaminas, minerales, proteínas, grasas y glucosa.

El hígado puede ser afectado por numerosos procesos inflamatorios como infecciones víricas, toxicidad por fármacos y metabolitos; por metabolopatías, procesos autoinmunes y efectos genéticos.

A lo largo de los últimos años, se ha sugerido que las reacciones adversas a fármacos son responsables de lesiones hepáticas, también conocidas como hepatotoxicidad.

El daño es funcional o anatómico porque llegan más toxinas de las que este órgano puede tratar. Como consecuencia, pierde la capacidad de funcionar correctamente y de filtrar las sustancias tóxicas del cuerpo.

Lo anterior implica que no podrá metabolizar de forma adecuada nutrientes y fármacos para que lleguen correctamente a otros órganos a través del torrente sanguíneo.

En los estudios mostrados por la DEFFV, en 2019, se demostró que la nimesulida es capaz de provocar hepatotoxicidad con reacciones aún impredecibles.

En términos médicos, la hepatotoxicidad provoca reacciones adversas que aumentan el alanino aminotransferasa hasta el doble, incrementan la bilirrubina y produce más aspartato aminotransferasa y fosfatas alcalinas. Estos químicos en altas cantidades dañan al hígado.

¿Cuáles son los síntomas?

La forma de manifestación de la hepatotoxicidad dependerá del tratamiento con antinflamatorios; puede ir desde una mínima elevación de enzimas hepáticas hasta una grave afectación hepatocelular.

Los casos de daño hepático causado por nimesulida que han sido descritos en la bibliografía son similares entre sí con el caso presentado en la revista Gastroenterología y Hepatología en el 2000: se presenta ictericia (piel y ojos amarillentos) acompañada de prurito (picor) y dolor en el hipocondrio derecho.

Los modelos de lesión hepática más frecuentes asociados a la administración de AINE se caracterizan por necrosis hepatocelular o hepatitis colestásica pura.

Según los registros, la dosis oral de nimesulida que tomaron los pacientes con hepatotoxicidad fue de 200 miligramos cada 24 horas. El tiempo transcurrido entre la toma del fármaco y la aparición de los síntomas osciló entre 3 y 15 semanas. La edad media de los casos fue de 62 años.

Medidas más recientes

Para 2009, Argentina había suspendido la comercialización en todas las especialidades médicas. En Brasil, México y Colombia contraindicaron su uso en menores de 12 años y emitieron recomendaciones en la población adulta en los años 2005, 2012 y 2013, respectivamente.

En 2012, el Comité Francés de farmacoeconomía dio de baja medicamentos que contenían nimesulida con la intención de reducir el número de prescripciones. Como resultado, a finales de 2013, las compañías farmacéuticas suspendieron la venta del medicamento.

En Finlandia, también se suspendió la comercialización del fármaco. En Portugal e Italia solo se limitó para prescripciones de 7 a 15 días para tratar dolores agudos o dismenorrea.

Si bien la nimesulida ha demostrado ser eficaz en comparación con otros AINEs, también se ha comprobado un mayor riesgo de provocar daños al hígado.

Además, todavía no existen estudios suficientes y contundentes para determinar su seguridad a largo plazo.

Lamentablemente, tampoco hay un tratamiento para el daño del hígado una vez que se produce; sin embargo, la suspensión del medicamento y la atención oportuna son las mejores opciones.

Si existen sospechas de hepatotoxicidad, se debe acudir de inmediato a un médico y solicitar análisis de sangre para determinar la causa del problema.

Asimismo, se invita a personal médico a usar otro tipo de tratamiento y a reportar las reacciones adversas por medicamentos a las autoridades sanitarias, de modo que se puedan contrarrestar los efectos negativos de fármacos como la nimesulida.