Latidos del corazón modifican nuestra percepción sensorial

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Una nueva investigación ayuda a explicar cómo la sensibilidad a los estímulos sensoriales varía con el funcionamiento del corazón. Los latidos cardíacos modifican nuestra percepción sensorial, según un estudio que correlacionó la onda cerebral P300 con los estados de conciencia y con el tipo de estímulos.

La actividad del cerebro y del corazón está íntimamente conectada, pues se comunican constantemente. Por ejemplo, cuando nos encontramos con una situación peligrosa, emocionante o aterradora, las señales del cerebro aseguran que el corazón entre en taquicardia. Al contrario, cuando nos relajamos, el corazón late más lentamente. De manera opuesta, la frecuencia cardíaca también afecta al cerebro, pero los mecanismos no están claros. 

Descargas eléctricas leves

Investigadores del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas, Leipzig, y la Escuela de Mente y Cerebro de Berlín, ambos en Alemania, se propusieron investigar la relación existente entre la percepción sensorial y el estímulo cardíaco según los individuos. Sus hallazgos aparecen en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America.

El equipo reclutó a 37 voluntarios y llevaron a cabo un total de 960 experimentos. En 800 de estos, le aplicaron un estímulo consistente en una muy leve descarga eléctrica en el dedo medio o índice de la mano izquierda. Los voluntarios indicaron cuándo lo detectaron y en qué dedo lo sintieron. Los científicos les indicaron a los participantes que cada test contenía un estímulo. Pero en los 160 ensayos posteriores no había tal descarga.

En cada testeo, los investigadores registraron la actividad eléctrica del cerebro a través de un elecroencefalograma (EEG) y realizaron un electrocardiograma (ECG) para la actividad eléctrica del corazón.

Onda P300

Estos mismos científicos habían realizado investigaciones previas, donde descubrieron que durante la sístole, cuando el corazón se contrae y bombea sangre para irrigar el cuerpo, las personas tienen menor capacidad de detectar y de localizar una descarga eléctrica débil que durante la diástole, cuando el corazón se llena de sangre.

Esto llevó a descubrir que la fase del latido cardíaco puede cambiar la percepción consciente. El equipo relacionó este cambio de sensibilidad con la onda P300, que se asocia con el estado de conciencia.

El primer mecanismo que parecería ser responsable del efecto del corazón sobre la percepción de nuestros sentidos es P300, que indicaría la medida en la que un estímulo sensorial es «sorprendente». La onda es mayor cuando el estímulo es inesperado, lo que favorece la atención consciente.

Los investigadores observaron que la onda P300 cayó notablemente durante la sístole. Esto puede deberse a que el pulso que se extiende por todo el cuerpo y que eleva la tensión arterial se produce cuando el corazón se contrae en respuesta a un estímulo predecible, que no requiere atención consciente.

Además, esta reducción de la P300 en el cerebro durante la sístole parece tener el efecto secundario de disminuir nuestra sensibilidad a los estímulos sensoriales cuando coinciden con la onda.

Atención externa o interna

El hecho de cómo los latidos cardíacos modifican nuestra percepción sensorial también se explica por el segundo mecanismo, que conecta el corazón con los órganos de los sentidos. Esto parece depender de si el foco de nuestra atención es interno o externo.

Los potenciales evocados corresponden a una técnica diagnóstica, utilizada para estudiar las vías nerviosas aferentes (desde los órganos hacia el cerebro). En este caso estudiado, el potencial evocado por los latidos del corazón (HEP) refleja cuán conscientes de nuestros latidos estamos en un determinado momento.

Los investigadores descubrieron que cuando el HEP de los voluntarios era de una amplitud más alta, la capacidad cerebral de detectar y de localizar las descargas eléctricas era inferior.

El cerebro es capaz de cambiar la atención consciente entre sensaciones internas, como la respiración o los latidos del corazón, y las sensaciones externas. Sin embargo, no podemos concentrarnos en ambas de manera simultánea.

Esta investigación también puede tener utilidad para la atención médica. Se sabe que después de un ataque cardíaco o de un accidente cerebrovascular la comunicación bidireccional normal entre el corazón y el cerebro puede verse afectada. Como explica el autor Arno Villringer: «Los nuevos resultados podrían ayudar a explicar por qué los pacientes después de un accidente cerebrovascular, a menudo, sufren problemas cardíacos y por qué los pacientes con enfermedades cardíacas tienen una función cognitiva deteriorada».