Fármacos para la ansiedad que generan dependencia
La ansiedad es una sensación que aparece en situaciones de alerta o cuidado; también es un mecanismo de defensa. Cuando una etapa de intranquilidad ha sido superada, esa sensación desaparece. Sin embargo, para millones de personas, la ansiedad se ha convertido en un trastorno cotidiano que empeora con el tiempo; es decir, este desorden anula y paraliza las reacciones del cuerpo, y resta calidad de vida.
Algunos de los síntomas de la ansiedad son dolores en el pecho, pesadillas y sensación de fallas en la respiración.
En casos más graves, puede presentarse un miedo inexplicable que impide la convivencia del individuo con el mundo exterior.
La ansiedad también puede ser parte de trastornos de pánico, obsesivo compulsivo; estrés postraumático, y fobias. De igual manera, la dependencia al alcohol y la depresión están vinculadas a este padecimiento.
El tratamiento depende del tipo de ansiedad y de las preferencias de cada persona. En muchos de los casos, se combinan diferentes terapias con medicación.
Tratamientos personalizados
Algunos médicos recomiendan ejercicios y técnicas en casos menos severos de ansiedad.
Manejo de estrés
Controlar el estrés aminora el desencadenamiento de ansiedad. Los especialistas recomiendan enfocarse en una cosa a la vez; organizar las actividades y tareas; así como delimitar tiempos para obligaciones personales y profesionales.
Técnicas de relajación
Existen medidas que ayudan a reducir los síntomas de ansiedad como ejercicios de respiración controlada y profunda; baños largos; meditación, yoga; y descanso en la oscuridad.
Reemplazar pensamientos negativos con positivos
La escritura es una buena terapia; en especial cuando se trata de dar un giro positivo a lo que atormenta la mente. Hacerlo ayuda a reducir los síntomas de ansiedad.
Red de soporte
Contar con personas empáticas con trastorno, amigos o familiares con quienes sea posible desahogarse y sentir apoyo, es una de las mejores formas de mitigar la ansiedad.
Ejercicio
Una vida activa ayuda a mejorar la respiración y provoca que los químicos del cerebro estimulen las emociones positivas; como resultado, los signos de ansiedad se reducen.
Terapias y consejerías
Las citas constantes con psicólogos permiten identificar patrones de ansiedad; de esta manera, se encuentran los tratamientos más adecuados.
La terapia de comportamiento cognitivo es una forma común para tratar la ansiedad; a través de ella se identifican los patrones de pensamiento dañinos que desencadenan los pensamientos negativos; además, se modifica la escala e intensidad de reacciones a agentes estresores.
La medicación y sus riesgos
La ansiedad como mecanismo de defensa provoca cambios psicológicos, fisiológicos y conductuales. Se manifiesta a nivel del sistema nervioso. Si bien existen casos de ansiedad que se pueden manejar con terapia psicológica y ejercicios, hay otros en los que la severidad del trastorno obliga a usar fármacos.
Las medicinas para la ansiedad controlan algunos de los síntomas físicos y mentales. Entre ellas se encuentran:
1. Tricíclicos
Se utiliza en especial para tratar trastornos obsesivos compulsivos; pero funcionan bien para relajar el sistema nervioso en casos de ansiedad. Son conocidas por sus efectos secundarios como somnolencia, mareos y aumento de peso.
Dos ejemplos de tricíclicos son la imipramina y la clomipramina.
2. Antidepresivos
Los inhibidores de la recaptación de serotonina son una opción usual para tratar ansiedad; tienen menos efectos secundarios, aunque pueden causar náuseas y disfunción sexual.
La fluoxetina, paroxetina y citalopram son algunos tipos de antidepresivos.
3. Ansiolíticos
Estos fármacos producen un efecto de tranquilidad en minutos; asimismo, disminuyen la intensidad y frecuencia de episodios de ansiedad.
El problema con estos medicamentos es que pueden provocar dependencia. Adicionalmente, causan somnolencia; alteraciones de la memoria, en la atención y concentración. Dentro de este grupo se encuentran las benzodiacepinas.
El diazepam, valium y lorazepam son los más comunes.
Ahora bien, los ansiolíticos fueron desarrollados para actuar de manera rápida sobre el sistema nervioso central; su objetivo es relajarlo. De hecho, se utilizan también para trata el síndrome de abstinencia de alcohol y ciertas drogas. No obstante, debido a la sensación inmediata de placer; generan dependencia y adicción; sobre todo en quienes el efecto es poco duradero. Por ello, sólo se venden con prescripción de un neurólogo o psiquiatra.
El seguimiento de un médico especialista, aunado al trabajo personal para controlar la ansiedad, evitan la adicción a los ansiolíticos. Con ese esfuerzo conjunto, es posible finalizar el tratamiento farmacológico sin síntomas de abstinencia o dependencia.