Un análisis de sangre podría predecir el Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer es el tipo más común de demencia y representa del 60 al 80% de los casos de esta patología en Estados Unidos. En el 2013, a unos 6,8 millones de estadounidenses se les diagnosticó demencia, de los cuales, 5 millones padecían de Alzheimer. Para el 2050, se espera un panorama nada alentador, pues se calcula que este número se duplicará.
En México, se tiene un registro de 800 mil personas con esta patología, y se estima que la cifra aumentará exponencialmente con el transcurso de los años.
Si bien esta patología afecta principalmente a personas de 65 años o más, existen formas más raras de presentación más temprana, pues alrededor de 1 de cada 20 personas que desarrollan la enfermedad tendrán síntomas antes de los 65 años.
Dentro de las causas más comunes de las formas de inicio temprano de la enfermedad de Alzheimer son las mutaciones genéticas, transmitidas de padres a hijos, como en la forma rara llamada enfermedad de Alzheimer hereditaria (DIAD, por sus siglas en inglés) o enfermedad de Alzheimer autosómica dominante. Se ha determinado que la DIAD surge de una mutación en uno o más de tres genes: PSEN1 , PSEN2 o APP .
Las personas con DIAD generalmente experimentan pérdida de memoria y otros síntomas de demencia en edades tempranas, entre los 30, 40 y 50 años.
Si bien los mecanismos fisiopatológicos exactos de este trastorno siguen siendo desconocidos, se asocia con la formación y acumulación de ciertas proteínas anómalas, que afectan de manera directa la neurofisiología neuronal , dado que los exámenes postmortem de los cerebros de las personas con Alzheimer han evidenciado tres características bioquímicas-fisiopatológicas principales que le son propias: placas de proteína beta-amiloide, marañas de proteína tau y pérdida de conexiones sinápticas entre las células cerebrales.
El diagnóstico precoz o inclusive “adelantado” de esta patología en personas aún asintomáticas, sería de gran utilidad, para mejorar y optimizar las condiciones de tratamiento, como se ha estado investigando en este último tiempo, para encontrar un biomarcador específico que dé cuenta del daño neurológico en curso.
Biomarcadores y daño neurológico
Desde hace un tiempo se conoce la existencia de una proteína de cadena ligera de los neurofilamentos (NfL), que normalmente está presente en el interior de las neuronas, formando parte de su esqueleto interno. Pero cuando estas células experimentan daño y/o muerte, esta proteína intracelular llega al líquido cefalorraquídeo (LCR) circundante y de ahí filtra hacia el torrente sanguíneo, donde se puede tomar una muestra de sangre y ser medida.
Existen varias patologías que cursan con daño neurológico que pueden causar que las neuronas pierdan NfL, como en la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Huntington y la demencia con cuerpos de Lewy, así como en pacientes con esclerosis múltiple, durante las crisis de la enfermedad.
La NfL sanguínea también ve incrementados sus niveles en jugadores de fútbol, inmediatamente después de que han sufrido un golpe en la cabeza o en personas que han padecido algún tipo de trauma neurológico.
NfL en el Alzheimer heredable
La medición de los niveles de NfL es el procedimiento que evaluó un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Washington University en St. Louis y el Centro Alemán para Enfermedades Neurodegenerativas en Tübingen, Alemania, al realizar determinaciones de la proteína NFL en una prueba de sangre- a través de la tecnología de inmunoensayo ultrasensible– para diagnosticar una forma rara de enfermedad de Alzheimer heredable.
Estos hallazgos fueron publicados en la revista Nature Medicine , donde los autores informan cómo demostraron que los niveles de la NFL en el LCR se correlacionan con los niveles en sangre y «están elevados en las etapas de pre-sintomáticos de la enfermedad de Alzheimer familiar.»
En palabras de la coautora autora del estudio- Stephanie A. Schultz- estudiante graduada de la Washington University: «Esto podría ser un buen biomarcador preclínico para identificar a aquellos que desarrollarán síntomas clínicos«.
Los datos empleados en el estudio provenían de la Red de Alzheimer de Herencia Dominante (DIAN), que es un consorcio internacional que investiga las causas de esta patología y que lidera la Washington University.
Los investigadores decidieron estudiar a las personas con DIAD porque la aparición más temprana de la enfermedad otorga un período de tiempo más prolongado durante el cual se pueden investigar los cambios neuropatológicos antes de que aparezca la sintomatología.
El análisis incluyó datos de más de 400 personas pertenecientes a la red DIAN, de las que 247 eran portadoras de una mutación genética y 162 de sus parientes consanguíneos que no portaban esta mutación.
Todos los participantes reunían características comunes: habían asistido a una clínica de la DIAN, se les había tomado una muestra de sangre; habían completado las pruebas cognitivas de memoria y habilidades de pensamiento y habían sido sometidos a una exploración cerebral. Además, alrededor del 50% de ellos había visitado las clínicas de manera repetida, con hasta 3 años de diferencia entre cada control.
El resultado de las muestras de sangre de la primera visita mostró niveles más elevados de NfL en los portadores de la mutación genética. Además, este grupo de estudio mostró que los niveles de NfL aumentaban con el tiempo, a través de las sucesivas mediciones.
Por el contrario, los sujetos que no portaban una mutación genética relacionada con esta forma de Alzheimer, no mostraron este patrón, ya que sus niveles de NfL fueron más bajos y se mantuvieron muy estables con el transcurso del tiempo.
El equipo detectó el aumento en los niveles de NfL unos 16 años antes de la aparición de los síntomas, como comenta Schultz: «16 años antes de que aparezcan los síntomas es realmente muy temprano en el proceso de la enfermedad, pero incluso entonces pudimos ver diferencias«.
Los resultados de las exploraciones cerebrales guardaron relación con los cambios en los niveles de NfL sanguíneos. Además, la tasa de aumento de la proteína coincidía con la tasa de adelgazamiento y contracción en el cerebro precúneo, que tiene un papel en la memoria, por lo que los niveles de NfL también eran predictivos de la disminución de la memoria y las habilidades de pensamiento en las pruebas de cognición.
Utilidad diagnóstica
Los científicos sugieren que este método cuantitativo podría convertirse en una forma eficaz, rápida y económica para analizar, además del Alzheimer- otras afecciones que involucran daño neurológico, como una lesión cerebral traumática , esclerosis múltiple y accidente cerebrovascular (ACV) .
Por ahora, los investigadores deben estandarizar el método para que sea utilizable por los médicos como herramienta diagnóstica, para lo cual deben centrarse en definir cuáles son los incrementos en los niveles de NfL indicativos de patología, para posicionarse como un nuevo biomarcador apicable en casos de traumas cerebrales y enfermedades neurodegenerativas.
En las prometedoras palabras del autor del estudio, Brian Gordon, profesor asistente de radiología en la Washington University: «Se trata de un examen que sería fácil de incorporar en una prueba de detección en una clínica de neurología«.