Osteoporosis: prometedor descubrimiento aumentaría la densidad ósea del 800%
La osteoporosis es un padecimiento que ocasiona el gradual debilitamiento óseo, ya que los huesos se vuelven porosos a causa de pérdida de masa ósea y la consiguiente afectación de la microarquitectura del esqueleto.
Esta patología afecta mayormente a las mujeres -en una relación de cinco por cada tres hombres- especialmente a partir de la menopausia y la probabilidad de padecerla incrementa con la edad del individuo.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la osteoporosis afecta a casi 1 de cada 4 mujeres de 65 años o más en los Estados Unidos.
El desarrollo de fracturas es el principal riesgo asociado con la osteoporosis, cuya incidencia es determinante en el deterioro la calidad de vida y mortalidad de los afectados. Se ha calculado que hasta el 90% de las fracturas de columna y cadera son secundarias a esta patología.
En cuanto a América Latina, la osteoporosis y su asociación con las fracturas también está en aumento, donde se estima que su número se duplicará a causa de esta patología en el 2050. A nivel local, se estima que es la causante del 20% de los casos de fractura de cadera en mujeres mexicanas.
Osteoporosis y estrógenos
Dentro de los mecanismos implicados en la síntesis y regeneración ósea, la hormona esteroidea estrógeno desempeña un papel crucial, pues se ha observado que tanto en roedores machos y hembras, el 17β-estradiol (E2) circulante estimula la formación de hueso a través del receptor celular de estrógeno alfa (ERα), por lo que la administración continua de E2 produce incrementos significativos en la masa ósea.
La hormona también cumple funciones no muy conocidas a nivel cerebral, donde la señalización central de estrógeno parece tener un impacto negativo en el metabolismo óseo femenino, como lo sugiere el escaso aumento de la masa ósea tras la pérdida en el cerebro del receptor ERα.
Los efectos del estrógeno en el cerebro
Con la finalidad de aprender más sobre los efectos del estrógeno en el cerebro, un grupo de científicos pertenecientes a las de la Universidades de California en San Francisco y Los Ángeles realizaron una serie de estudios, publicados en la revista Nature Communications.
Dirigidos por la autora principal del estudio, Holly Ingraham, los investigadores evaluaban cómo la actividad de los estrógenos en el cerebro altera el metabolismo en las diferentes etapas de la vida, especialmente a través de la observación de la función de las neuronas estrógeno-sensibles ubicadas en el hipotálamo, estructura encargada de conectar los sistemas nervioso y endocrino.
Los científicos bloquearon los efectos del estrógeno al eliminar los receptores ERα ubicados en el hipotálamo de los animales, tras lo cual éstos aumentaron de peso y se volvieron menos activos.
Al comienzo, el equipo asumió que el peso adicional era explicable por la ganancia de tejido adiposo y muscular. Sin embargo, encontraron con gran sorpresa que este incremento se debía al aumento de la masa ósea, que en algunos animales había sido de un 800%. Además, estos huesos eran notablemente fuertes.
Explicación y posible aplicación
Con respecto a los actuales conocimientos y posibilidades que abre este hallazgo, Ingraham manifiesta:
«Nuestra comprensión actual de cómo el cuerpo controla el crecimiento de los huesos no puede explicar esto. Es posible que hayamos descubierto un camino completamente nuevo que podría usarse para mejorar la fortaleza ósea en mujeres mayores y otras con huesos frágiles«.
Al realizar el seguimiento, el equipo se focalizó en el núcleo arqueado, una región del hipotálamo que parecía estar implicada en este impactante efecto en el hueso. Dado que la eliminación de los receptores de estrógeno en esta región causó el crecimiento óseo, los científicos creen que, normalmente, estas células desvían la energía y los recursos del crecimiento óseo para utilizarlos en otras partes del cuerpo.
Cabe destacar que este hallazgo se evidenció solo en ratones hembras, que en palabras de Ingraham:
«La mayoría de los neurocientíficos limitan los estudios a ratones machos, y pocos estudian los estrógenos, lo que puede explicar por qué esto nunca se había visto antes. Siempre me ha interesado la forma en que las hormonas sexuales hacen que los cerebros masculino y femenino sean diferentes, y este es un ejemplo realmente maravilloso de lo dramáticas que pueden ser esas diferencias«.
Al continuar la evaluación de los roedores, para comprender cómo cambiaba la densidad ósea durante su ciclo vital, vieron que esta calidad ósea se mantenía aún durante la vejez.
Para ampliar el estudio, los científicos eliminaron los receptores de estrógeno en un modelo de ratón con osteoporosis que habían perdido el 70% de su masa ósea, que tras unas cuantas semanas recuperaron la densidad ósea en un 50%.
Se sabe que e estrógeno circulante en la sangre promueve el crecimiento óseo, mientras que a nivel hipotalámico, parece tener el efecto contrario, por lo que Ingraham plantea como hipótesis para explicar este efecto:
«Después de la pubertad, el sistema de estrógeno en el cerebro femenino desvía activamente los recursos del crecimiento óseo hacia cosas como la reproducción, lo que podría contribuir a un mayor riesgo de huesos debilitados para las mujeres a medida que envejecemos«.
Estos sorprendentes hallazgos abren prometedoras líneas de investigación para promover el desarrollo de nuevos fármacos que sean eficaces en la prevención y tratamiento de la osteoporosis:
«Si nuestros próximos experimentos muestran que el cerebro libera un nuevo factor de circulación que desencadena un mayor crecimiento óseo, es posible que tengamos una posibilidad real de desarrollar un medicamento que contrarreste la osteoporosis«, en las entusiastas palabras de Ingraham.