¿El tiempo que tu hijo pasa frente a una pantalla está dañando su cerebro?
Los teléfonos celulares y las tabletas se han convertido en accesorios necesarios en nuestra vida diaria; es difícil pensarnos sin estar conectados todo el día mirando la pantalla de nuestros dispositivos móviles.
Estos aparatos son una herramienta de comunicación más inmediata; pero también un lugar de entretenimiento disponible en cualquier momento.
Las nuevas generaciones nacen en un espacio donde la conectividad global, el acceso a la información y el Internet ya son parte de su vida. No conciben un mundo sin un teléfono o una tableta al alcance de su mano.
Las pantallas ya no dan tregua. No sólo están en las televisiones, ahora se encuentra en otros aparatos, grandes o pequeños, a los cuales niños y niñas tienen acceso con mayor facilidad.
Esta situación ha llevado a los científicos a observar los cambios no sólo sociales, sino también fisiológicos en las personas. Los efectos nocivos por pasar horas frente a una pantalla son uno de los temas más relevantes de la actualidad.
Ya no sólo se trata de consecuencia físicas como la fatiga visual o la mala postura, se busca entender qué pasa con nuestras capacidades cognitivas, en especial en niños.
Ahora, investigadores de National Institutes of Health de Estados Unidos trabajan para conocer los cambios cognitivos en niños según el tiempo que pasan en un dispositivo móvil.
A través de resonancia cerebral han observado los cerebros de 4 mil 500 participantes de 9 y 10 años de edad. Su objetivo: identificar el espesor cortical, la profundidad y el volumen de materia gris.
Los primeros hallazgos arrojan diferencias entre aquellos que utilizan teléfonos móviles, tabletas y juegos de video más de siete horas al día.
El cambio más significativo fue el adelgazamiento de la corteza cerebral.
La investigadora Gaya Dowling, comentó a CBS News, que hacen falta investigaciones para determinar por completo que esa características es consecuencia del tiempo de exposición a las pantallas; sin embargo, estos resultados son alarmantes porque el adelgazamiento de la corteza cerebral está asociada con el envejecimiento.
En 2016, el doctor Dimitri Christakis, de la University of Washington y director del Center for Child Health, Behavior, and Development en el Seattle Children’s Research Institute, realizó dos investigaciones sobre el uso de aparatos digitales en niños y adolescentes.
Sus resultaron arrojaron una relación del uso de las redes sociales con obesidad, problemas de sueño, retrasos cognitivos, sociales, emocionales y de lenguaje, adicción a Internet, problemas académicos, comportamientos riesgosos, depresión e infelicidad.
Además, halló que estaban asociados a problemas como ciberbullying, sexting y violación de la privacidad.
Por lo anterior, la American Association of Pediatrics recomendó:
- Evitar la exposición a aparatos digitales a niños menores de 18 meses.
- Bebés de 18 meses a dos años de edad sólo deberían tener acceso a un dispositivo con contenido de calidad elegido por los padres.
- Para los niños de 2 a 5 años, el tiempo que pasan frente a los dispositivos debe limitarse a una hora por día; y usarse para ver contenido de calidad con la compañía de sus padres.
- De los 6 años en adelante, el tiempo también debe ser limitado; de forma adicional, los padres deben asegurarse de que los niños tengan un sueño adecuado y actividad física.
- Por supuesto, lo más importante es la continua comunicación entre padres e hijos; así como dedicar tiempo a otro tipo de actividades que no impliquen estar “siempre conectado”.
Aunque este reciente estudio sigue en marcha, los resultados preliminares son una muestra de la importancia de limitar el tiempo que los niños pasan frente a los dispositivos móviles; pues, su cerebro no está lo suficientemente desarrollado.
En otras palabras, la frecuencia con que el cerebro de un niño sea estimulado y el tipo de experiencias determinarán parte de su desarrollo cognitivo.
Y, a pesar de no tener todavía la certeza de que la exposición a dispositivos digitales tenga consecuencias buenas o malas, entender sus efectos ayudará a maximizar lo bueno y minimizar los riesgos.