Noma: una enfermedad que destruye el rostro de los niños
La noma es un tipo de gangrena que destruye las membranas mucosas de la boca y otros tejidos del rostro. Es una enfermedad frecuente en niños desnutridos; en especial si viven en sitios donde la higiene y las condiciones de salud son deficientes. Se estima que el 90% de los casos de noma terminan en muerte; por su parte, los sobrevivientes, sufren de desfiguración facial, y problemas relacionados con la respiración, alimentación y rechazo.
Hasta ahora, las causas siguen siendo desconocidas; pero los especialistas creen que la enfermedad puede surgir debido a bacterias. De acuerdo con la Biblioteca nacional de medicina de Estados Unidos, son factores de riesgo:
- El tipo de desnutrición llamado Kwashiorkor, y la desnutrición proteica.
- Deficiencia higiénicas y condiciones de vida poco sanitarias.
- Trastornos como sarampión o leucemia.
- Vivir en un país en vías de desarrollo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la noma comienza por una lesión en el interior de la boca, al nivel de las encías. Después evoluciona a una gingivitis ulcero-necrosante que se propaga rápidamente para destruir el tejido intraoral hasta perforar tejidos duros del mentón y la piel del rostro.
Esta lesión gangrenosa se da en personas que viven en extrema pobreza; los registros indican que en Asia y en África se encuentra el mayor número de niños con noma. Si se detecta a tiempo, es posible detenerla con algunas medidas de higiene y antibióticos; además se evitan incapacidades y decesos.
¿Qué es la noma?
La noma fue declarada un problema de salud pública por la OMS, en 1994. Actualmente, África subsahariana es la más afectada. Se estima que hay 140 mil casos cada año; de los cuales el 90% fallecen.
Las personas con mayor riesgo son los niños de entre 2 y 6 años con problemas graves del sistema inmunológico; mala higiene bucal; desnutrición; rubeola; VIH o paludismo. Asimismo, quienes han padecido sarampión, escarlatina, tuberculosis o cáncer son más propensos. Otras causas son la septicemia, malnutrición y deshidratación. También aquellos adolescentes con algún déficit inmunitario y las personas en extrema pobreza y/o recursos limitados pueden contraer la enfermedad.
Reconocer las etapas de la noma ayudará a tomar las medidas adecuadas:
- Una gingivitis simple es señal de alerta.
- La etapa aguda es cuando hay gingivitis necrosante, con ulceraciones dolorosas, mal olor y salivación excesiva.
Durante la etapa de edema, aparecen ulceraciones gingivales con membranas mucosas extendidas. Hay halitosis, hinchazón facial, fiebre alta, dolor en la boca, dificultad para comer, y linfadenopatía. - El estado gangrenoso destruye los tejidos suaves y duros de la boca. La lesión está bien delimitada y el centro se encuentra ennegrecido. Aparece un agujero en la cara; por supuesto, existe dificultad al comer, perforación rápida de la mejilla, exposición de dientes y huesos.
- La etapa de la cicatrización dependerá del tipo de lesiones y tratamiento; dura aproximadamente y entre 1 a 2 semanas.
- Si el paciente supera la enfermedad en etapa avanzada, quedará con desfiguraciones; pérdida de dientes; problemas de habla; fusión de los huesos de la mandíbula, y regurgitación nasal.
La OMS asegura que con exámenes bucodentales de manera regular, la noma puede prevenirse.
Riesgo de propagación de la noma
Investigadores de la Medicins Sans Frontieres en Nigeria estudiaron 74 casos de noma en el Noma Children’s Hospital, de Sokoto, entre mayo de 2015 y junio de 2016. Los pacientes de la investigación tenían menos de 15 años en ese momento.
Los padres o tutores de cada participante respondieron cuestionarios sobre su situación sociodemográfica, condiciones de vida, historial de vacunación, etapa de lactancia y otras prácticas nutricionales. Doscientos veintidós controles de los casos coincidieron en el lugar de residencia, edad y sexo; y bajas tasas de vacunación.
Los científicos observaron que los niños alimentados con papilla todos los días tenían mayor riesgo de contraer noma. Según los especialistas, comer papilla podría ser un indicador de una variación deficiente en la dieta; además, se identificó que quienes tuvieron la oportunidad de ser alimentados con calostro tras su nacimiento reducían sus probabilidades de padecer noma.
Tras estos resultados, los factores de riesgo indican que los esfuerzos deben enfocarse al acceso a servicios de salud; dietas variadas y a una lactancia adecuada. Aunque todavía falta investigación para comprender la patogénesis de la enfermedad; se sabe que la prevención y la detección temprana pueden ayudar a tratar la noma.
La investigación fue publicada en la revista PLOS Neglected Tropical Diseases.