¿El pescado es un alimento tan saludable como dicen?
El pescado tiene fama de ser uno de los alimentos más saludables que podemos comer, pero la creciente disponibilidad de alternativas vegetales y la merma en la sostenibilidad de las poblaciones de peces llevan a cuestionar su presencia en nuestras dietas. A esto se suman las preocupaciones sobre el mercurio y otros contaminantes para algunos grupos más vulnerables, como las embarazadas.
Pescado y PCB
En el caso de los pescados procedentes de pisciculturas en general, se los considera mejores para nuestra salud y el medio ambiente, pero la acuicultura a gran escala contamina los océanos con desechos y constituye un ambiente propicio para enfermedades que pueden afectar a la naturaleza.
Por otro lado, dada la creciente actividad industrial y el uso de varios productos tóxicos, que en última instancia finalizan en las aguas marinas, una de las mayores preocupaciones sobre el pescado han sido sus niveles potencialmente tóxicos de contaminantes.
Dentro de los químicos que fueron ampliamente utilizados están los bifenilos policlorados (PCB) que, si bien fueron prohibidos en la década de 1980, aún permanecen en nuestros suelos y aguas, concentrándose en gran cantidad en la vida marina.
Puesto que los productos de origen marino con los que se alimentan los peces de piscifactoría se limpian para remover las toxinas, el pescado de esta procedencia suele ser más seguro que el salvaje.
Los PCB se han asociado con efectos nocivos generalizados para el organismo, que afectan desde el sistema inmunológico hasta el cerebro.
Debido a que los tóxicos se acumulan en los tejidos grasos, la National Health Service del Reino Unido (NHS) recomienda que las mujeres embarazadas y en período de lactancia limiten la ingesta de especies con más probabilidades de contener contaminantes a dos porciones por semana (una ración son aproximadamente 140 g).
Estas especies incluyen el salmón y las sardinas, así como pescados no grasos como la lubina y crustáceos como el cangrejo.
El mercurio y sus efectos
Si bien el mercurio se puede encontrar en alimentos como las verduras, un estudio encontró que el 78 % del mercurio ingerido por los participantes provenía de los pescados y mariscos.
Pero la acumulación de metales pesados en el pescado solo es problemática en caso de especies más longevas, como el pez espada, que puede vivir de 15 a 20 años.
Según los nuevos hallazgos, los niveles de mercurio que se encuentran en el océano pueden aumentar a medida que el planeta se calienta.
El mercurio actúa como una neurotoxina, que puede atravesar la placenta y afectar el desarrollo infantil. Además, se lo relaciona con el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardíacas.
La Administración de Drogas y Alimentos de los EE. UU. (FDA) recomienda que las embarazadas limiten la ingesta de pescados como el lenguado y el atún a una porción por semana.
¿Cuáles son los beneficios de comer pescado?
Aquí te los detallamos:
Contiene ácidos grasos con poder antinflamatorio
El consumo de pescado azul, como el salmón, atún, sardinas y caballa, se ha relacionado con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, debido a su contenido de ácidos grasos omega 3 marinos, ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA).
Estos ácidos grasos ayudan a controlar la inflamación que está relacionada con un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, cáncer y diabetes.
Para evitar potenciales riesgos por la exposición al mercurio sin dejar de consumir omega 3, se pueden ingerir suplementos de aceite de pescado, aunque una investigación realizada recientemente, tras analizar los suplementos de omega-3, encontró que no tienen el mismo efecto sobre la salud que comer pescado azul, debido a variados factores dietéticos y genéticos.
Otra razón por la que los beneficios para la salud de la ingesta de pescado pueden variar es la forma en la que se crían los peces. En los ecosistemas marinos, los omega-3 que llegan a los humanos provienen de las fuentes marinas de estos nutrientes, pero en las granjas, los peces a menudo se alimentan con harina hecha de anchoas peruanas.
Esta creciente demanda de suplementos implica que el aceite de pescado contenido en la harina de pescado, con que la se alimenta a los peces de cultivo, está disminuyendo, por lo que la cantidad de omega-3 que consumimos en el pescado también está decreciendo.
Posee nutrientes para el cerebro
Además del omega-3 y las proteínas, el pescado posee oligoelementos, como el selenio, que protege a las células del daño oxidativo e infecciones, además del yodo.
La salud cerebral, según un estudio reciente, sugiere que, en parte, se debe a su contenido de omega-3, pues en una investigación que comparó los volúmenes cerebrales de las personas que consumían pescado con los que no lo consumían, encontró que la ingesta de pescado horneado o asado se asociaba con mayores volúmenes de materia gris, independientemente de los niveles de omega 3.
La relación entre el consumo de pescado y el cerebro podría deberse al efecto antinflamatorio asociado a sus nutrientes. Esto puede mejorar la salud cerebral y prevenir el Alzheimer.
Si bien el omega-3 promueve la salud y reduce el riesgo de enfermedades inflamatorias, al considerar que el pescado no es una fuente de alimento sostenible, se buscan soluciones como cultivar algas y obtener aceite omega-3 de otras fuentes.
Los consumidores pueden ayudar eligiendo las especies de peces más sostenibles. Existen guías, como la de la Marine Conservation Society, que muestran las 50 mejores especies de peces consideradas como opciones más sostenibles y saludables, como el salmón de piscifactoría, las gambas, el bacalao, la caballa, mejillones, ostras y fletán (lenguado) de cultivo.
Información obtenida a partir de BBC Future.