¿La leche es tan necesaria y saludable como creemos?

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La leche en la dieta forma parte de una práctica tradicionalmente asociada a la buena nutrición y a la salud, pero en la actualidad los expertos nos instan a reconsiderar estas recomendaciones, ya que la leche puede no ser tan saludable como pensamos. Asimismo, la imagen de los productos lácteos se ha visto afectada por alternativas más ecológicas como avena, almendras y leche de soja.

Las pautas dietéticas de los Estados Unidos 2015-2020 recomiendan que las personas desde los 9 años de edad deberían consumir tres tazas de productos lácteos con bajo tenor graso (1 %). En la práctica, la cantidad promedio de productos lácteos que los adultos estadounidenses ingieren es alrededor de 1,6 tazas por día.

La leche al debate

En el año 2014, Connie M. Weaver, profesora emérita y exdirectora del departamento de Ciencias de la Nutrición de la universidad de Purdue en West Lafayette, escribió un artículo en The American Journal of Clinical Nutrition donde expone la falta de evidencia sólida que sustenta la ingesta de lácteos y que hace referencia a fundamentos históricos que subyacen a la importancia de los lácteos.

Weaver, al referirse a los nutrientes de los lácteos, escribe: «Los alimentos lácteos juegan un papel central en la mayoría de las recomendaciones de orientación dietética. Proporcionan un paquete de nutrientes esenciales y componentes bioactivos para la salud que son difíciles de obtener en dietas con un uso limitado de productos lácteos o sin ellos». 

Al analizar los cambios históricos humanos en su alimentación, Weaver plantea que el empobrecimiento gradual de calcio en los alimentos, dado por la transformación de la agricultura, pasó a suplirse con la leche.

También hace referencia a investigaciones sobre la carencia de calcio al seguir una dieta occidental libre de lácteos para la población de entre 9 y 18 años, pues con el fin de satisfacer la ingesta diaria de nutrientes, la leche y el queso aportan «46,3 % de calcio, 11,6 % de potasio y 7,9 % de magnesio en la dieta estadounidense». 

Ecología y limitaciones metodológicas

Este año, un nuevo artículo de revisión de los doctores Walter C. Willett y David S., en el New England Journal of Medicine, discute las bondades de la leche.

Con respecto a su impacto en el ambiente, indican: «La leche tiene una gran huella ambiental, especialmente la producción de gases de efecto invernadero, y si todos consumieran 3 vasos por día, esto haría muy difícil evitar el calentamiento global extremo».

Si bien ambos profesores de Harvard destacan los beneficios de la leche en nuestra salud ósea, al ser una fuente de calcio, los estudios que recomiendan cuánta leche y cuánto calcio debemos consumir diariamente fueron hechos con un tamaño muestral muy pequeño y en un tiempo de estudio limitado a apenas 2 o 3 semanas.

Lácteos y enfermedades

En cuanto a la prevención de fracturas de caderas, la evidencia no respalda el consumo de leche para reducir este riesgo; al contrario, muestra que los países con un elevado consumo de leche y de calcio también tienen las tasas más altas de estas fracturas, haciendo referencia a un estudio de 2014 en JAMA Pediatrics.

La investigación sobre la rapidez con la que crecemos ha establecido una asociación con el consumo de leche, pero también la mayor estatura se relaciona con aumentos en el riesgos de cáncer, fracturas de cadera y embolia pulmonar.

Con respecto a varios estudios sobre el consumo de leche y su beneficio para el control del peso en adultos y en niños, los expertos sostienen que estos no mostraron «efectos claros». Además, señalan que la leche baja en grasa no parece tener ventajas sobre la entera para el control de peso, especialmente en los niños.

En cuanto a la evidencia sobre un efecto favorable de la leche sobre la hipertensión arterial y sobre los niveles de colesterol, aún es débil. Los estudios tampoco respaldan la ingesta de leche como un factor de riesgo para padecer diabetes tipo 1 o tipo 2. 

En cuanto al cáncer, los estudios mostraron resultados mixtos: vinculan el consumo de leche con un menor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal, mientras que otros muestran un aumento de las tasas de cáncer de mama, próstata y endometrio. 

Cuánto tomar

A modo de conclusión indican: «En nuestra opinión, la recomendación actual de aumentar considerablemente el consumo de productos lácteos a 3 o más porciones por día no parece estar justificada», pues debería depender de las circunstancias individuales, como en casos de dietas ricas en carbohidratos.

Con respecto a la ingesta de calcio y de vitamina D, agregan que estos nutrientes se pueden obtener de otros alimentos o suplementos, sin las posibles consecuencias negativas de los lácteos y a un costo menor.

Como sugerencia de ingesta, dan un rango de 0 a 2 porciones al día para adultos, pero por motivos ambientales recomiendan mantenerla en una porción al día en promedio.

Adda Bjarnadóttir, nutricionista de Islandia, agrega que parte de la población mundial no tolera los lácteos y, por lo tanto, no forman parte de su ingesta diaria. Explica que si bien no son un componente necesario para estar saludable, si la persona los tolera, pueden ser adiciones buenas para su dieta, dada su riqueza nutricional.

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