Tener tatuajes podría relacionarse con comportamientos riesgosos

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En años recientes ha incrementado la popularidad de los tatuajes. Una nueva encuesta investigó si realizarse uno podría estar relacionado con comportamientos riesgosos o efectos de salud adversos.

En el 2003 solo 16 por ciento de las personas en Reino Unido se había realizado un tatuaje. Para el 2015 este número se había incrementado al 29 por ciento. En algunos grupos estos índices han crecido aún más, por ejemplo, la mitad de los milennials tienen al menos un tatuaje.

Un reporte publicado en el periódico de Pediatrics en 2017 apuntaba que: «en un análisis retrospectivo de 2007 a 2008, los tatuajes estaban relacionados con el uso de alcohol y drogas, violencia y portar armas, actividad sexual, desórdenes alimenticios e incluso suicidio«.

Actualmente la popularidad de los tatuajes ha disminuido esos prejuicios negativos, los autores de dicho reporte han aclarado que: «el vínculo científico entre los tatuajes y los comportamientos de riesgo son menos consistentes hoy en día«.

Otra investigación realizada en Alemania vinculaba el hacerse tatuajes con enfermedades mentales. Otros estudios los han relacionado con mayor actividad sexual. Sin embargo, la evidencia es contradictoria y difícil de interpretar.

Otro estudio publicado en el International Journey of Dermatology se centró en los aspectos de salud de las personas que se hacían tatuajes. Para esto usaron datos de una encuesta realizada en julio de 2016 a un total de 2 mil 8 participantes.

Hay poca diferencia de resultados

En la encuesta se les preguntó acerca de sus diagnósticos médicos, la percepción de su salud mental y física, uso de drogas, actividad sexual y calidad de sueño. La encuesta también tomó en cuenta cuántos tatuajes tenía cada participante, qué tan visibles eran y si eran ofensivos para algún grupo de personas. También se consideró la edad, la etnia, el nivel educativo y el estado civil de cada persona.

El estudio mostró que los tatuajes son más comunes en personas casadas o divorciadas. Individuos con menor nivel educativo son más propensos a realizarse tatuajes. 41 por ciento de los que se tatuaron eran personas homosexuales comparado con el 29.9 por ciento que se consideraba heterosexual.

Sin embargo, al momento de comparar salud física, los datos no eran concluyentes ni mostraban diferencias relevantes. Es decir que tener tatuajes no muestra menor nivel de salud que alguien que no los tiene.

En las personas con tatuajes 14.3 por ciento más habían sido diagnosticados con problemas mentales en comparación a aquellos que nunca habían tenido ese diagnóstico. Las personas tatuadas tenían 36.6 por ciento más probabilidades de sufrir trastornos para dormir en comparación al 27.6 por ciento que no los tenía.

La diferencia más notable fue que las personas con tatuajes tenían mayores comportamientos de riesgo que aquellos sin tatuajes. Por ejemplo, los tatuados que fumaban constituían un total de 49.3 por ciento, contrario a un 28.1 por ciento de no fumadores.

Las personas con tatuajes habían tenido un promedio de 1.5 parejas sexuales en los últimos 12 meses, comparado a 1.1 de parejas de los no tatuados. Sin embargo, estas actividades no parecen resultar, en general, en estados precarios de salud.

Una de las limitantes del estudio es que no se podían medir los tiempos en que cada persona se realizó un tatuaje. Es decir, alguien podía estar enfermo antes de realizarse uno, lo que no se reflejaría en el estudio.

Con información de Medical News Today.