Semana Mundial del Glaucoma 2018: información útil y prevención
En el marco del Día Mundial del Glaucoma, celebrado cada 12 de marzo, gracias a la colaboración entre la World Glaucoma Association y la World Glaucoma Patient Association, sus organizadores prolongan este programa a través de la Semana Mundial del Glaucoma- que se realiza del 11 al 17 de marzo- cuyo objetivo es crear conciencia sobre esta grave afección ocular, que es bastante común y desconocida entre la población general.
Durante la Semana Mundial del Glaucoma se recomienda de manera enfática que las personas se realicen chequeos oculares de manera periódica- especialmente después de los 40 años- para detectar el glaucoma en una etapa temprana, antes de que ocasiones problemas más graves, incluida la ceguera.
Algunos datos relevantes
El glaucoma corresponde a una patología ocular neurodegenerativa, que afecta progresivamente la estructura del nervio óptico, alterando la funcionalidad del campo visual.
La causa exacta y los mecanismos fisiopatológicos del glaucoma aún no se conocen por completo, si bien se cree que existe algún grado de compresión mecánica o disminución de la irrigación sanguínea del nervio óptico. Generalmente la presión intraocular elevada se asocia con glaucoma, pero algunas personas presentan glaucoma con rangos de presión «normal».
Esta afección es considerada la segunda causa más frecuente de ceguera a nivel mundial, después de la catarata. Se estima que 4,5 millones de personas a nivel mundial padecen de ceguera secundaria al glaucoma y que este número se incrementará a 11,2 millones en el año 2020.
Es de destacar que, debido a la progresión silenciosa de esta patología, al menos en sus primeras etapas, hasta el 50% de las personas afectadas en los países desarrollados desconocen padecer glaucoma. Esta cifra aumenta al 90% en los países en vías de desarrollo.
Se estima que el glaucoma afecta aproximadamente a un 2 a 4% de la población mayor de los 40 años en el mundo y que es relativamente común en adultos mayores, a los que puede llevar a la pérdida permanente de la visión si no se trata adecuada y oportunamente.
Según la OMS, la prevalencia de ceguera en América Latina ronda entre el 1 y el 4%. Las estadísticas disponibles en México, indican que esta prevalencia alcanza el 1,5%, pero sin especificar el porcentaje debido puntualmente al glaucoma.
Clasificación del glaucoma
Esta patología se divide en 2 grupos: glaucoma primario y glaucoma secundario. El de tipo primario es de mayor importancia epidemiológica, debido a su elevada prevalencia mundial. A su vez se divide en glaucoma primario de ángulo abierto (GPAA) y glaucoma de ángulo cerrado (GAC).
El GPAA, también conocido como glaucoma crónico, corresponde al 80- 85% de los casos totales de glaucoma. Es una forma que se encuentra con mayor frecuencia en pacientes de ascendencia caucásica y africana. Se caracteriza por tener pocas manifestaciones clínicas, por lo que puede pasar inadvertido por parte del paciente y ser diagnosticado tardíamente.
Por su parte, el glaucoma de ángulo cerrado (GAC), también llamado glaucoma agudo de ángulo cerrado o glaucoma de ángulo estrecho es más común en pacientes de ascendencia asiática. A menudo sigue un curso crónico, pero en algunas ocasiones puede tener una manifestación aguda, que se presenta como una afección ocular muy dolorosa que puede conducir a una rápida pérdida de la visión. Constituye una emergencia médica.
El glaucoma secundario es otra forma de presentación, que puede ser el resultado de una lesión, infección o tumor intraocular o alrededor de la zona, que ocasiona un aumento en la presión intraocular.
Otras formas de glaucoma pueden ser congénitas o presentarse durante la infancia y la niñez, por lo que denomina glaucoma juvenil, pero en la gran mayoría de los casos, esta patología se presenta después de la cuarta década de la vida y su frecuencia aumenta con la edad.
No se ha establecido una diferencia en la incidencia de glaucoma entre hombres y mujeres.
Signos, síntomas y factores de riesgo
El glaucoma es altamente peligroso al ser asintomático en las primeras etapas, lo que puede retrasar su diagnóstico y tratamiento, por lo que se le ha catalogado como el ladrón silencioso de la vista.
Alguna vez se creyó que la causa de la mayoría o todos los glaucomas era la elevada presión intraocular (PIO), pero ahora se ha establecido, que incluso las personas con una PIO dentro de rangos considerados normales, pueden sufrir de glaucoma.
Si bien, la presión intraocular se considera, actualmente como un «factor de riesgo» para el glaucoma, existen otros factores como la ascendencia racial, los antecedentes familiares, la miopía alta, la edad, la cirugía ocular, ciertas lesiones o afecciones oculares, así como algunos problemas de salud, incluidos la diabetes y el hipotiroidismo que aumentan el riesgo de padecer esta enfermedad.
Los síntomas del glaucoma agudo de ángulo cerrado pueden incluir los siguientes:
- Dolor ocular severo.
- Enrojecimiento ocular.
- Visión borrosa o visión de halos alrededor de las luces.
- Trastornos repentinos de la visión.
- Náuseas.
- Vómitos.
- Cefaleas.
Si bien el glaucoma no se puede prevenir, pero su detección temprana y el tratamiento oportuno y adecuado pueden minimizar el riesgo de daño del nervio óptico y la pérdida de la visión concomitante.