Rani Therapeutics crea píldora para reemplazar las inyecciones de insulina
Las personas que sufren diabetes requieren tratamientos para compensar la insulina y regular el azúcar en la sangre. Para asegurar que la insulina sea absorbida de forma correcta, el método más eficiente es la inyección; sin embargo, esto resulta doloroso e invasivo para los pacientes.
Las compañías farmacéuticas, durante muchos años, han gastado miles de millones de dólares para que las inyecciones puedan ser sustituidas por pastillas; pero no se ha tenido el éxito esperado.
Por este motivo, especialistas de Rani Therapeutics trabajan en nuevas formas más eficientes y menos dolorosas para suministrar tratamientos. La idea es crear medicamentos biológicos que sean asumidos de manera oral, sin problemas y con mejores resultados.
Una de sus más recientes aproximaciones a esto es una pastilla que contiene insulina, liberándola en el intestino delgado. La fórmula está contenida en una cápsula que lo protege hasta que llega al tracto digestivo.
¿Cómo funciona?
Según Mir Imran, CEO de Rani Therapeutics, los intestinos son el sitio perfecto para la absorción de medicamentos. Bajo esta premisa, crearon la píldora como un mini inyector con materiales digeribles.
Está cápsula es una especie de robot, con un dispositivo que le permite llegar hasta el intestino delgado, para que ahí se desprenda la medicina a través de pequeñas agujas donde va depositada la insulina. Así, la sangre la absorbe más rápido.
¿Cuáles son las ventajas de esta píldora?
Con un método como éste, los pacientes tendrían una mejor calidad de vida; no sólo aquellos con diabetes, sino también quienes padezcan artritis reumatoide, esclerosis múltiple y osteoporosis. El mecanismo de la cápsula permite introducir los elementos necesarios para mitigar y atacar los síntomas de forma menos invasiva y dolorosa, y en el punto exacto para su correcta absorción.
Más sobre Mir Imran y Rani Therapeutics
Mir Imran, nació y creció en India; desde muy pequeño, mostró interés en la creación e ingeniería. A los ocho años ya construía juguetes de madera, y en la adolescencia reparaba radios.
Como estudiante universitario, ya en Estados Unidos, durante un trabajo de verano en The Matheney School for Cerebral Palsy Children, creó un sistema que permitió la comunicación con una niña parapléjica a través de sus gestos y frases pregrabadas. Desde entonces, se convirtió en un emprendedor en el campo médico. Además es uno de los pioneros en la creación del primer desfibrilador cardioconvertidor implantable y automático aprobado por la Food and Drug Association (FDA).
Rani Therapeutics, una de sus compañías, opera dentro de InCube Lab, con sede en Silicon Valley.