Nuevo ensayo clínico afirma que las bebidas energéticas provocan daños al corazón

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Las bebidas energéticas se han vuelto muy populares en los últimos años. Una de las razones principales del aumento de su consumo es la necesidad de las personas de recuperar la energía perdida y rendir durante el resto de la jornada.

Estas bebidas suelen ser consumidas entre adolescentes y adultos jóvenes. Según el National Center for Complementary and Integrative Health de Estados Unidos, son el segundo suplemento dietético más común.

A pesar de los anterior, son productos controversiales; pues se ha encontrado evidencia en algunos casos de efectos negativos en la salud debido a sus altas concentraciones de cafeína, guaraná, taurina, ginseng y vitaminas B.

Un ensayo clínico reciente, publicado en la Journal of the American Heart Association, informó que las bebidas energéticas causan trastornos en el ritmo cardiaco y la presión arterial.

De acuerdo con una investigación anterior que apareció en la American Journal of Preventive Medicine, el porcentaje de personas de entre 12 y 19 años ha aumentado del 0.2% en 2013, al 1.4% en 2016.

El mayor aumento se produjo en quienes tienen de 20 a 39 años: 0.5% al 5.5%; en los adultos de 40 a 59 años, la cifra fue de 0% a 1.2%.

En el análisis aleatorio, el equipo de la University of the Pacific en Stockton, California, se identificaron las afectaciones de las bebidas energéticas en el corazón.

Alteraciones rítmicas

Los científicos de California trabajaron con 34 adultos de 18 a 40 años. Los participantes se sometieron a un ayuno y tras hacerlo consumieron dos botellas de 16 onzas de una o dos bebidas energéticas; así como de un placebo de agua carbonatada, jugo de limón y saborizante de cereza.

Esta prueba fue ciega; es decir, ni investigadores ni participantes sabían quién había bebido los productos energéticos o el placebo.

Posteriormente, los autores midieron los ritmos cardiacos de los voluntarios por medio de un electrocardiograma estándar y lecturas de presión arterial cada 30 minutos durante cuatro horas.

Tras esas observaciones, encontraron que las cámaras del corazón cambiaron el tiempo que necesitaban para contraer y relajarse.

A esos intervalos los llamaron QT y su duración está vinculada a la frecuencia cardiaca de una persona; en este caso, los expertos usaron una versión corregida llamada QTc, la cual toma en cuenta también el ritmo cardiaco.

El intervalo QTc suele ser de 450 milisegundos (ms) en hombres y 460 ms en mujeres. Es el más rápido y considerado saludable. Si este número aumenta, se produce un fenómeno denominado propagación del intervalo QT.

La propagación del intervalo QT aumenta el riesgo de experimentar arritmia; en otras palabras, se alteran los latidos normales del corazón y hay mayor riesgo de muerte repentina por un evento cardiaco.

Los participantes que tomaron la bebida, experimentaron cambios del intervalo QTc de 17.9 ms y 19.6 ms. En cambio, las personas que tomaron el placebo tuvieron un cambio máximo de 11.9 ms.

Estas modificaciones del intervalo QT se dieron hasta cuatro horas después de haber consumido las bebidas.

Los especialistas destacaron en su artículo que, con base en lo dicho por la Food and Drugs Administration, la prolongación del intervalo QT es un factor de riesgo para arritmias, y si incrementa a más de 10 ms, se requerirá investigaciones adicionales.

Cambios en la presión arterial

De manera adicional, los investigadores hallaron un cambio máximo de 3.5 milímetros de mercurio (mmHg), en promedio, en la presión arterial diastólica; y de 4.6 y 6.1 mmHg en la sistólica tras el consumo de bebidas energéticas.

Los científicos explicaron que las bebidas pudieron ser responsables de ese cambio sólo en cierta medida y por su contenido de taurina.

El siguiente paso, señalaron, sería investigar el ingrediente particular o la combinación de ingredientes en las bebidas energéticas que podrían ser los responsables de esos cambios.

Finalmente, reconocieron que a los participantes sólo se les pidió beber un total de 32 onzas, lo que limita la forma en que se pueden analizar los resultados; ya que no se asemeja a cómo dichas personas consumen los productos en su vida cotidiana.

Además, el estudio se hizo sólo durante cuatro horas; así que no hay datos concretos de los efectos a largo plazo o la exposición crónica a bebidas energética. Del mismo modo, los participantes eran personas sin ningún otro problema de salud.

Y, aunque no hubo aumento del intervalo QT a más de 500 ms, que se considera como de control cuidadoso, se debe ser consciente del impacto de las bebidas energéticas en el cuerpo.

Con información de Medical News Today.