Esto es lo que debes saber sobre la hipomagnesemia
El magnesio es un mineral que abunda en nuestro cuerpo. Está presente en muchos alimentos; es complemento en otros; también se encuentra como suplemento dietético y es parte del contenido de algunos fármacos. Este mineral es esencial para diferentes órganos como el corazón, músculos y riñones; contribuye, de igual manera, a la composición de los dientes y huesos. El magnesio es indispensable para procesos físicos y químicos en los cuales el cuerpo convierte o usa energía.
De acuerdo con los National Institutes of Health, el magnesio es un cofactor en más de 300 enzimas del sistema que regula diversas reacciones bioquímicas. Entre esas funciones se encuentran: la síntesis de proteínas; síntesis de ADN y ARN; funcionamiento de músculos y nervios; control de la glucosa; regulación de la presión sanguínea; producción de energía; fosforilación oxidativa; glicolisis; transportación de calcio y potasio a través de las membranas celulares.
El cuerpo de un adulto contiene alrededor de 25 gramos de magnesio; entre el 50% y el 60% de éste se halla en los huesos, y el 1% está en la sangre. Las concentraciones normales de magnesio van de 0.75 a 0.95 milimoles; sin embargo, cuando estos niveles están por debajo de lo normal, entonces existe hipomagnesemia.
Hipomagnesemia: una deficiencia difícil de identificar
En el año 2012, un estudio realizado por el Center of Magnesium Education & Research, en Estados Unidos, dio a conocer que el 48% de los estadounidenses no incluían magnesio en sus dietas. Si bien esto no es suficiente para detectar deficiencia de magnesio cuando un cuerpo está sano, sí existen algunos síntomas que pueden alertas sobre la hipomagnesemia:
- Espasmos musculares en el rostro.
- Debilidad y agotamiento.
- Náuseas y vómito.
- Cambios de humor sin razón aparente.
- Temblores.
- Estreñimiento.
- Reflejos pronunciados.
En los casos más graves puede haber convulsiones, cambios en el ritmo en las palpitaciones, y contracciones musculares.
Todos estos signos pueden ocurrir cuando una persona no absorbe suficiente magnesio debido a la dieta que lleva; o porque libera muchísimo magnesio a través de los riñones o el tracto gastrointestinal.
El consumo excesivo de alcohol, la diarrea crónica y la diabetes, provocan un desbalance en los electrolitos y nutrientes; lo cual hace que el cuerpo libere magnesio de forma inusual.
Según los especialistas, el embarazo y la lactancia son factores que incrementan la necesidad de magnesio. Por otro lado, identifican la malnutrición como una de las causas en personas con anorexia o bulimia. No obstante, no es un factor en personas con buena salud. Asimismo, la edad influye en la absorción de magnesio y fallas en los riñones también desenbocan en hipomagnesemia.
Diagnóstico y tratamiento
Una vez identificados los síntomas, se puede realizar un examen de sangre para confirmar la hipomagnesemia. Dado que el mayor porcentaje de magnesio se encuentra en los huesos, es útil revisar los niveles de calcio y potasio para identificar si son adecuados o hay hipocalcemia (falta de calcio) e hipokalemia (falta de potasio). Estas deficiencias relacionadas entre sí podrán entonces tratarse de manera más precisa y eficaz.
Para tratar las hipomagnesemia, los médicos usualmente prescriben suplementos y recomiendan comidas ricas en electrolitos como: almendras, cacahuates, nueces, legumbres, aguacates, arroz.
Si la deficiencia es muy severa, el magnesio puede ser inyectado en músculos y venas; en estos casos el monitoreo es indispensable para saber si está funcionando. En caso de existir hipocalcemia e hipokalemia, también se administran calcio y potasio como suplementos.
Es importante anotar que, a pesar de que la hipomagnesemia es una condición difícil de detectar, una vez identificada se debe actuar de inmediato pues es completamente reversible. Una alimentación balanceada, con productos ricos en calcio y magnesio, ayudará a evitar estos desbalances en el cuerpo.