Fue cremado y nadie sabía que era radioactivo

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Hoy en día, la radioterapia supone una herramienta muy útil para el tratamiento contra el cáncer. Debido a la naturaleza de la radiación, no es raro que existan controles y normas tan estrictas para su administración. Sin embargo, hay algunas situaciones en las que no se tienen normas o protocolos muy claros en la radioterapia. Uno de los casos que recientemente ha llamado la atención, involucra a un paciente de cáncer. Quien, después de fallecer, contaminó con radiación un crematorio y parte del personal.

El caso fue investigado y reportado por un equipo de oncólogos de la clinica Mayo en Phoenix, Arizona. Y aunque el suceso ocurrió originalmente durante el 2017, el hecho sigue siendo relevante.

Radioterapia días antes de fallecer

El paciente del caso, un hombre de 69 años, quien padecía de cáncer en el páncreas. Poco antes de morir, el enfermo recibió radioterapia. El radiofármaco usado tiene el nombre Lutathera (Isótopo de Lutecio 117 en solución inyectable). El tratamiento estaba programado y lo recibió en el Hospital de Arizona en el año 2017.

Lutathera. Imagen de: Roswell Park

Al día siguiente, el hombre fue atendido en otro hospital por presión baja. A los dos días, el paciente falleció y poco después fue cremado. No obstante, el personal del hospital donde falleció, no sabía de la reciente radioterapia. Además, los doctores que administraron la Lutathera en el hospital de Arizona, no sabían del fallecimiento del paciente.

La información tardó en llegar

La situación llevó a que el crematorio tampoco supiera de lo sucedido. Por lo que las condiciones reales en las que el cuerpo fue cremado, no se supieron inmediatamente. Después de tres semanas, Kevin Nelson un especialista en seguridad con radiación, investigó el crematorio.

Al llegar al crematorio, lo primero que hizo Kevin, fue comprobar la presencia de radiación. Para ello, utilizando un contador Geiger, Nelson empezó a medir la radiación en distintas partes del crematorio. Como el especialista esperaba, las zonas del horno, filtros y demás equipos de cremación estaban contaminados. Las pruebas posteriores indicaron que efectivamente, la fuente de radiación era el el lutecio 177 (Isótopo usado en el fármaco Lutathera). Si bien no eran niveles letales de radiación, la contaminación no es algo que debería ocurrir.

Alarmado, Nelson tomó muestras de trabajadores del lugar. El hallazgo en los trabajadores fue más serio de lo que esperaba. Algunos de ellos estaban contaminados con el isótopo radiactivo. Por otro lado, uno de los trabajadores estaba contaminado con radiación, pero no de la misma fuente que los demás. El trabajador tenía trazas de otro metal radiactivo usado en radioterapia. Esta vez se trataba de tecnecio 99. Él comentó que nunca había pasado por un tratamiento de radioterapia, lo que dejaba como única opción el contacto en el trabajo.

Al cremar, las sustancias radiactivas, lejos de ser destruidas, simplemente se liberan. Además, considerando la formación de polvos finos, es más fácil contaminar una zona e impregnar objetos y personas.

Una llamada de atención

Lo sucedido muestra lo fácil que es contaminar con radiación una zona o un grupo de personas, cuando no existe el cuidado correcto. Si bien, ninguno de los casos supuso un riesgo grave a la salud de los trabajadores. La exposición continua y la falta de normas para el manejo post mortem, podría suponer un riesgo muy grave a largo plazo. Y aunque el caso reportado es el primero en su tipo del que se tiene conocimiento, no significa que otros casos similares se puedan dar, o en su defecto, ya ocurrieran. Dada la situación es necesario contemplar los protocolos y normas para estos casos.

Reporte original publicado en Journal of the American Medical Association (JAMA). Con información de Science Alert, Japan Times y U.S Food and Drug Administration.