Cáncer de estómago: desarrollo y tratamiento
El cáncer es resultado del crecimiento descontrolado de células en cualquier parte del cuerpo. Toma su nombre y clasificación según el órgano donde se produzca. En el caso del cáncer de estómago, es importante reconocer las diferencias en su desarrollo y en su tratamiento para no confundirlo con otras neoplasias del aparato digestivo o de la zona abdominal.
Este cáncer, también conocido como gástrico, se genera en el estómago, órgano perteneciente al aparato digestivo, encargado de mezclar los alimentos con jugos gástricos para facilitar su digestión.
Ahora bien, el estómago está unido al esófago por la unión gastroesofágica, que está justo debajo del diafragma.
El estómago es similar a un saco en donde se depositan los alimentos. Después de hacer su función, permite que la comida ingerida pase al duodeno, que es la primera sección del intestino delgado.
Es importante hacer estas diferencias porque algunas personas suelen hablar de dolor de estómago incluso cuando proviene de otros órganos. La confusión más común se da en el área del abdomen, que abarca la parte del tronco que está entre el pecho y la zona pélvica. Ahí se encuentran el hígado, el páncreas, el apéndice, el intestino delgado, el colon y, por supuesto, el estómago.
Conocer el estómago
Antes de hablar del cáncer de estómago, debemos entender al órgano donde se forma; de esta manera, podremos estar atentos a las señales de cualquier anormalidad en él.
Lo primero que tenemos que saber es que el estómago se encarga de hacer que los alimentos sean aptos para ingresar al intestino delgado, responsable de la absorción de los nutrientes necesarios para el organismo.
El estómago se divide en cinco partes:
- Cardias: La más cercana al esófago.
- Fondo: Parte superior del estómago próxima al cardias.
- Cuerpo: Ubicado entre las partes superior e inferior.
- Antro: Parte cercana al intestino, donde se mezclan los alimentos con el jugo gástrico.
- Píloro: La última parte que actúa como válvula para controlar el vaciado del contenido estomacal al duodeno.
Algunos especialistas llaman estómago proximal al conjunto de cardias, fondo y cuerpo. En estas partes, se produce ácido y pepsina, elementos del jugo gástrico que ayudan a digerir los alimentos. De manera adicional, producen una proteína llamada factor intrínseco, necesaria para la absorción de vitamina B12.
El estómago distal, por su parte, está compuesto por el antro y el píloro, donde se encuentran los bordes internos y externos llamados curvatura menor y mayor.
Este órgano, además, tiene cinco capas: la más interna se llama mucosa y es donde se producen el ácido estomacal y las enzimas digestivas. Le sigue la submucosa, y después la muscular propia, que mueve y mezcla el contenido del estómago. Finalmente, tiene dos capas externas: la subserosa y la serosa.
Las capas juegan un papel relevante para conocer la etapa del cáncer y así determinar el diagnóstico, tratamiento y pronóstico para un paciente.
Desarrollo del cáncer de estómago
El cáncer de estómago tiende a desarrollarse de forma paulatina durante varios años. Al igual que en otros tipos, suele tener cambios precancerosos en el revestimiento interno o mucosa. Esas modificaciones tempranas, en la mayoría de los casos, no provocan síntomas, por lo que resulta difícil detectarlos en las primeras etapas.
Asimismo, hay tumores cancerosos que comienzan en diferentes secciones del estómago. Esto puede provocar síntomas diferentes, así como la modificación de los tratamientos. Por ejemplo, los cánceres que se originan en la unión gastroesofágica y aquellos que se desarrollan en el cardias, pero crecen a dicha unión, son clasificados y tratados como cáncer de esófago.
Factores de riesgo y síntomas
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos señala que el cáncer de estómago afecta más a las personas mayores de 65 años, pero puede aparecer a cualquier edad si existe o si se ha presentado alguno de los siguientes factores:
- Infecciones por la bacteria Helicobacter pylori.
- Virus de Epstein-Barr.
- Gastritis crónica.
- Anemia perniciosa.
- Metaplasia intestinal, que es el reemplazo de células normales del estómago por células del intestino.
- Inflamaciones del estómago.
- Ingesta excesiva de alimentos salados o encurtidos.
- Tabaquismo.
- Antecedentes familiares.
De acuerdo con los estudiosos, es difícil detectar el cáncer de estómago debido a que algunos de sus síntomas pueden ser señales de otros problemas. Como ejemplo, la indigestión y la molestia estomacal pueden ser signos tempranos del padecimiento. Sin embargo, en ocasiones, suceden por alguna enfermedad gastrointestinal distinta. A pesar de ello, se debe estar alerta ante esta señal.
En casos más avanzados, los síntomas son estos:
- Sangre en las heces o defecaciones de color negro.
- Sensación de hinchazón después de comer, incluso si es una pequeña cantidad.
- Vómitos después de las comidas.
- Náuseas.
- Ictericia o color amarillento de ojos y piel.
- Ascitis, que es la acumulación de líquido en el abdomen.
- Pérdida de peso involuntaria.
- Dolor de estómago, en especial después de comer.
- Dificultad para tragar.
- Debilidad.
Si bien algunos de estos síntomas pueden deberse a otras afecciones, su permanencia y su constancia son señales de presencia de cáncer de estómago.
Tipos de cáncer de estómago
La American Cancer Society divide al cáncer gástrico en al menos tres tipos:
Linfoma: Son tumores cancerosos del sistema inmunitario en la pared del estómago. El tratamiento y el pronóstico dependen del tipo de linfoma.
Tumores del estroma gastrointestinal: Aunque son poco comunes, se originan en etapas muy tempranas de las células de la pared del estómago, conocidas como células intersticiales de Cajal. Algunos de estos tumores pueden ser benignos y otros cancerosos.
Tumores carcinoides: Aparecen en las células productoras de la hormona del estómago. No suelen propagarse a otros órganos.
Diagnóstico y tratamiento
La primera forma de estar al tanto de la salud es realizarse chequeos periódicos. Ante cualquier molestia estomacal persistente, el médico deberá revisar el historial médico del paciente y realizar un examen físico completo.
Del mismo modo, se puede recurrir a estudios bioquímicos de la sangre para medir y para determinar si hay alguna cantidad anormal de sustancias o algún agente extraño.
Para conocer qué pasa en el estómago se recurre, por lo general, a la endoscopia. Mediante ella se observa si se han formado tumores o no.
Otras opciones son las biopsias, en las que se quita una muestra del tejido de la pared del estómago para verificar si hay células cancerosas, o las radiografías del esófago y del estómago con bario para ver los órganos de la parte gastrointestinal superior.
Los tratamientos del cáncer de estómago incluyen cirugía, quimioterapia, radioterapia o una combinación de ellos. La elección dependerá de qué tan avanzado esté; es decir, en qué etapa de la 0 a la IV se encuentre, qué capas del estómago ha alcanzado y si ha hecho metástasis. De igual manera, se toman en cuenta la edad y el estado de salud general del paciente.
Cáncer de estómago: incidencia
Una investigación de 2016, realizada por expertos del Cross Cancer Institute y del hospital de la University of Alberta, ambos del estado de Alberta en Canadá, indicó que el cáncer gástrico es la segunda causa de mortalidad por neoplasias a nivel mundial.
El equipo detectó que el 65 % de los pacientes con cáncer de estómago se presentan en etapas avanzadas de la enfermedad o, incluso, cuando ya ha hecho metástasis, razón por la cual el índice de decesos es mayor.
En áreas rurales de México, según un artículo de la Revista Mexicana de Gastroenterología, hay una incidencia elevada de infección de H. Pylori y de cáncer de estómago. Esto lo ha convertido en un padecimiento agresivo y con una tasa de mortalidad muy alta.
Por su parte, el Instituto Nacional de Cáncer, en Estados Unidos, estima que, para 2020, el cáncer gástrico en ese país registrará un total de 27 600 casos nuevos y más de 11 000 defunciones.
Los modelos epidemiológicos de EE. UU. muestran que el cáncer en las partes distales del estómago es menos común que en las cercanas al esófago, aunque han observado un aumento en personas de 25 a 39 años. A pesar de ello, los científicos hacen hincapié en la necesidad de más estudios al respecto con ese grupo poblacional.
Finalmente, si bien el cáncer en general es una enfermedad de la que todavía no se conocen las causas exactas ni se tiene una cura definitiva, investigadores y profesionales de la salud coinciden en que existen formas de prevenirlo:
- Hacer ejercicio regular.
- Comer más frutas y verduras.
- Reducir el consumo de alimentos salados o ahumados.
- Dejar de fumar.
- Hablar con un médico sobre antecedentes familiares y cualquier molestia gastroesofágica o de estómago, con la finalidad de planear observaciones regulares y tratamientos oportunos.