Encuentran variantes genéticas de riesgo para la esquizofrenia
Un gran estudio sobre variantes genéticas de la esquizofrenia relaciona genes raros con la síntesis del neurotransmisor GABA (ácido gamma-aminobutírico), hallazgo que podría conducir al desarrollo de nuevos fármacos.
La esquizofrenia constituye un trastorno psiquiátrico altamente poligénico, pues cuenta con importantes contribuciones de riesgo dadas por alelos comunes y raros que favorecen el inicio de la enfermedad.
Pero hay que considerar que cada una de las variantes genéticas relacionadas aportan poco en el riesgo de desarrollar la enfermedad. Este hecho dificulta estimar la contribución de los genes para determinar si una persona padecerá o no de esquizofrenia.
Pero, sin duda, estos descubrimientos ayudan a comprender mejor los mecanismos subyacentes de la esquizofrenia, que estarían directamente relacionados con alteración de la neurotransmisión de diferentes sistemas, como el GABAérgico.
Estudio sobre esquizofrenia
Finalmente, lo que se busca es que estos conocimientos posibiliten el desarrollo de nuevos fármacos para paliar la sintomatología de pacientes con esquizofrenia. Se estima que esta enfermedad afecta aproximadamente al 1 % de la población mundial.
Un nuevo estudio sobre variantes genéticas involucradas en la esquizofrenia fue publicado en la revista Nature Neuroscience. Su realización estuvo a cargo del equipo de Elliott Rees, perteneciente a la universidad de Cardiff en el Reino Unido.
Los investigadores se avocaron a descubrir variantes genéticas más raras que están involucradas en la esquizofrenia. Con este objetivo, los científicos realizaron la secuenciación del exoma, que corresponde a una técnica de secuenciación rápida de las regiones codificantes de ADN (exones).
La secuenciación se realizó en 613 tríos genéticos relacionados con la esquizofrenia. Este procedimiento tuvo como finalidad analizar las variantes de novo en las muestras, es decir, estudiar las nuevas variaciones genéticas de la descendencia que surgió de los genes de los dos padres. Posteriormente, combinaron estos datos con la información perteneciente a un total de 3444 tríos.
En palabras de sus autores, este estudio proporcionó «el mayor análisis de codificación [variantes de novo] en la esquizofrenia hasta la fecha». Además, los científicos focalizaron la atención en genes de alto riesgo que se superponen con varias patologías neuropsiquiátricas, como la esquizofrenia, los trastornos del espectro autista (TEA) y alteraciones del desarrollo neurológico.
Si bien los genes mutados eran raros, considerando que solo 3 de cada 3000 personas con esquizofrenia los portaban, los investigadores descubrieron que un gen llamado SLC6A1 tenía las tasas de mutación de novo mucho más altas de lo esperado.
Efectos sobre el GABA
Aunque las mutaciones que encontraron parecen aumentar significativamente el riesgo genético, la verdadera importancia de este hallazgo no radica en qué tan frecuentes son estas mutaciones, sino por qué afectan la codificación del ácido gamma-aminobutírico. El GABA es un importante neurotransmisor, cuya función inhibitoria es clave para el sistema nervioso central.
Estos descubrimientos se suman a hallazgos previos donde las interrupciones en la señalización neuronal GABAérgica están involucradas en el riesgo genético de esquizofrenia.
«Este trabajo aumenta nuestra comprensión de las causas biológicas de esta afección, que esperamos que conduzca al desarrollo de tratamientos nuevos y más efectivos. Identificar los genes clave involucrados proporciona objetivos moleculares para el desarrollo de nuevos medicamentos», explica Rees y agrega: «Puede llevar muchos años la iniciación de nuevas terapias, pero esto potencialmente nos acerca un paso más».
El coautor del estudio, sir Michael Owen, agrega: «Además de implicar a un gen específico (SLC6A1) por primera vez en la esquizofrenia, nuestros hallazgos sugieren que las nuevas mutaciones en los genes que tienen importancia para el desarrollo del cerebro pueden constituir un factor importante en algunos casos. Estas mutaciones también pueden aumentar el riesgo de otros trastornos como el autismo y el retraso del desarrollo».