Preocupante diseminación de parásitos de malaria multirresistentes en el sudeste asiático

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La malaria o paludismo se presenta en la mayor parte de las regiones tropicales y subtropicales, especialmente en el África subsahariana y sudeste asiático. En el 2016 hubo 216 millones de casos repartidos en 91 países y las muertes asociadas a este parásito totalizaron unas 445,000 personas. África lidera los casos de morbi-mortalidad, con un 90% del total.

Con respecto a América Latina, Surinam, Guyana, Brasil, Venezuela y Colombia tienen la mayor incidencia de casos, mientras que Argentina registra, proporcionalmente, menos casos mortales.

En México, se calcula que un tercio de la población vive en regiones donde puede darse la transmisión de malaria (alrededor de 40 millones de habitantes). El riesgo de contraer la enfermedad se reduce a una pequeña parte de su territorio, siendo los estados de Oaxaca y Chiapas los más afectados por la presencia de los mosquitos del género Anopheles, donde el principal agente causante es el Plasmodium vivax, siendo el P. falciparum un raro hallazgo.

El esquema habitual de tratamiento para la malaria implica una combinación de medicamentos que incluyen la artemisinina, un antipalúdico potente y de rápida acción, asociado con piperaquina- de acción más prolongada- para asegurar la muerte de todos los parásitos y evitar la aparición de resistencia.

Resistencia a antimaláricos

Pero en el 2008, el Plasmodium falciparum comenzó a presentar resistencia a la artemisinina en la zona oeste de Camboya, que marcó un precedente, ya que este fenómeno apareció en otras partes de Camboya, Tailandia, Vietnam, Myanmar y Laos.
Lamentablemente, a partir del 2013, la frecuencia del fracaso completo del tratamiento en pacientes que recibieron una combinación de dihidroartemisinina/piperaquina se incrementó rápidamente en Camboya, el noreste de Tailandia y Vietnam.

El estudio genético

Con el fin de analizar las alteraciones genéticas específicas que se producían en el genoma del parásito, así como su diseminación zonal, se llevó a cabo un estudio genético retrospectivo- que fue publicado en la revista The Lancet Infectious Diseases- entre los años 2007-2013, en 11 localidades del sudeste asiático, donde los autores analizaron los genomas de 1,492 muestras de P. falciparum. El análisis incluía 464 muestras recolectadas en el oeste de Camboya, para determinar de qué manera se desarrolló la resistencia.
Los investigadores sabían que la resistencia a la artemisinina es ocasionada por mutaciones en un gen llamado kelch13; mientras que la resistencia a piperaquina se debe a las amplificaciones de los genes plasmepsina 2 y plasmepsina 3.

En general, el 46% de las muestras de P. falciparum tenía mutaciones de Kelch13, y el 14% contenía amplificaciones de los genes de plasmepsina 2-3, pero estas mutaciones eran más comunes en muestras del oeste de Camboya, donde, del total de las muestras, el 83% exhibían mutaciones de kelch13 y el 41% tenían amplificaciones de plasmepsina 2-3.
En la génesis del desarrollo de estas mutaciones, el equipo de investigadores encontró 38 orígenes genéticos en el caso de la resistencia a la artemisinina y 2 causas que explican este fenómeno para la piperaquina.

El equipo analizó posteriormente cuántas muestras de P. falciparum eran resistentes a la combinación de dihidroartemisinina/piperaquina y determinaron cuántas fueron causadas por la combinación de las mutaciones de kelch13 y plasmepsina 2-3.

Mutaciones y diseminación preocupantes

Resultó que un total de 154 muestras del sudeste asiático fueron resistentes a la combinación de estos fármacos: en el 91% de los parásitos el origen genético de las mutaciones estaban en el gen kelch13 (llamado linaje KEL1), combinado con una mutación que brindaba resistencia a la piperaquina (llamada linaje PLA1). Las dos mutaciones se combinaron en el 2008 en el oeste de Camboya, el mismo año en que la dihidroartemisinina/piperaquina se oficializó como la terapia antipalúdica de primera línea.
Actualmente, el 31% de las muestras que exhiben resistencia en el oeste de Camboya pertenecen al co-linaje KEL1 / PLA1,  que se diseminó rápidamente durante un período de 5 años, para que en el 2013 aparecieran los primeros informes clínicos de un brote importante de multirresistencia, donde el 92% de los parásitos resistentes del oeste de Camboya portaban estas dos mutaciones.
Sumado a este hallazgo, en el período 2012-13, las mutaciones se encontraron en 11 muestras del norte de Camboya y en una muestra de Laos, sugerente de que la resistencia se había extendido a esta zona geográfica.
La rápida propagación de este par de mutaciones indica que los parásitos resistentes a la artemisinina están adquiriendo una mayor aptitud biológica, a la vez que los autores también señalan que parecen haber desplazado a otros linajes de parásitos resistentes a la artemisinina, incluidos los que portan la resistencia a la mefloquina antipalúdica.
Los científicos advierten que los programas antipalúdicos deben vigilar de cerca las mutaciones genéticas para evitar la posibilidad de que esta enfermedad pase a ser intratable. Esta vigilancia genética debería incorporarse en los programas de control de la malaria para optimizar el tratamiento y reducir el riesgo de brotes importantes resistentes a los fármacos, de una manera prioritaria. 


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