Nuevos hallazgos sobre los genes involucrados en las metástasis óseas
Sin duda, las metástasis óseas representan la mayor complicación clínica en las neoplasias más frecuentes, especialmente en cánceres de origen mamario, de próstata, pulmón, así como en el mieloma múltiple.
Las devastadoras consecuencias de las metástasis incluyen dolores que no responden a los analgésicos convencionales; osteolisis que puede ser la causante de compresión medular, facilitar la ocurrencia de fracturas patológicas, además de gatillar una serie de trastornos metabólicos.
Se calcula que aproximadamente el 90% de los pacientes afectados de cáncer mueren como consecuencia de la metástasis, frente a la cual los recursos terapéuticos de los que se disponen actualmente son limitados y de escasa efectividad.
Recientes avances científicos han determinado algunos marcadores moleculares que producen los tumores, así como genes relacionados con las metástasis, cuya identificación puede ayudar en determinar qué tan proclive es una neoplasia determinada para producir su diseminación a otros órganos.
El objetivo último de estos avances es lograr un conocimiento de los mecanismos básicos de su génesis, lo que llevará a identificar dianas moleculares que favorecerán el desarrollo de una nueva gama de fármacos avanzados, capaces de prevenir, ralentizar o bloquear el desencadenamiento del proceso metastásico.
Gen PMAP1 y metástasis ósea
El Dr. Pierrick Fournier, investigador y jefe del Departamento de Innovación Biomédica del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), identificó la correlación existente entre la expresión de un gen y el desarrollo de metástasis ósea, a partir de tumores primarios procedentes de cánceres mamarios y prostáticos.
Fournier explicó que él y su equipo, gracias al uso de las herramientas de la bioinformática, pudieron confirmar la relación que existe entre una menor expresión del gen denominado PMAP1 y un mayor desarrollo de la metástasis a nivel óseo:
“Gracias a las bases de datos en línea y con las herramientas modernas que tenemos para la parte de transcriptómica, genómica o secuenciación de última generación, pudimos ver en muestras de pacientes con cáncer de mama que aquellos que tienen menos expresión de este gen desarrollan metástasis más rápidamente”.
El rol del factor TGF-beta
Fournier, en una entrevista concedida a la agencia informativa CONACYT, explicó que el tejido óseo es muy dinámico, por lo que está en constante remodelación, gracias a lo cual se mantiene un equilibrio dinámico entre la resorción y la neo formación ósea:
“Cuando llegan las células cancerosas, se rompe el equilibrio y muchas veces, por ejemplo, en cáncer de mama, hay más resorción de hueso y no es realmente que a las células cancerosas les guste inducir la destrucción, es que dentro del hueso hay muchos factores de crecimiento y uno de ellos es el TGF-beta (transforming growth factor beta)”.
Al desencadenarse el proceso de resorción ósea, el TGF-beta produce la activación de las células cancerosas que, a su vez, sintetizarán más factores para inducir la resorción ósea y así, irá amplificando esta señal. Por el contrario, la proteína derivada del gen PMAP1 producirá la inhibición de la vía de señalización del TGF-beta en el interior de las células cancerosas:
“Entonces cuando hay expresión de este gen, hay menos activación de esta vía de señalización y eso disminuye la adaptación de las células cancerosas al microambiente óseo; cuando hay menos expresión de este gen, hay más activación de esta vía de señalización y mejor crecimiento de células cancerosas en el hueso”.
Aspecto clave: interacción de células neoplásicas y su microambiente
Fournier explicó que él y su equipo de investigadores están interesados en estudiar la forma en que interactúan las células cancerosas y su microambiente, puesto que en los pacientes afectados de cáncer, estas células neoplásicas, anormales, están en constante interacción con las células normales del organismo, hecho que puede generar efectos positivos o negativos:
“A veces nuestras células normales van a luchar en contra de las células cancerosas, principalmente las células del sistema inmune, lo que es muy importante para intentar controlar el cáncer y para algunas estrategias terapéuticas, pero también las células cancerosas tienen herramientas para usar las células normales de nuestro cuerpo a su favor, para apoyar su crecimiento, para resistir a la respuesta inmune o para resistir a los tratamientos”.
Finalidad terapéutica
Fournier hace énfasis en que todas estas investigaciones tienen como fin último la realización de aportes significativos para mejorar las terapias que actualmente se encuentran en uso. Con esta intención, es que dentro de sus planes a futuro está el solicitar la colaboración de médicos e instituciones de salud como hospitales y clínicas para poder trabajar con muestras de pacientes.
La utilidad terapéutica de estos hallazgos espera desarrollarse en un futuro no muy lejano, ya que en palabras del Dr. Fournier: “No solamente necesitamos diagnosticar el cáncer más temprano, sino que necesitamos herramientas de pronóstico para realmente hacer la diferencia entre los cánceres agresivos y reconocer el cáncer indolente, que necesita un tipo diferente de tratamiento, y poder asegurarnos de que los pacientes reciben los mejores tratamientos para mejorar su calidad de vida”.