Una de cada cinco muertes en el mundo son debidas a dietas poco saludables

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El enorme impacto que tiene la dieta en las enfermedades no transmisibles es cada vez más acentuado, hecho que pone en evidencia que pese al gran número de campañas que buscan concientizar sobre la adopción de una alimentación saludable, no ha habido respuestas en los índices de salud mundial.

La obesidad y las enfermedades asociadas van en aumento, panorama que se contradice con los adelantos en salubridad y conocimientos científicos a los que las personas pueden acceder, pues se ven opacados por los hábitos pocos saludables- como exceso de alimentos calóricos y cargados de químicos perjudiciales, escasos de fibra y valor nutricional, de consumo rápido y excesivo, sumado al sedentarismo, contaminación ambiental, tabaquismo y estrés- relacionados con la agitada vida de nuestro mundo contemporáneo.

El estudio y algunas explicaciones relacionadas

En base al objetivo de identificar asociaciones entre factores dietéticos y enfermedades no transmisibles, The Lancet publicó una nueva investigación del Global Burden of Disease, a cargo del Dr. Christopher Murray, autor del estudio y director del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la University of Washington, E.E.U.U, que evaluó el consumo de los principales alimentos y nutrientes en 195 países y cuantificó el impacto de las dietas deficientes en las enfermedades no transmisibles (específicamente cánceres, enfermedades cardiovasculares y diabetes).

El seguimiento de las tendencias de consumo se analizaron entre los años 1990 y 2017,  considerando 15 elementos dietéticos: dietas bajas en frutas, verduras, legumbres, granos enteros, nueces y semillas, leche, fibra, calcio, ácidos grasos omega-3 de mariscos, grasas poliinsaturadas; así como los excesos de las dietas ricas en carnes rojas y procesadas, bebidas azucaradas, ácidos grasos trans y sodio. 

Para el sodio, los cálculos se basaron en su medición a partir de orina de 24 horas. La estimación precisa de algunos nutrientes- como la fibra, el calcio y los ácidos grasos poliinsaturados- es compleja, así que se basan en aproximaciones estadísticas. 

Los autores aclaran que hubo cierto grado de incertidumbre estadística de las estimaciones realizadas, dados los diferentes niveles de disponibilidad de datos para cada elemento estudiado en la dieta, como en el caso del consumo del sodio, que estaba disponible tan solo en 1 de cada 4 países estudiados.

Por último, aclaran que las muertes podrían haberse atribuido a más de un factor de riesgo dietético, lo que podría haber resultado en una sobreestimación de la carga de enfermedades atribuibles a la alimentación.
Para este estudio, los autores observaron la ingesta de alimentos y nutrientes, sin evaluar si las personas tenían un peso saludable o sobrepeso. 

Dieta, enfermedades no transmisibles y mortalidad

Los hallazgos del estudio indican que las muertes relacionadas con la dieta han aumentado desde 1990- cuando llegaron a los 8 millones de personas- debido en gran parte al aumento de la población y su envejecimiento.
Los investigadores estiman que una de cada cinco muertes en el mundo está asociada con una dieta deficiente, pues contribuye a una variedad de enfermedades crónicas en personas de todo el mundo. Esta proporción equivale a 11 millones de muertes evitables que incluyeron: 10 millones de muertes por enfermedad cardiovascular, 913,000 muertes por cáncer y casi 339,000 muertes por diabetes tipo 2. 

En el 2017, al juntar las dietas ricas en sodio, escasas en granos enteros, nueces, semillas y frutas representaron más de la mitad de todas las muertes relacionadas con la dieta, muy superior en relación a las dietas con altos niveles de grasas trans, bebidas azucaradas y de carnes rojas y procesadas.


Consumo y muerte en el mundo

El estudio encontró que con respecto a las ingestas de los 15 factores dietéticos ninguna región consumía la cantidad óptima de todos ellos. Algunas regiones lograron ingerir solo algunos elementos dietéticos en las cantidades correctas. 

Los mayores déficits en la ingesta óptima se evidenciaron para el caso de:

  • Nueces y semillas: de las que solo se consumió un 12% de la cantidad recomendada diaria (alrededor de 3 g de ingesta por día, en comparación con 21 g por día), donde México ocupó el primer lugar asociado al riesgo de morbimortalidad. 
  • Leche: en el mundo se ingirió el 16% de la cantidad recomendada (435 g recomendados por día)
  • Granos enteros: tan solo se consumió el 23% de la cantidad recomendada (por debajo de 125 g recomendados por día), fue el principal factor de riesgo en los Estados Unidos, India, Brasil, Pakistán, Nigeria, Rusia, Egipto, Alemania, Irán y Turquía.
  • Frutas: su baja ingesta  (por debajo de 250 g por día) fue el mayor riesgo dietético en Bangladesh.

Los mayores excesos se observaron en la ingesta de:

  • Bebidas azucaradas: en promedio, el mundo bebió alrededor de diez veces la cantidad recomendada de bebidas azucaradas (49 g de ingesta promedio, en comparación con 3g recomendado).
  • Carne procesada: aproximadamente un cuarto de la población estudiada consumió un 90% más de la cantidad recomendada (alrededor de 4 g de consumo promedio por día, en comparación con 2 g recomendados)  
  • Sodio: 86% más de sodio (más de 3 gramos por día). Este factor fue el principal riesgo dietético de muerte y enfermedad en China, Japón y Tailandia. 
     

En el 2017, los países con las tasas más altas de muertes relacionadas con la dieta fueron Uzbekistán (892 muertes por cada 100,000 personas), Afganistán, Islas Marshall, Papua Nueva Guinea y Vanuatu.
Por el contrario, los países con las tasas más bajas de muertes relacionadas con la dieta fueron Israel (89 muertes por cada 100,000 personas), Francia, España, Japón y Andorra.

Limitaciones y recomendaciones del estudio

Los autores señalan algunas limitaciones del estudio actual, como los vacíos en los datos a nivel individual, representativos a nivel nacional, para la ingesta de alimentos y nutrientes esenciales en todo el mundo.

Un  aspecto importante en el consumo más restringido de vegetales-frutas, verduras, semillas- en general, se puede deber a los precios muchas veces prohibitivos que alcanza y que pueden llegar a significar un porcentaje importante del ingreso familiar.

Es importante destacar que los cambios dietarios deben estar orientados a buscar el menor impacto ambiental, a través de la sustentabilidad y diversidad de productos, para evitar efectos adversos sobre el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la degradación de la tierra, el agotamiento del agua dulce y la degradación del suelo fértil. 
Los autores enfatizan la necesidad urgente de esfuerzos globales coordinados de los gobiernos y entidades sanitarias para mejorar la alimentación, a través de políticas multisectoriales que impulsen dietas equilibradas, para que las personas puedan beneficiar su salud, calidad y esperanza de vida.