Modifican células madre para mejorar la respuesta a la insulina
La diabetes es un problema de salud mundial que afecta a 400 millones de personas en todo el planeta y su prevalencia está incrementando. Este padecimiento se da principalmente por la muerte o la disfunción de células productoras de insulina en el páncreas. Como resultado de la falta de secreción de insulina, o de las fallas para mantener los valores de la glicemia dentro de los rangos normales, aparecen otras enfermedades.
Hasta ahora, la diabetes no tiene una cura disponible; sin embargo, los científicos han trabajando con células madres para crear nuevas terapias. En algunos de esos trabajos, los investigadores han logrado transformar a esas células en células secretoras de insulina. No obstante, se han enfrentado a varios problemas en las primeras pruebas; en especial con la regulación de la cantidad de insulina que producen las nuevas células.
Una nueva investigación de la Washington University School of Medicine en Saint Louis, Missouri, demostró nuevos hallazgos que servirán para el futuro de este tipo de tratamientos.
Los autores indicaron que, al modificar el proceso por medio del cual se desarrollan las células, se pueden producir células secretoras de insulina con mejor respuesta a los niveles de glucosa en la sangre. Estas nuevas células reaccionan mucho más rápido y de mejor manera.
Seis fases
La diferenciación de las células madre pluripotentes humanas en células beta derivadas de células madre, señalan los expertos, es una fuente prometedora de terapia de reemplazo celular para la diabetes.
Al modificar las vías del desarrollo embrionario es posible generar células semejantes a los progenitores pancreáticos. En otras palabras, se trata de crear nuevas células capaces de expresar marcadores de las células beta del páncreas capaces de controlar el azúcar.
Si bien se habían realizado pruebas similares en el pasado, existía el problema de que su función era inferior a la de los islotes celulares humanos. Es decir, la secreción de insulina era menor o excesiva; o había una nula o ligera liberación de insulina en las siguientes fases.
La razón: las células beta creadas eran menos maduras en comparación con las células betas humanas.
Para superar estos conflictos, los especialistas crearon una estrategia de diferenciación de seis etapas. Así, lograron generar células endocrinas con células beta capaces de secretar insulina; y, de igual forma, contar con los mismos marcadores de las células beta humanas.
Esas células resultaron mucho más sensibles: responden a la glucosa; propician la liberación de insulina en primera y segunda fase; y responden a secretagogos, es decir, a los estimulantes de secreción de insulina.
Las células fueron trasplantadas en ratones y se observó que mejoraron en gran medida la tolerancia a la glucosa. Si bien no es posible probarlas aún, pues falta desarrollar una forma segura de trasplantar las células en personas para hacer ensayos clínicos; se trata de un paso importante en la creación de mejores y más efectivas terapias contra la diabetes.
La investigación completa fue publicada en la revista Cell.