Técnica novedosa promete vacuna universal contra la influenza
Todos los años hay una temporada marcada por la influenza, sobre todo en los meses más fríos. Si bien se tienen algunos avances en las vacunas contra la influenza. Lo cierto es que el virus sigue dando batalla.
Y a diferencia de otras enfermedades, cada año es necesario producir una nueva vacuna. En primer lugar, los virus causantes de la influenza tienen una gran capacidad para mutar. Por lo que tienen mucha facilidad para cambiar y pasar desapercibidos por el sistema inmune cuando vuelven a infectar.
Debido a la capacidad de mutar, el virus de la influenza ha escapado de una vacuna universal y única. Además, es esa capacidad para cambiar y adaptarse, lo que convierte a la influenza en una preocupación para algunas instituciones como la OMS. Sin embargo, un estudio reciente por parte del Instituto Peter Doherty de inmunología e infección, podría arrojar la primera vacuna universal contra el virus.
Entendiendo un poco más a la influenza
La influenza es una infección de origen viral. Existen cuatro variedades del virus: Las variedades A, B, C y D. Por una parte, las variedades A y B son responsables de las epidemias estacionales. Mientras que la variedad C del virus causa infecciones leves, además no ha mostrado capacidad para generar epidemias. Por otro lado, la variedad D es exclusiva del ganado y no se cree que pueda afectar a las personas.
De las variedades, la más peligrosa es la A, ya que tiene el potencial de ser mortal en algunos casos y de causar pandemias. Además, existe una familia bastante amplia de subtipos del virus de la influenza tipo A. Algunas de las cepas más conocidas de la variedad A son el H1N1, la cual se hizo conocida por su mención en las noticias durante el 2009.
Por la gran cantidad de cepas existentes y su capacidad para mutar, es necesario trabajar en nuevas vacunas cada año. Normalmente, la vacuna protege contra las cepas más comunes de la temporada. A consecuencia de esa limitación, la vacuna no es infalible. Sin embargo, vacunarse ayuda contra virus similares, permitiendo una mejor respuesta inmune.
Una vacuna universal contra la influenza
Un tipo de células llamadas linfocitos T (CD8+T) había llamado la atención del equipo del Instituto Doherty. Ya que al estudiar el caso de la influenza aviar en China, donde la cepa H7N9 causó grandes estragos. Los investigadores encontraron un dato interesante respecto a los linfocitos T. Aquellos pacientes que se recuperaban en un lapso de dos a tres semanas, tenían una buena respuesta por parte de las células CD8+T. Mientras que los pacientes fallecidos tenían una presencia reducida de dichas células.
Motivados por la observación, los investigadores se dieron la tarea de encontrar como funcionaba el mecanismo y estudiar su potencial para desarrollar una vacuna.
Todos los virus tienen una capa de proteínas que protegen el material genético. Y cuando una célula es infectada, unas moléculas llamadas HLA permiten presentar fragmentos del virus (péptidos). El HLA unido a los péptidos del virus se le conoce como epítopo. Y es con los epítopos que el sistema inmune se da cuenta que el cuerpo ha sido invadido. Sabiendo esto, los investigadores pasaron a la siguiente etapa, encontrar los epítopos compartidos entre las infecciones de virus A, B y C de influenza.
Tras estudiar cerca de 67,000 secuencias de epítopos, los investigadores fueron encontrando los que coincidían entre infecciones. Con ello, además fueron capaces de identificar que partes del virus que no cambiaron durante largos periodos de tiempo.
Pruebas en ratones dan buenos resultados
Aprovechando aquellas partes, los académicos efectuaron experimentos para provocar una respuesta inmune. Al realizar pruebas en ratones, encontraron una respuesta bastante buena por parte de los linfocitos T. Lo que ha mostrado la viabilidad de la propuesta. Posiblemente, dentro de poco tiempo se tengan noticias de una vacuna universal contra la influenza, dando pie además, al desarrollo de otras vacunas.
Artículo original en Nature inmunology. Con información de Pursuit, University of Melbourne y del National Center for Biotechnology Information (NCBI).