Cáncer de mama: convertir células cancerosas a células grasas detiene la metastasis
Investigadores de la University of Basel, en Suiza, encontraron una forma de usar la plasticidad de la células para detener la metástasis en el cáncer de mama.
De acuerdo con los científicos, en lugar de permitir que las células crezcan y migren a otras partes del organismo; hay que forzarlas a convertirse en células grasas que no se dividen ni viajan.
En un futuro, esta terapia podría utilizarse, combinada con la quimioterapia, para suprimir el crecimiento de los tumores primarios y evitar la metástasis.
La plasticidad del cáncer
La plasticidad celular juega un papel importante en la supervivencia de las células tumorales, invasión y la metástasis. Está definida como la capacidad de una célula para adaptarse a cambios dinámicos, los cuales son provocados por factores externos.
Según los especialistas, la plasticidad en células cancerosas es dinámica y puede ser resultado de cambios en el microambiente donde se desarrollan.
Los autores explican que una transición epitelio-mesenquimatosa (EMT) parece ser el elemento que facilita la plasticidad en los tumores y su metástasis.
Si bien la EMT es responsable por la invasión de las células tumorales primarias, su reversión, la transición mesenquimatosa-epitelia (MET), contribuye al desarrollo metastásico.
A pesar de ello, las células sometidas a EMT y MET muestran alta plasticidad, por lo tanto se convierten en una oportunidad para orientar nuevas y mejores terapias para combatir el cáncer.
En el caso específico del cáncer de mama, se ha demostrado que sus células epiteliales tienen mayor potencial de diferenciación multilinaje; es decir, muestran características semejantes a las células madre mesenquimales.
Existen procesos de desdiferenciación celular en los cuales el cáncer se correlaciona con su malignidad y potencial metastásico; esto ha llevado a algunos especialistas a tratar tumores mediante la inducción de diferenciación de células cancerosas. Sin embargo, cuando las células son sometidas a EMT y MET, esos procedimientos se vuelven complicados.
Como respuesta, los investigadores de la University of Basel trabajaron para inhibir la plasticidad de las células cancerosas con un enfoque de diferenciación trans a través de la adipogénesis forzada.
Para lograrlo, los científicos utilizaron modelos de plasticidad celular cancerosa inducida por EMT. Posteriormente, se sometieron a una EMT reversible para adquirir característica mesenquimales e implantarlas en ratones.
En un segundo sistema, con células de cáncer de mama (de ratones), obligaron a las células a sufrir adipogénesis; en otras palabras, las forzaron a producir contenido graso y convertirse en células adiposas.
Esa conversión se induce con insulina, dexametasona y rosiglitazona (compuestos para tratar la diabetes); también se combinó con la proteína BMP2.
Los investigadores indicaron que, para que la adipogénesis fuera una opción terapéutica, redujeron el uso de fármacos en el tratamiento protocolar de sus modelos.
Los resultados fueron prometedores. Las nuevas células eran muy similares a las células grasas; además, eran incapaces de dividirse y proliferar.
Finalmente, los expertos señalaron que las similitudes de las células de cáncer de mama con las células madre abren caminos a futuras investigaciones; así como a futuros tratamientos para el cáncer.
El estudio se publicó en la revista Cell.
Metástasis: la forma en que el cáncer viaja
La metástasis es el proceso por medio del cual el cáncer se esparce a otras partes del organismo y deja atrás a su tumor primario.
Para alcanzar ese objetivo, existen tres etapas:
- invasión, cuando las células cancerosas salen de su tumor principal;
- intravasación, al entrar a los vasos sanguíneos;
- y extravasación, cuando salen de los vasos sanguíneos de otras partes del cuerpo.
Las células tumorales cuentan con diferentes propiedades para pasar por cada fase. Algunas pierden su capacidad de adhesión; por eso son capaces de desprenderse del tejido donde surgieron.
La metástasis se ha convertido en uno de los retos de médicos y científicos; pues, aunque se elimine el tejido del cáncer primario, la enfermedad puede reaparecer en otra parte del cuerpo.
El cáncer de mama es el más común en las mujeres de todo el mundo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en 2015 hubo 8.8 millones de decesos por esta enfermedad.
Un tercio de las muertes se debe a factores de riesgo como: un índice de masa corporal elevado; baja ingesta de vegetales; falta de actividad física; y alto consumo de tabaco y alcohol.
Hasta ahora no existe un tratamiento que pueda eliminar el padecimiento, no obstante, la detección oportuna aumenta las probabilidad de supervivencia y disminuye el riesgo de metástasis.