Sustancia blanca del cerebro y esquizofrenia

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Un grupo de investigadores japoneses aportan datos que podrían conducir a nuevas y a más eficaces terapias contra esta grave patología mental.

Si bien es un trastorno neurológico muy poco común, que afecta a unos 21 millones de personas a nivel mundial, la gravedad de la esquizofrenia la convierte en una patología altamente invalidante.

Esta enfermedad se caracteriza por una distorsión cognitiva, conductual y emocional, que termina asociada a una discapacidad considerable, ya que afecta a la relación y al desempeño personal, educativo y laboral.

Síntomas y terapia

Los síntomas generalmente aparecen entre la adolescencia y los 30 años, con mayor prevalencia entre el sexo masculino.

Con respecto a su presentación, en algunos casos, la persona comenzará a evidenciar comportamientos inusuales a partir de la infancia, pero que se vuelven significativos según avanzan en edad. En otros, los síntomas pueden surgir de manera repentina.

La esquizofrenia es una patología crónica tratable, con apoyo psicosocial, sumado al uso de las limitadas opciones de tratamiento actuales, como los antipsicóticos. Estos forman parte del tratamiento estándar de primera línea. Si bien, en muchos casos, no son efectivos, pueden ayudar a mejorar la inserción social de estos pacientes.

Pero estos fármacos pueden causar desagradables efectos secundarios, como el aumento considerable de peso, cansancio e inquietud muscular. Además, un estudio relacionó la ingesta de antipsicóticos de primera generación con la pérdida de tejido cerebral en estos pacientes.

Axones y mielina

La materia blanca es una zona del cerebro constituida por los axones. Estos, a su vez, están formados por el esfingolípido llamado mielina, sumado a moléculas proteicas. Estas estructuras conducen los impulsos nerviosos entre las neuronas. 

Algunos estudios han observado que la pérdida de mielina se asocia con una serie de afecciones neurológicas. Entre ellas se cita especialmente a la esclerosis múltiple.

También, otras investigaciones han evidenciado este patrón de reducción en la materia blanca en pacientes con esquizofrenia. Sin embargo, se desconoce su génesis e incidencia en estas patologías.

Esquizofrenia y metabolismo lipídico

Un nuevo estudio, realizado por el Centro RIKEN para la Ciencia del Cerebro (CBS) en Japón, podría significar el surgimiento de nuevas opciones para el desarrollo de fármacos más eficaces, que se desprendan de los recientes hallazgos de la bioquímica cerebral. Estos datos aparecen en la revista Schizophrenia Bulletin.

Con el objetivo de analizar más detalladamente la conexión entre los esfingolípidos y la esquizofrenia, los investigadores estudiaron la materia blanca. Midieron los niveles de mielina en el tejido cerebral postmortem de 15 personas con esquizofrenia. Estas mediciones las contrastaron con igual número de controles normales, utilizando la espectrometría de masas. Esta técnica identifica y mide la masa de las partículas presentes en una muestra, al bombardearla con haces de electrones.

Como explica el doctor Takeo Yoshikawa, líder del equipo en RIKEN CBS: «Este fue el primer estudio psiquiátrico del cerebro postmortem en utilizar el análisis espectroscópico de masas, y nuestro descubrimiento no hubiera sido posible sin nuestra técnica integral recientemente establecida para detectar esfingolípidos».

Por lo tanto, los científicos hallaron asociación entre disminución de la sustancia blanca del cerebro y la esquizofrenia, al descubrir que el nivel del esfingolípido S1P era más bajo en personas enfermas que en aquellas sin esta patología. La reducción de esta molécula fue más importante en el cuerpo calloso, una gran concentración de axones que conecta los dos hemisferios cerebrales. Estas anomalías podrían conducir a una comunicación anómala entre las neuronas.

Los científicos también analizaron los cerebros de personas con trastorno bipolar y con depresión mayor, donde los niveles de S1P eran normales. Esto indica que la deficiencia lipídica es específica para la esquizofrenia.

¿Nueva opción terapéutica?

Otros resultados experimentales arrojaron datos sobre el problema, que podría deberse a la degradación anormal de S1P y no a la reducción de su síntesis.

De ser esta la causa, el desarrollo de fármacos para detener esta descomposición podría servir como estrategia terapéutica para la esquizofrenia. 

«Debido a que no tenemos otro ángulo sobre las causas de la esquizofrenia, muchas compañías farmacéuticas se están retirando del desarrollo de medicamentos relacionados con esta enfermedad. Con suerte, nuestros hallazgos pueden proporcionar nuevos ángulos y blancos para el desarrollo de fármacos», expresó Yoshikawa.

Dentro de las drogas existentes en el mercado, que podrían ser efectivas, está el tratamiento para la esclerosis múltiple, llamado fingolimod (Gilenya), que se dirige específicamente al receptor S1P. Esto podría evitar el largo y costoso proceso del desarrollo farmacológico.

Sin embargo, nada asegura que Gilenya funcione como tratamiento para la esquizofrenia. Además, se necesita más investigación para comprender el papel exacto que desempeña S1P en su fisiopatología. «El siguiente paso importante es determinar con precisión qué fármacos que actúan sobre el receptor S1P son efectivos en animales experimentales», concluye Yoshikawa.


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