La resistencia a los antimicóticos es un peligro grave y global según la comunidad científica

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La incidencia de las infecciones micóticas sistémicas ha aumentado significativamente en las últimas décadas, como consecuencia de la inmunosupresión ocasionada por agresivos tratamientos como la quimioterapia, los trasplantes de órganos y la infección por VIH, así como de la mayor tasa de supervivencia de los pacientes graves, gracias a los adelantos en los cuidados intensivos.

La mayoría de las infecciones micóticas sistémicas se asocian con una elevada tasa de mortalidad- sobrepasando en algunos casos al 50%- muchas veces secundaria a las dificultades para el diagnóstico precoz y la reducción en la eficacia de los antimicóticos, incluso los de última generación.

Los científicos estiman que las muertes causadas por hongos en todo el mundo son muy superiores a las atribuidas al cáncer de mama o la malaria, llegando incluso a alcanzar las mismas cifras que la tuberculosis.

En esta época reciente, estamos viendo el surgimiento de nuevos hongos multirresistentes, como es el caso de la Candida auris, responsable de aumentar las tasas de infecciones fúngicas invasivas en los nosocomios a nivel mundial.

Dentro de los fármacos empleados se encuentra el grupo de los azoles, que son el principal tratamiento utilizado actualmente por los médicos. También representan cerca del 25% del total de fungicidas disponibles para combatir enfermedades en los cultivos.

En cuanto a la forma en que los hongos afectan los alimentos, son responsables del 20% de las pérdidas anuales de cosechas en todo el mundo, facilitado- entre otras causas- a la creciente resistencia de los cultivos a los antifúngicos habitualmente empleados.

Preocupación por el estudio

Un equipo internacional de investigadores, dirigido por investigadores del Imperial College de Londres y la University of Exeter- cuyo estudio fue publicado en la revista Science– descubrió un incremento «sin precedentes» de la resistencia a los medicamentos antimicóticos en todo el mundo, durante los últimos 30-40 años.

Las personas con mayor riesgo de adquirir una infección micótica son aquellas con sus sistemas inmunes comprometidos, en particular los pacientes con cáncer y los receptores de órganos, ya que el arsenal de medicamentos empleados para tratar estas patologías en humanos y ganado se ha restringido ostensiblemente, hasta casi agotarse.

Hallazgos y causas probables

Matthew Fisher, profesor de epidemiología en el Imperial College de Londres y autor principal del estudio, explicó que probablemente este fenómeno se debía a que los agricultores fumigan sus cultivos con los mismos fármacos que se emplean actualmente en la práctica médica para tratar las infecciones fúngicas en los pacientes.

Los investigadores están particularmente preocupados por el debilitamiento de la eficacia terapéutica de los azoles,  hallazgo que advierte la presencia de un proceso en vías de convertirse en una crisis inminente, solo comparable con el llamado apocalipsis de los antibióticos.

La revisión evidenció que existe un enorme grado de resistencia de los hongos a todos los medicamentos antimicóticos,  porque según las palabras de Fisher: «Hasta ahora, la escala del problema ha sido poco reconocida y subestimada, pero la amenaza para el ser humano, la salud y la cadena alimentaria son serias e inmediatas. Junto con el descubrimiento de fármacos y la nueva tecnología para combatir los patógenos fúngicos, necesitamos urgentemente una mejor administración de los antimicóticos existentes para garantizar que se usen correctamente y que sigan siendo efectivos«.

A medida que nuevas especies y variedades de hongos se extienden por todo el mundo, se convierten en una amenaza creciente para la salud humana y de los cultivos, Fisher advirtió. «Es esencial que tengamos medios para combatirlos. Sin embargo, el número muy limitado de medicamentos antimicóticos significa que la aparición de resistencia está provocando que muchas infecciones fúngicas comunes se vuelvan incurables«.»El surgimiento de la resistencia está llevando a un deterioro en nuestra capacidad para defender nuestros cultivos contra los hongos patógenos. Las pérdidas anuales para la producción de alimentos tienen serias implicaciones para la seguridad alimentaria a escala mundial».

La profesora Sarah Gurr– otra de las autoras del estudio- perteneciente a la Exeter University dijo: «La resistencia emergente a los fármacos antimicóticos ha pasado prácticamente desapercibida, pero sin intervención, las condiciones fúngicas que afectan a los seres humanos, los animales y las plantas serán cada vez más difíciles de contrarrestar«.

Un «colapso global» del poder de las drogas antifúngicas podría propagar enfermedades y amenazar cultivos alimentarios en todo el mundo, propiciado por el dinámico y creciente flujo de movilidad de más personas y de actividades de intercambio comercial de animales y vegetales alrededor del mundo, así como el uso excesivo e indiscriminado de los tratamientos existentes, ha impulsado el aumento de la resistencia, dijo el equipo. Dichos procesos permiten a los hongos mutar y reproducirse rápidamente, lo que le ocasionaría serios efectos a nivel de salud pública, que se traduciría en el hecho de que estos patógenos sobrevivan a los procedimientos normales de descontaminación que se realizan en las instituciones de salud.

Los investigadores insistieron en la necesidad de incorporar mejoras en la  forma en que se utilizan los medicamentos existentes, así como un mayor énfasis en esfuerzos tendientes al descubrimiento de nuevos tratamientos destinados a combatir las infecciones fúngicas.

Fuente: BBC News