La dieta de ambos padres antes de concebir influye sobre la salud de los hijos
Sobre la dieta y hábitos saludables en general, se ha hecho mucho énfasis, ya que estos dos factores son decisivos para recobrar o mantener la salud en aquellas personas que han sido afectadas por variadas patologías. Pero además, se sabe fehacientemente que la dieta y nutrición de la madre puede repercutir profundamente en el futuro bebé, favoreciendo la formación de tejidos saludables en todo el organismo.
Algunos estudios sugieren incluso que las influencias dietéticas de varios años antes de la concepción pueden tener efectos sobre el futuro bebé.
Además, según estimaciones realizadas en el año 2012, el 40% de los embarazos globales no fueron planificados, de lo que se desprende que la preparación con suplementos y estilo de vida saludable por parte de las madres no habían sido previstas.
Salud y preconcepción
Este cuidado dietario y de salud general ha sido ampliado a ambos padres, según una serie de tres artículos publicados en The Lancet, donde los investigadores analizan la salud de los progenitores en la etapa de preconcepción, que cobra gran importancia como un factor a considerar en las nuevas generaciones.
Los autores calcularon la proporción de mujeres en edad reproductiva, que se encuentran entre los 18-42 años en el Reino Unido que se encuentran nutricionalmente preparadas para el embarazo, empleando los datos pertenecientes a 509 mujeres obtenidos a través de la Encuesta Nacional de Dieta y Nutrición de este país.
La investigación previa había determinado el período de la preconcepción como los tres meses anteriores a la concepción, ya que este es el tiempo promedio que las parejas fértiles tardan en lograr un embarazo. Sin embargo, ésto es impreciso, ya que ignora el tiempo que se requiere para obtener mejoras efectivas en la salud previas a la concepción, puesto que algunas requieren menos de un mes- como lograr concentraciones adecuadas de folato a través de suplementos- y en cambio, otras tardan meses o años, como cuando se busca lograr un peso saludable.
La serie, primeramente recurre a la evidencia existente en todo el mundo para redefinir el período preconcepcional: desde el punto de vista biológico como días a semanas antes y después de la fertilización; individualmente – como las semanas o meses cuando una mujer o pareja decide tener un hijo; y a nivel de salud pública, como los meses o años necesarios para abordar los factores de riesgo previos a la concepción, como la dieta y la obesidad, antes del embarazo.
En palabras de la autora de la serie, la profesora Judith Stephenson, UCL, Reino Unido: «El período previo a la concepción es un momento crítico en que la salud de los padres -incluido el peso, el metabolismo y la dieta- puede influir en el riesgo de futuras enfermedades crónicas en niños, y ahora debemos reexaminar la política de salud pública para ayudar a reducir este riesgo«, «Si bien el enfoque actual en los factores de riesgo, como fumar y el exceso de consumo de alcohol, es importante, también necesitamos nuevos impulsos para prepararnos nutricionalmente para el embarazo de ambos padres. Crear conciencia sobre la salud antes de la concepción y aumentar la disponibilidad de apoyo para mejorar la salud antes de la concepción será crucial«.
Factores de riesgo de salud previos a la concepción
La evidencia recopilada sugiere que factores como el tabaquismo, la ingesta elevada de alcohol y de cafeína, la dieta poco saludable- asociada a la malnutrición y la obesidad- pueden provocar cambios a nivel genético, celular, metabólico y fisiológico durante el desarrollo fetal, que tienen consecuencias que prevalecen en la edad adulta. Además, se ha visto que aumentan de padecer enfermedades cardiovasculares, metabólicas, inmunes y neurológicas en la infancia.
Con respecto a la obesidad materna- que también está relacionada con resultados de nacimiento que presentan más complicaciones- incide negativamente al aumentar los niveles de inflamación, hormonas y metabolitos, que pueden afectar directamente el desarrollo del óvulo y embrión, con repercusiones directas al incrementar el riesgo de enfermedad crónica en etapas posteriores de la vida.
La obesidad masculina también reviste importancia en la salud del feto y se asocia con una calidad, cantidad y motilidad del esperma deficiente, lo que podría aumentar el riesgo de enfermedad crónica en etapas posteriores de la vida. Sin embargo, es incierto si la dieta paterna y la obesidad tienen una influencia tan fuerte como la salud materna previa a la concepción,
si bien, los autores señalan que podría haber más factores de riesgo asociados que aún no se han sido identificados.
Implicancias de estos descubrimientos
Según este estudio, pudieron estimar que muchas mujeres del Reino Unido no están preparadas desde el punto de vista nutricional para el embarazo y casi todas las mujeres en edad reproductiva (96%) consumen dietas de hierro y folato por debajo de la recomendación para el período de embarazo (14,8 mg por día y 400 μg por día, respectivamente).
Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para la sociedad y la salud pública, ya que apuntan hacia una nueva visión y preparación para la concepción.
Para ayudar a mejorar la salud en las generaciones venideras, los autores buscar que las políticas de salud se orienten hacia un enfoque conjunto, que incluya mayor orientación y apoyo para las personas que planifican el embarazo, así como un incremento y efectivización de las medidas de salud pública para reducir la obesidad y mejorar la nutrición.
Con base en estas asociaciones y la proporción de mujeres que probablemente no estén preparadas nutricionalmente, los autores solicitan intervenciones que comiencen años antes del embarazo. Reforzaron la importancia de mejorar la salud de todos desde una edad temprana como una forma de evitar la mala salud preconcepcional y mejorar la salud de las generaciones futuras.
Stephenson también enfatiza: «No se trata de provocar miedo o culpar a las personas: nuestro análisis establece la importancia de la salud de la próxima generación, enfatiza la responsabilidad social y exige un fuerte liderazgo local, nacional e internacional».
Cómo mejorar la salud previa a la concepción
Se necesitan esfuerzos mancomunados para mejorar la nutrición y lograr hábitos saludables de por vida por parte de la población, para poder así apoyar los esfuerzos individuales entre aquellas personas que planifican el embarazo.
Comenzando en la adolescencia, los autores proponen que las escuelas necesiten ayudar a los adultos jóvenes a prepararse para la paternidad en el futuro. El apoyo para mejorar la nutrición antes de la concepción debe ofrecerse de manera que involucre a los adolescentes en el pensamiento sobre sus dietas y su salud, y las implicaciones de esto en la vida posterior, en el embarazo y para las generaciones futuras.
Sobre la base de esto, en los adultos que no tienen planes inmediatos para un embarazo, piden un cambio social que respalde una mejor conciencia pública sobre la salud preconcepcional. Por último, en adultos que planean tener hijos, piden un mejor soporte y herramientas prácticas para la salud preconcepcional.
Los autores también sugieren que la industria alimenticia y los minoristas de alimentos deberían ser parte de la solución, trabajando junto con organizaciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales e instituciones de investigación para formar coaliciones de defensa para crear una mayor demanda de apoyo de salud antes de la concepción.
«Las intervenciones de salud previas a la concepción pueden estar limitadas por su enfoque en la responsabilidad individual y no abordar directamente las influencias sociales o el entorno obesogénico. Mejorar la salud general de la población y concienciar sobre la importancia del período preconcepcional podría ayudar a mejorar la salud de las generaciones futuras «, dice la Dra. Mary Barker, de la University of Southampton UK: «Es responsabilidad de todos ayudar a nuestros jóvenes a convertirse en padres exitosos de niños sanos y de larga vida. Tenemos la infraestructura para hacer esto en nuestras plataformas de salud y educación existentes y en un sistema alimentario global, pero ahora debemos priorizar la mejora de la salud preconcepcional”.