Gastritis y duodenitis: qué son y cómo se manifiestan

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La gastritis y la duodenitis son dos afecciones que involucran al tracto digestivo y comparten básicamente las mismas etiologías, incluida la infección por Helicobacter pylori. 

La gastritis corresponde a la inflamación del revestimiento o mucosa del estómago, mientras que la duodenitis es el proceso inflamatorio de la porción superior del intestino delgado, llamado duodeno.

Dada la proximidad del estómago y el duodeno, muchos factores los afectan de manera comparable, por lo que al ser originados por las mismas causas, sus terapias también son similares.

Si bien los síntomas de la gastritis y la duodenitis, resultan ser bastante incómodos, la mayoría de los casos no tienen complicaciones graves o a largo plazo, siempre y cuando se siga el tratamiento de manera correcta y consciente.

En México, se estima que el 12% de la población general padece gastritis, constituyendo una de las 10 causas principales de primera consulta, tanto en medicina familiar como en los servicios de urgencia. Por su parte, el cáncer gástrico y las úlceras pépticas forman parte de las primeras 20 causas de mortalidad. 

Sintomatología y complicaciones

Algunos casos de gastritis y duodenitis no causan síntomas, y su hallazgo se realiza al intentar diagnosticar otros trastornos digestivos.

Una presentación aguda de gastritis o duodenitis se manifiesta de manera rápida y dura poco tiempo. Al contrario, en casos crónicos, tiende a progresar lentamente y persiste a veces por meses o años.

Cuando los pacientes presentan síntomas, si bien pueden variar de persona a persona, los típicos pueden incluir:

  • Dolor quemante en la zona gástrica.
  • Náuseas.
  • Vómitos.
  • Sensación de indigestión.
  • Plenitud gástrica, aún con el estómago vacío o después de ingerir una pequeña cantidad de comida

En algunas personas, el dolor gástrico se puede extender hacia la espalda o la parte inferior del abdomen.

A veces pueden aparecer signos más graves, como una hemorragia interna, que ocasiona heces de color marrón oscuro o negro y olor fétido, debido a la sangre semidigerida. En caso de hemorragia, también puede verse un vómito de aspecto arenoso y grueso. Estas manifestaciones requieren atención médica urgente.

La gastritis tiene algunos aspectos en común con las úlceras pépticas, que también cursan con inflamación gástrica, donde la gastritis es una inflamación generalizada de este revestimiento y una úlcera es una región específica de la mucosa que ha sido erosionada, por lo que tienen varios síntomas en común, pero es mucho más probable que ocurra un dolor intenso y localizado con una úlcera, que también tiene asociado un mayor riesgo de sangrado, perforación gástrica y cáncer gástrico.

Causas

El daño de las mucosas depende del tiempo de duración del factor o los factores injuriantes, además de  la capacidad que tienen las mucosas para resistir a estos factores, que determinan el momento en el cual ambos se desequilibran y ocurre la lesión. Dentro de las causas probables tenemos:

1. Infección por Helicobacter pylori

Una de las causas más comunes de inflamación en el tracto digestivo es la infección por H.pylori, que si bien a menudo está presente en el sistema digestivo sin ocasionar patologías, al reproducirse fuera de control, puede invadir porciones del intestino y/o del estómago y causar inflamación y ocasionar variada sintomatología digestiva.  

2. Antiinflamatorios no esteroideos ( AINEs)

El consumo de este grupo de fármacos a largo plazo constituyen otra causa común de gastritis y duodenitis, como son ibuprofeno, diclofenac, naproxeno, ácido aceilsalicílico, etc.

3. Enfermedad intestinal inflamatoria (EII)

Esta patología inflamatoria de etiología inmunitaria, también puede causar inflamación en el estómago o el duodeno y de hecho, las formas específicas de EII, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerativa, pueden estar asociadas a estos cuadros con más frecuencia.

4. Enfermedad celíaca

Esta creciente patología también aparece como una causa común de inflamación en el sistema digestivo, especialmente del duodeno.

Otras posibles causas de gastritis y duodenitis incluyen:

  • Consumo excesivo de alcohol.
  • Tabaquismo en gran cantidad.
  • Daño traumático o lesión al estómago o intestino delgado.
  • Cirugía reciente del estómago o intestino delgado.
  • La ingesta de algunos venenos cáusticos o corrosivos.
  • Reflujo biliar.
  • El empleo de una ventilación mecánica, que ocasiona las llamadas lesiones gástricas por estrés.
  • Ciertos quimioterápicos anticancerígenos y la radioterapia.

Diagnóstico

Es probable que los médicos que sospechan gastritis o duodenitis según la sintomatología del paciente, prescriban varias pruebas para detectar las causas subyacentes, como análisis en muestras de sangre, heces o de aliento para detectar una infección por H. pylori.

En estos casos también se suele indicar una endoscopía, para captar imágenes del revestimiento del estómago o del duodeno, permitiendo la detección de signos de inflamación, sangrado o úlceras pépticas, así como cualquier tejido de aspecto anormal. Durante este procedimiento, el médico puede tomar una muestra de tejido para realizar una biopsia. 

Tratamiento

El tratamiento y el éxito, tanto para la gastritis como para la duodenitis varía según el paciente y la causa que origina el/los cuadros, así como de la adherencia al tratamiento.

Pero independientemente de la etiología, es usual que el médico indique medicamentos recetados o de venta libre para reducir la producción de ácido en el estómago y favorecer la curación, como es omeprazol y esomeprazol, incluso a largo plazo, para ayudar a controlar el cuadro.

También existen los fármacos beta bloqueantes que disminuyen la secreción gástrica, como son la ranitidina, famotidina, cimetidina, cuyos efectos duran varias horas.

Para uso ocasional en la ayuda a controlar los dolores gástricos, pueden ser útiles los antiácidos de venta libre, que incluyen el carbonato de calcio y el hidróxido de magnesio, que se encuentra en la leche de magnesia.

En los casos de infección por H. pylori, los médicos generalmente recomiendan una combinación de antibióticos, que se deben ingerir por algunas semanas.

Cambios en el estilo de vida

Es fundamental realizar cambios en el estilo de vida sobre aquellos factores que puedan estar afectando negativamente al paciente, para ayudar a reducir la inflamación en el estómago e intestino y tratar efectivamente estos cuadros, como evitar o limitar el uso de alcohol y tabaco, así como algunas frutas, comidas picantes y alimentos grasosos y/o fritos. 

Aquellos pacientes que ingieren AINEs, deben hacerlo con precaución o dejarlos de tomar, según indicación médica.

En caso que el paciente sea intolerante a algún alimento o sustancia como el gluten o presente celiaqía, deberá eliminarlo de su dieta para evitar la inflamación intestinal asociada.

Cuando recurrir a un médico de urgencia

Algunos síntomas y complicaciones requieren atención inmediata, como:

  • Dolor abdominal intenso.
  • Vómitos sanguinolentos o con aspecto granuloso y oscuro.
  • Heces alquitranadas.
  • Fiebre alta.

Estos signos y síntomas pueden ser indicativos de hemorragias o perforaciones del tracto digestivo, por lo que hay que consultar a la brevedad posible, porque puede haber riesgo de vida para el paciente.