Contaminación ambiental y grupo sanguíneo se relacionan a mayor riesgo de ataques cardíacos
A pesar de que no son medidas en muchas ciudades, el material particulado en suspensión de menos de 2,5 micras (PM2,5) son un buen indicador de contaminación ambiental, especialmente debido a que, por un lado, su origen, en alta proporción es antropogénico, puesto que las PM2,5 provienen principalmente de las emisiones de los vehículos que utilizan diesel como combustible en los centros urbanos.
Por otro lado, los efectos que ocasionan sobre nuestra salud son muy nocivos, por su elevada capacidad de penetración en las vías respiratorias. Estos efectos de las partículas contaminantes han estado históricamente asociados al agravamiento de enfermedades como la bronquitis, y más recientemente, también se han relacionado con cuadros de tipo cardiovascular.
Algunos estudios han demostrado la vinculación entre los niveles de contaminación de PM2,5 y los ataques cardíacos, internaciones con dolor torácico inestable, insuficiencia cardíaca y fibrilación auricular.
Hallazgos previos
Un equipo de investigadores del Medical Center Heart Institute and Brigham Young University. ya habían identificado un nivel de contaminación que se relacionaba con un mayor riesgo para las personas con tipo de sangre distinto al O, siendo ese umbral de 25 microgramos de contaminación por metro cúbico: «Hace dos años publicamos hallazgos que demostraban que una vez que se supera ese límite, cada 10 microgramos adicionales de contaminación por metro cúbico de aire proporcionaban riesgos sustancialmente más altos«, «A niveles superiores a 25 microgramos por metro cúbico de contaminación, el aumento del riesgo es lineal, mientras que por debajo de ese nivel hay poca o ninguna diferencia en el riesgo«.
El nuevo estudio
Este nuevo estudio fue diseñado por el mismo grupo de investigadores para relacionar esos hallazgos y probar la influencia de una variable agregada: el impacto del tipo de grupo sanguíneo ABO de un individuo, puesto que el gen que codifica para el sistema ABO es el único que ha sido validado en grandes estudios internacionales para predecir ataques cardíacos entre personas que padecen de enfermedad coronaria.
Este estudio es único en su tipo, ya que establece la relación entre el incremento del riesgo de ataque cardíaco asociado con la contaminación del aire por partículas pequeñas, con un mayor riesgo de ataque cardíaco para personas con ciertos tipos de sangre que padecen de enfermedad coronaria.
Los datos clínicos que fueron utilizados para el estudio provienen de pacientes del Intermountain Healthcare vistos entre 1993 y 2007.
El análisis de la calidad del aire se realizó por expertos de la Brigham Young Universidad (BYU), pudiendo determinarse que durante una inversión invernal, el nivel de contaminación de PM2,5 puede alcanzar, eventualmente, hasta 100 microgramos/ m3, si bien, 50-60 microgramos/m3 es el nivel más habitual.
Según explica Benjamin Horne, PhD, epidemiólogo clínico e investigador principal del estudio del Intermountain Medical Center Heart Institute : «Nos preguntamos, si alguien tiene una variación específica en este gen ABO, ¿es más o menos probable que experimenten un ataque al corazón en tiempos de mayor contaminación?». «La mutación primaria que estudiamos diferencia entre los tipos de sangre O y los no O, que incluye los tipos de sangre A, B y AB positivos y negativos. El que se ha encontrado en los estudios genéticos como de menor riesgo es O. Los otros tres fueron de más alto riesgo.»
Resultados obtenidos
Las personas que tienen los tipos de sangre A, B o AB tienen un riesgo elevado de sufrir un ataque cardíaco durante los períodos de contaminación atmosférica más intensos, en comparación con los individuos del tipo de sangre O, según esta nueva investigación.
Si bien decenas de genes han sido demostrados como factores predictivos en grandes estudios internacionales para la aparición de la enfermedad coronaria en grupos de personas que están libres de la enfermedad, pero la gran mayoría de los sujetos no tendrá un ataque cardíaco a menos que ya padezcan de una enfermedad de la arteria coronaria. Tampoco implican un ataque al corazón una certeza, incluso con una enfermedad cardíaca diagnosticada.
«Tiene que tener otras características para que la enfermedad coronaria progrese a un ataque al corazón», según el Dr. Horne. «La asociación entre los ataques al corazón y la contaminación en pacientes con sangre no O no es algo por lo que deba entrar en pánico, pero es algo de lo que debe tenerse en cuenta«.
Si bien el equipo de científicos encontró que los sujetos con sangre tipo O también tienen mayor riesgo de ataque cardíaco o dolor torácico inestable en períodos que se registra una alta contaminación ambiental, sin embargo, su nivel de riesgo es mucho menor, del orden del 10% en lugar del 25% por cada 10 microgramos, en comparación con el tipo de sangre no O, según explicó Horne.
Entonces, a 65 mcg/m3 de contaminación, una persona con sangre tipo O enfrenta un riesgo 40% mayor que si el aire no estuviera contaminado.
Recomendaciones generales
Por lo antes expuesto, Horne recomienda a los pacientes con alguna patología coronaria tomar recaudos para prevenir los riesgos de ataques cardíacos, como ser que aquellos días que la contaminación del aire es más elevada permanezcan en casa y que hagan ejercicios en lugares cerrados. También que tengan a mano aquellos medicamentos recetados que puedan requerir ante eventuales manifestaciones o agravamiento de su enfermedad.
Un dato a considerar seriamente, dados los altísimos niveles de polución ambiental registrados en grandes urbes como es Ciudad de México, que la posicionan como una de las más contaminadas del planeta.