Crean método para diagnosticar daños cerebrales en los recién nacidos
La plasticidad cerebral es la capacidad del sistema nervioso para cambiar; se trata de la capacidad del cerebro para regenerarse y reestructurarse, así como de mejorar las funciones cognitivas. Cuando este proceso no se lleva a cabo de manera adecuada, puede ser indicador de algún daño cerebral.
De acuerdo con Investigadores del Instituto de Neurobiología, campus Juriquilla, de la UNAM, durante los primeros meses de vida, los humanos presentamos máxima plasticidad cerebral; es decir, se presentan patrones de movimiento estereotipados e innatos. Meses después a este periodo, los especialistas se pueden dar cuenta de si existen secuelas de daño cerebral.
La importancia de poder detectar esto en los bebés radica en que entre los prenatales puede haber restricción de crecimiento intrauterino, trastornos metabólicos de la madre que pueden causar asfixia, prematurez, o hiperbilirrubinemia una vez nacidos. Si un humano sufrió de alguna de estas situaciones, la posibilidad de que tenga daño es latente, aunque no definitiva.
Por esta razón, los científicos de la UNAM decidieron trabajar con dos grupos de bebés para probar un nuevo método que detecta daños cerebrales.
¿Cómo se hace este diagnóstico?
Los bebés están divididos en dos grupos: uno de ellos usa métodos normales usados en hospitales y clínicas privadas; y el otro es atendido con el protocolo de investigación de la Unidad de Neurodesarrollo.
La tecnología utilizada cuenta con once cámaras de luz infrarroja que apuntan a una mesa de terapia. En esa mesa se coloca al bebé con marcadores bajo un modelo biomecánico con material optorreflejante.
Los investigadores destacan que la luz infrarroja es invisible al ojo humano; pero que al menos tres cámaras reflejan el mismo marcador, con lo cual pueden triangular en un posición dentro de un espacio tridimensional.
Con el modelo biomecánico, se puede determinar cuántos marcadores deben usarse, en qué posiciones y el tipo de marcador que debe ser empleado. Durante el estudio, se realizan mediciones antropométricas; con esto se predicen y calculan los centros de masa de cada segmento rígido o articulación, desde la cabeza hasta los pies. Con esa información, generan bases de datos y centros de referencia; de tal forma que se logran cálculos más exactos.
Con esos datos angulares, se cortan eventos biológicos clínicos a través de un programa de computadora. Este software muestra los marcadores de todas las cámaras para identificar los focos de atención.
Con este método, se detecta cómo el recién nacido reproduce el movimiento
Los bebés comienzan el estudio desde su primer mes de vida; durante cinco meses, se les hacen cuatro evaluaciones. Al adquirir la información, observan si existen curvas en las mediciones que indiquen alguna anormalidad o alteración neuromotora.
Para realizar estas evaluaciones se requieren de al menos cuatro personas por pacientes. Por este motivo, el Laboratorio Universitario de Biomecánica, cuenta con la colaboración de estudiantes de fisioterapia de instituciones como la Universidad Autónoma de Querétaro, la Universidad Politécnica de Santa Rosa Jáuregui, y la Escuela Nacional de Estudios Superiores, unidad León, de la UNAM. Los estudiantes de servicio social se encargan de realizar maniobras de Katona a los bebé, enfocadas en la locomoción y verticalización.
Por último, se destaca que proyecto está a cargo del pasante de doctorado, Felipe Martínez Matehuala, quien está recibiendo el apoyo del Laboratorio Universitario de Biomecánica de la UNAM.