Las principales amenazas para la salud de los niños y adolescentes se pueden prevenir
Los adolescentes son un numeroso grupo, que en su conjunto representa aproximadamente una sexta parte de la población mundial (1,200 millones de personas). De este total, tan solo India y China juntas representan un tercio de la población mundial de este segmento. Según datos pertenecientes a la UNICEF del 2017, en México hay unos 39,2 millones de niños, niñas y adolescentes.
En general, se considera este segmento poblacional (de 10 a 19 años) como un grupo sano, sin embargo, los adolescentes son bastante vulnerables, pues un gran número fallecen prematuramente debido a causas prevenibles o tratables, como accidentes, violencia, suicidios, complicaciones relacionadas con el embarazo y algunas enfermedades.
Además, hay que considerar que muchas enfermedades graves y crónicas de la edad adulta comienzan en la adolescencia, como por ejemplo, el tabaquismo, las infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, además de malos hábitos alimentarios y el escaso o nulo ejercicio, son causas de enfermedad y muerte en etapas posteriores de la vida.
Enfermedades y violencia
Un equipo de investigadores de varios países, realizó un estudio conjunto basado en la aplicación de modelos estadísticos, para obtener un panorama sobre los cambios globales y recientes en la salud de los adolescentes entre los años 1990 y 2016, cuyos hallazgos fueron publicados en la revista The Lancet.
Para ello, los autores del estudio hicieron un seguimiento del progreso en 12 indicadores de la salud de los adolescentes en 195 países, incluidos factores de riesgo como el tabaquismo y la obesidad. Además incorporaron los factores sociales que afectan a la salud, como el matrimonio infantil y el acceso a la educación secundaria.
Los investigadores calculan que, en comparación con 1990, en el 2016 se sumaron unos 250 millones de adolescentes de países propensos a padecer una triple carga de enfermedades, es decir, patologías infecciosas, enfermedades no transmisibles (ENT)- como la obesidad- además de lesiones por accidentes y violencia, incluidos los conflictos bélicos.
En este período, una disminución de la morbilidad de los adolescentes en muchos países fue compensada por el crecimiento poblacional de este grupo en los países más pobres, que repercute en el aumento de la brecha de desigualdades entre los países según su ingreso económico.
Los hallazgos ponen en evidencia un lento ritmo en la modernización de los sistemas de salud, educación y legislativo, dejando a este grupo desprotegido e insatisfecho en sus necesidades.
En el 2016, las ENT fueron las principales patologías en adolescentes, que en países con triple carga de enfermedades prevalentes representaron el 55% , afectando mayoritariamente a adolescentes que viven en 70 países de ingresos bajos y medios.
Por su parte, en los E.E.U.U., la violencia como causante de lesiones y problemas de salud asociados fue mayor que en países de ingresos similarmente elevados.
Nutrición, alcohol y tabaco
El deterioro de la salud nutricional se evidenció marcadamente: en el 2016, habían unos 324 millones de adolescentes con sobrepeso u obesidad, es decir, casi uno de cada cinco, que implica un aumento del 120% con respecto a los 147,3 millones de 1990, debido a un incremento en casi todos los países. En E.E.U.U. se encontró una mayor proporción de adolescentes obesos o con sobrepeso (44% de las mujeres jóvenes y 45% de los hombres jóvenes).
Estos hallazgos con muy preocupantes, pues como manifiesta el investigador, Dr. Azzopardi: «Dado que la recuperación de la obesidad adolescente es rara una vez establecida, las consecuencias para la salud en la vida posterior y para la próxima generación podrían ser grandes«.
Durante el mismo período de estudio, aumentó el número de adolescentes con anemia- especialmente entre las mujeres- en un 20%, de 357 millones a 430 millones, especialmente en aquellos países con triple carga de enfermedades.
A nivel mundial, la cantidad de adolescentes de 15 a 19 años que bebieron alcohol se modificó muy poco desde 1990, siendo generalmente mayor entre los hombres.
El tabaquismo en adolescentes a nivel global disminuyó en el el 2016 alrededor del 20%, en comparación a las cifras de 1990, pero aumentó significativamente en aquellos países con mayor prevalencia de enfermedades.
Desigualdad de género
La desigualdad
de género continúa siendo un factor que afecta de manera importante la
salud de los adolescentes, especialmente en los países de bajos ingresos, que
se manifiesta en prácticas muy arraigadas como el matrimonio infantil, que se calcula en unos
66 millones de mujeres que se casaron antes de cumplir los 18 años de edad.
Se estima que a nivel mundial, el número de jóvenes de 15 a 24 años que no
asisten a la educación, el empleo o la capacitación es aproximadamente tres
veces mayor para las mujeres (175 millones) que para los hombres (63 millones),
que podría explicarse a las altas tasas de nacimientos en adolescentes, lo que afecta
directamente la educación y limita las perspectivas de empleo futuras.
En los E.E.U.U., se encontró que una proporción relativamente alta con edades
entre 15 y 24 años carecía de educación y empleo, con más del 17% de mujeres y
casi el 16% de hombres, en relación a otros países de altos ingresos.
Otro estudio: mortalidad infantil
Un segundo artículo, publicado al mismo tiempo en The Lancet, analiza las causas de muerte en niños de 5 a 14 años de edad en la India, China, Brasil y México.
En estos países, más de 200,000 niños mueren cada año y los hallazgos indicaron que la mayoría de estas muertes se debieron a enfermedades prevenibles o tratables.
En 2016, India tuvo las tasas de mortalidad más altas en casi todas las categorías, incluidas las enfermedades transmisibles. En China, las lesiones englobaron la mayor proporción de muertes, principalmente como resultado del ahogamiento.
La mortalidad por lesiones en accidentes de transporte, el ahogamiento y el cáncer fueron comunes en los cuatro países.
Recomendaciones derivadas del estudio
El estudio alerta sobre la necesidad de incrementar las inversiones en la salud de los adolescentes y en educación, a fin de mejorar sus posibilidades de salud, bienestar y productividad, como indica uno de los investigadores, el Dr. Peter Azzopardi, del Instituto Burnet, Australia: «La adolescencia es una fase formativa de la vida durante la cual los patrones de crecimiento, desarrollo y comportamiento establecen una base para la salud en la vida posterior y para la próxima generación«.
Los autores recomiendan que los 12 indicadores se puedan usar para acordar nuevos objetivos para mejorar la salud de los adolescentes, atacando frentes muy arraigados y determinantes como la desigualdad de género, para empoderar al sexo femenino y promover el autocuidado, de la mano de políticas sociales y sanitarias efectivas y sostenidas en el tiempo.