Evidencia tras el uso de teléfonos celulares: no revisten un riesgo real para la salud

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Un tema que ha estado en discusión desde algún tiempo hace referencia al posible efecto cancerígeno de los teléfonos celulares, sin embargo, ha habido una escasa cantidad de estudios que involucren un muestreo importante sobre salud pública y teléfonos celulares, o bien, no han encontrado ningún vínculo o han evidenciado una débil relación que podría ser explicado por otros factores, que podrían llevar a confusión.

Pero aún, en base  a estos estudios poco contundentes, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasifica los teléfonos celulares como «posiblemente carcinogénicos».

De hecho, si se revisa en el sitio web de la IARC, se puede acceder a una versión resumida de toda la evidencia disponible sobre teléfonos celulares y sus potenciales riesgos de salud, donde básicamente, cada sección concluye con expresiones como «no se encontró un vínculo», «no hubo pruebas suficientes» o «se encontró un vínculo, si bien los estudios fueron parciales», hecho básico que le hace perder rigurosidad científica a la afirmación sobre su posible riesgo cancerígeno.

Sucede que la función del IARC no es encontrar el sustento de la evidencia científica, sino que consiste en elaborar una lista de toda aquella sustancia o dispositivo que revista algún potencial riesgo como carcinógeno, aún en caso que no lo sea.

La radiación del teléfono no afecta a los testículos ni el cerebro

La radiación emitida por los teléfonos celulares corresponde a una forma de energía no ionizante, por lo que no produce un daño del ADN.

Lo que sí podría causar es la elevación de la temperatura de un área pequeña del cuerpo, hecho que a veces preocupa a los hombres, ya que este leve incremento térmico en la zona de los testículos pueda ocasionar problemas de infertilidad, pero los estudios han demostrado que es una cantidad de calor tan mínima que lo más probable es que no tenga efectos nocivos en el organismo, siendo comparativamente más riesgoso el uso de jeans ajustados.

Algunas personas están convencidas de que los teléfonos celulares causan tumores cerebrales. Si eso fuera cierto, tendría que estar avalado por la evidencia y se tendría que registrar un aumento masivo de casos de cáncer cerebral en la última década en relación con el aumento del uso del teléfono celular, lo que no se ha visto.

Más allá de todos estos supuestos, lo que sí tiene efectos mortales es la distracción de los conductores al emplear sus aparatos móviles, que conduce a accidentes automovilísticos, muchas veces mortales.

Las preocupaciones del CDPH

El California Department of Public Health (CDPH) publicó recientemente algunas pautas para disminuir la exposición humana a la radiación emitida por los teléfonos celulares, pero sin el sustento científico sobre un verdadero peligro para su salud.

Según manifestó la directora de CDPH, Karen Smith, en un comunicado de prensa: «existen preocupaciones entre algunos profesionales de la salud pública y el público en general sobre la exposición prolongada, su alto uso y a la energía emitida por los teléfonos celulares«, «pueden afectar la salud humana«, pero «la comunidad científica no ha llegado a un consenso sobre los riesgos del uso del teléfono celular«.

En base a los argumentos esgrimidos por el CDPH, da la idea que simplemente ha sacado una conclusión más precautoria, comparativamente con otras agencias que se ocupan de la salud pública, basándose exactamente en los mismos datos.

Puede que ciertos funcionarios de salud pública crean que los teléfonos celulares representan un riesgo para la salud humana, pero es engañoso decir que no hay consenso científico sobre el tema. Al contrario, el consenso científico estaría apuntando a que los teléfonos celulares son seguros, aunque se requiere más investigación de calidad al respecto.

Si bien no hay nada malo en tratar de evitar cosas que supongan un riesgo, pero cuando un departamento de salud pública emite directrices que hacen pensar que algo en particular puede implicar un grave peligro para la salud, deben aclarar los riesgos reales a la comunidad.

Dificultad al estudiar los efectos del teléfono celular sobre la salud

La dificultad de los estudios radica en que muchos de ellos están mal diseñados: el tipo de estudios que son aplicables para evaluar la peligrosidad de su uso son del tipo observacionales y de control de casos, donde los investigadores comparan a dos grupos de personas, aquellas que utilizan teléfonos con gran frecuencia, en comparación con aquellos que no lo emplean.

Dentro de las variables que inducen a error, es probable que haya muchas diferencias entre el tipo de persona que posee un teléfono celular y las que no lo emplean, especialmente, teniendo en cuenta cuán extendido está su uso hoy en día.

Estas diferencias pueden ser cruciales al momento de evaluar la influencia y los riesgos sobre la salud, haciendo que parezca que los teléfonos en sí mismos están causando problemas de salud puntuales, cuando en realidad es algún otro factor que induce a confusión.

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