Las dosis de anestesia serían mayores en pacientes consumidores de marihuana
Entre 2007 y 2015, solo en Estados Unidos, se registró un aumento en el consumo de marihuana de 43%. A nivel mundial, el 4% de la población adulta —aproximadamente 183 millones de personas—, es consumidora.
La Organización de las Naciones Unidas estima que 13.5% de los adultos consumen esta droga obtenida de la planta cannabis sativa.
Aunque existen casos donde la marihuana se utiliza para fines medicinales, su uso por lo general es recreativo. Se puede consumir en alimentos, en té; o se coloca en pipas o vaporizadores para ser fumada.
Los especialistas han anotado que la cannabis tiene efectos a corto plazo como la alteración de los sentidos y la percepción del tiempo; cambios en el estado de ánimo; problemas con el movimiento del cuerpo, los pensamientos; y más apetito.
A largo plazo, han identificado problemas en la cognición, en el sistema respiratorio; y complicaciones durante el embarazo tanto para la mujer como para el bebé.
Debido a su popularidad y a los efectos que provoca, existen movimientos en distintos países para abogar por su legalización; sobre todo con fines medicinales.
Hasta ahora son pocos los lugares donde se ha legalizado, y la Food and Drugs Administration (FDA) no ha aprobado el uso de la marihuana como medicamento.
Esta droga se ha convertido en el centro de diferentes investigaciones científicas.
Recientemente, investigadores del Community Hospital de Grand Junction, en Colorado, decidieron explorar el área médica de la sedación en pacientes consumidores de cannabis.
De acuerdo con ellos, las personas que consumen marihuana con regularidad pueden necesitar el doble de anestesia cuando se someten a procedimientos como endoscopias o colonoscopias.
Para llegar a esas conclusiones, examinaron registros médicos de 250 pacientes que tuvieron algún procedimiento quirúrgico entre el 1 de enero de 2016 y el 31 de diciembre de 2017.
Al comparar a los consumidores con los no consumidores encontraron que los primeros requirieron un 14% más de fentanilo; un 20% más de midazolam; y 220% más de propofol para una sedación óptima en los procedimientos de rutina.
Una de las observaciones relevantes fue que se necesitaron 13.83 miligramos de propofol en 225 no usuarios de cannabis para una colonoscopia; en comparación con 44.81 miligramos en 25 personas consumidoras de marihuana.
Los sedantes también tienen efectos secundarios; por lo tanto, a mayor dosis, mayor probabilidad de complicaciones.
Por esta razón, los investigadores señalan que conocer sobre el consumo de cannabis es indispensable para planificar la atención del paciente; así como para evaluar sus necesidades de medicamentos y riesgos en los procedimientos.
Limitaciones
El dr. Roderic Eckenhoff, profesor de anestesia en la Universidad de Pensilvania, dijo a CNN que este estudio tiene un enfoque interesante; pero carece de rigor.
Indicó que se trata de una investigación retrospectiva donde solo examinaron los registros médicos y compararon la cantidad de sedación utilizada para cada paciente. Además, omitieron un ensayo clínico en el cual pudieran controlar las cantidades exactas de sedación y comparar sus efectos.
En el artículo publicado en The Journal of the American Osteopathic Association, los mismos autores señalaron que se trata de un estudio con una muestra muy pequeña y limitada, la cual consistió en recolección de datos y análisis.
Tampoco se consideraron otros factores como la tolerancia al dolor, rapidez de sedación o procedimientos previos como histerectomías.
A pesar de ello, estos hallazgos son un indicador de la necesidad de estudios adicionales de mayor profundidad sobre la anestesia y otros medicamentos en personas consumidoras de marihuana.
De esa manera, al igual que los señalan otras investigaciones, habrá una mejor toma de decisiones en las condiciones preoperatorias y anestésicas de los pacientes; e incluso en la administración de fármacos para otras enfermedades.