Tanto la delgadez como la obesidad dependen de la genética
Según un informe emitido en el 2018 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la obesidad en la población adulta a nivel mundial va en franco incremento, puesto que 1 de cada 8 individuos son obesos, que equivale a 672 millones de personas.
En los Estados Unidos, casi el 40% de la población adulta, lo que equivale a más de 93 millones de personas, tiene obesidad, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
En México, la población obesa mayor de 18 años se vio incrementada en 3,8 millones de personas, que lo sitúa en el sexto lugar entre 150 países del mundo, con 24,3 millones de obesos.
Pese a la gran cantidad de tratamientos, cirugías y diversas dietas, el mantener la pérdida de peso es una tarea difícil para la inmensa mayoría de las personas, puesto que la evidencia entregada por algunos estudios indican que el 50% de las personas que logran perder peso recuperan su índice de masa corporal (IMC) inicial dentro de los 5 años de tratamiento.
Estos esfuerzos infructuosos llevan a la inevitable frustración de los que “hacen dieta”, más aún, si se comparan con otros individuos que no tienen problemas de sobrepeso y se alimentan sin mediar control alguno, atribuyéndoles a la genética más favorecida esta cualidad.
Genética y sobrepeso
Los estudios convencionales que se han realizado hasta el momento se han centrado en demostrar una asociación genética en las personas con sobrepeso, así como en el IMC y la obesidad, pues se sabe que la variación en el peso dentro de un entorno común es atribuible en gran parte a factores genéticos.
Se conoce que muchos genes y loci (lugares en donde se ubican los genes) otorgan mayor tendencia a desarrollar obesidad, pero poco se sabe acerca de las composición genética que poseen los individuos con delgadez saludable, por lo que en un nuevo estudio, los investigadores indican que es la primera vez que se han analizado individuos sanos y delgados.
Al parecer la genética si jugaría un papel crucial en el peso de los sujetos, según la reciente investigación dirigida por Sadaf Farooqi- profesora del Wellcome Trust-MRC Institute of Metabolic Science, University of Cambridge, Reino Unido, quien analizó la composición genética de las personas con sobrepeso con respecto de las delgadas, publicando los hallazgos en la revista PLOS Genetics.
Farooqi y su equipo estudiaron muestras de ADN de un total de 14,040 personas, pertenecientes a: 1,622 participantes delgados; 1,985 personas con «obesidad severa de inicio temprano» y otros 10,433 participantes que constituían el grupo control, cuyo peso estaba dentro del rango normal.
Con respecto a los antecedentes familiares, los investigadores vieron que alrededor del 74% de las personas pertenecientes a la cohorte delgada tenían miembros de la familia que permanecían delgados.
Los datos hallados indicaron la existencia de variantes genéticas que estudios anteriores ya habían relacionado con la obesidad y además identificaron nuevas asociaciones entre los loci específicos asociados con características fenotípicas como la obesidad severa y la delgadez. A partir de las 97 ubicaciones genéticas relacionadas con el IMC de un individuo, el equipo generó una «puntuación de riesgo genético”
La coautora del estudio, Inés Barroso, líder del Grupo de Enfermedades Metabólicas en el Instituto Wellcome Sanger en Hinxton, Reino Unido, da cuenta sobre los hallazgos: «Como se anticipó, encontramos que las personas obesas tenían un puntaje de riesgo genético más alto que las personas con peso normal, lo que contribuye a su riesgo de sobrepeso. Los dados genéticos están cargados contra ellos«.
El estudio también encontró que los individuos delgados tenían una puntuación de riesgo genético significativamente más baja, como explica Farooqi: «Esta investigación muestra por primera vez que las personas delgadas y sanas generalmente son delgadas porque tienen una carga menor de genes que aumentan las posibilidades de que una persona tenga sobrepeso y no porque sean moralmente superiores, como algunas personas prefieren sugerir”. Ya que este hecho además ayuda a no prejuzgar a las personas con sobrepeso: «Es fácil apresurarse a juzgar y criticar a las personas por su peso, pero la ciencia muestra que las cosas son mucho más complejas. Tenemos mucho menos control sobre nuestro peso de lo que podríamos pensar«.
Por lo tanto, la importancia de este estudio radica en que el equipo demostró que tanto la delgadez, como la obesidad, son rasgos hereditario con un componente poligénico.
A su vez, estas investigaciones pueden ser útiles para el desarrollo de nuevas terapias para luchar contra la obesidad. «Ya sabemos que las personas pueden ser delgadas por diferentes razones«, manifiesta la profesora, puesto que «Algunas personas simplemente no están tan interesadas en la comida, mientras que otras pueden comer lo que les gusta, pero nunca aumentan de peso. Si podemos encontrar los genes que les impiden aumentar de peso, podemos dirigirnos a esos genes para encontrar nuevas estrategias para la pérdida de peso y ayudar a las personas que no tienen esta ventaja«.