Debido al COVID-19 se suspende la vacunación para polio y sarampión
Las campañas de inmunización masiva contra una serie de enfermedades infectocontagiosas están en peligro. Debido al COVID-19 se suspende la vacunación para polio y sarampión, enfermedades que aumentarán su incidencia, especialmente en los países más pobres.
Para millones de niños, estas campañas son la única oportunidad de vacunarse. Unos 13,5 millones no se han podido vacunar contra la poliomielitis, el sarampión, el virus del papiloma humano, la fiebre amarilla, el cólera y la meningitis.
Campañas en debate
Seth Berkley, jefe de la Vaccine Alliance (GAVI), se refirió al riesgo de seguir apoyando las campañas de vacunación masiva en países pobres. Esta práctica podía servir para continuar diseminando de manera inadvertida el COVID-19. A su vez, la suspensión puede provocar un aumento importante de varias enfermedades infecciosas graves.
La Global Polio Eradication Initiative (GPE) recomendó suspender las campañas de vacunación contra la poliomielitis. Esto sería hasta la segunda mitad del año.
Dos días después, el Strategic Advisory Group of Experts on Immunization (SAGE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó la postergación de todas las campañas preventivas de vacunación masiva para otras enfermedades. Argumentan que «cualquier campaña masiva iría en contra de la idea del distanciamiento social», manifestó Alejandro Cravioto, quien preside SAGE.
Por otra parte, la OMS y GAVI enfatizan que la inmunización infantil individual de rutina debe continuar tanto como sea posible durante esta pandemia.
Sin embargo, los presupuestos en los sistemas de salud de muchos países ya estaban precarizados pues, a menudo, faltan insumos de protección. Por este motivo, Berkley teme graves interrupciones de la inmunización de rutina. Esto podría darse si los trabajadores de salud son desviados a trabajar atendiendo los casos de COVID-19. También podría suceder que el personal sanitario enferme y muera.
Además, ante el temor de contagio, los padres pueden dejar de llevar a sus hijos a un vacunatorio.
Las vacunas también pueden agotarse. Algunos países ya están experimentando escasez debido a la suspensión de vuelos y cierre de fronteras.
La polio: rebrotes y virus salvaje
Se cree que las consecuencias de esta decisión serán de gran magnitud y persistirán mucho después de que la pandemia decline. Esto se sumará al cuantioso daño que el COVID-19 causará a los precarios sistemas de salud de los países más vulnerables.
En el caso de la poliomielitis, en aquellos países donde aún circula, continuará afectando a los niños. Además, es probable que el virus se propague a países que actualmente están libres de la enfermedad.
Esta decisión es muy desafortunada. El esfuerzo realizado para erradicar la poliomielitis se había empezado a recuperar, tras los contratiempos en Afganistán y en Pakistán, donde está resurgiendo el poliovirus salvaje. Por su parte, en África, donde los brotes causados por la vacuna oral contra la poliomielitis están lejos de ser controlados, el programa revaluará la decisión cada 2 semanas.
Hay que considerar que aún hay tres países que son endémicos para la enfermedad: Afganistán, Pakistán y Nigeria.
Campaña antisarampionosa
Hay 23 países que ya han suspendido sus campañas antisarampionosas. Como resultado, 78 millones de niños quedarán sin ser vacunados, dice Robb Linkins, experto en sarampión en la Global Immunization Division de los Centers for Disease Control and Prevention de EE. UU.
Otros dieciséis países aún están decidiendo. Linkins prevé consecuencias «trágicas”. Esto es especialmente grave en los países pobres, donde este virus altamente contagioso puede matar del 3 % al 6 % de los infectados. Además, los niños desnutridos están en mayor riesgo.
El sarampión infectó aproximadamente a 10 millones de personas y mató a 140 000 en 2018, el último año en el que existen estadísticas completas. Y debido a que el sarampión es increíblemente contagioso, los números de casos podrían aumentar rápidamente después de las suspensiones.
Sin embargo, el SAGE no recomendó detener las campañas para sofocar los brotes de sarampión en curso, pero agregó que deberían sopesar cuidadosamente el riesgo de una respuesta inmediata en relación al de una demora en las campañas.
Por ahora, las campañas continúan en la República Democrática del Congo, donde el brote más grande del mundo ha matado a unos 6 500 niños y ha enfermado a más de 340 000 infantes.
Desnutrición en África
Augustin Augier, director ejecutivo de la Alliance for International Medical Action (ALIMA), indica que normalmente capacitan a unas 500 000 madres africanas para diagnosticar la desnutrición aguda en sus hijos. Pero ahora, esos programas han sido suspendidos.
Por lo tanto, las consecuencias de la pandemia «serán mucho más fuertes y letales para las poblaciones más vulnerables del mundo», dice Augier.
Una vez termine la pandemia por el SARS-CoV-2, todos estos programas deberían volver a estar operativos lo más rápido posible. Mientras tanto, la OMS dice que los países deberían continuar la vigilancia epidemiológica de las enfermedades prevenibles por vacunación, para determinar lugares de circulación de los patógenos y grupos de niños en mayor riesgo, aún en medio del miedo al riesgo por el COVID-19.
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