La Metformina funcionaría contra el efecto «rebote» de las dietas
La metformina es un fármaco genérico que se administra vía oral y sirve de tratamiento para la diabetes mellitus tipo 2. Los médicos recetan anualmente la metformina a casi 120 millones de personas en todo el mundo.
La función de este medicamento para la diabetes es ralentizar la liberación de la glucosa a partir del glucógeno del hígado, a la vez que vuelve a las células más sensibles a la insulina.
Ésto evita que la glucemia se eleve demasiado, por lo que el cuerpo tampoco tiene que sintetizar tanta insulina, hecho que incide en que el paciente no esté tan hambriento. Como consecuencia directa, hace que el paciente pierda peso. Al mantener los niveles de glucemia e insulina bajo control, ayuda a prevenir las peligrosas complicaciones de la diabetes. Pero ingerir muchos alimentos que aumentan la glucemia, contrarrestará los efectos medicinales de la metformina.
Pese a los probados efectos medicinales de este fármaco, no está exento de reacciones adversas, pues en algunos pacientes, la metformina hace que la glucemia disminuya demasiado, es decir, causa hipoglucemia, que es más probable que ocurra si una persona está tomando insulina además de metformina.
También existe el riesgo- muy bajo- de desarrollar una condición llamada acidosis láctica, que puede llegar a ser mortal si no es prontamente controlada.
Algunos pacientes que ingieren metformina también tienen riesgo de sufrir daño renal, hallazgo que fue publicado en un estudio del 2018, que sugiere que este medicamente puede reducir la función renal en personas con enfermedad renal crónica y diabetes tipo 2.
Además, otro estudio que realizó un seguimiento de pacientes a largo plazo, encontró que la metformina no solo puede reducir los niveles de glucosa en la sangre, también puede ayudar a las personas que pierden peso.
Ensayo a largo plazo y pérdida de peso
Un estudio controlado aleatorio- el DPP (Programa de prevención de la diabetes)- comparó la pérdida de peso en tres distintos grupos: pacientes que tomaban metformina (850 mg dos veces al día) , aquellos con una intervención intensiva en el estilo de vida y el grupo que toma un placebo.
Al comienzo del estudio, los pacientes tenían una edad media de unos 50 años y aproximadamente dos tercios eran mujeres. Su índice de masa corporal (IMC) promedio era de aproximadamente 34 kg / m 2 y dos tercios tenían antecedentes familiares de diabetes.
De los 3,234 participantes asignados al azar, 1,066 perdieron al menos el 5% del peso inicial en el primer año y fueron seguidos durante 15 años. Los voluntarios que continuaron en el grupo de metformina formaron parte del estudio observacional de seguimiento de los resultados del Programa de prevención de la diabetes (DPPOS), que evidenció el mayor mantenimiento de pérdida de peso 5 a 14 años después. Este estudio se publicó en línea el 22 de abril en Annals of Internal Medicine.
La incidencia acumulada de diabetes durante los 15 años fue menor entre los pacientes que perdieron al menos el 5% de su peso en el primer año.
En los tres grupos estudiados, la pérdida de peso a largo plazo fue más grande entre los pacientes que experimentaron una mayor pérdida de peso durante el primer año.
En el grupo de estilo de vida intensivo, la pérdida de peso a largo plazo fue mayor entre aquellos pacientes de mayor edad y no desarrollaron diabetes o tenían antecedentes familiares de diabetes.
La incidencia acumulada de diabetes durante los 15 años fue menor entre los pacientes que perdieron al menos el 5% de su peso en el primer año.
Y en el grupo que ingerían el fármaco hipoglucemiante, solo el 72% de los pacientes fueron adherentes (tomaron al menos el 80% de la dosis asignada) en el DPP, y solo el 49% seguían adhiriendo al tratamiento en el DPPOS.
En palabras del autor principal, Kishore M. Gadde, del Pennington Biomedical Research Center, Louisiana State University, Baton Rouge: «Aquellos que perdieron peso inicialmente después de 1 año tuvieron un mantenimiento notable de la pérdida de peso con metformina, algo que nunca antes habíamos conocido», «La metformina no le da el tipo de pérdida de peso [o supresión del apetito] que obtendría con un medicamento aprobado para tratar la obesidad como Qsymia (fentermina / topiramato) o Saxenda (liraglutida)”.
Este beneficio «si se encuentra entre los [29%] de las personas que lo hacen bien inicialmente, parece que mantiene esa pérdida de peso durante un tiempo realmente largo«, en caso de continuar ingiriendo metformina.
Gadde hace algunas consideraciones sobre el DPP, al indicar que por ser un ensayo controlado aleatorio (ECA), pero el DPPOS no lo era, por lo que «se necesitan más estudios para confirmar los hallazgos de este estudio en uno o más ECA”.
Además, «debido a que la metformina es un medicamento genérico, es poco probable que alguna compañía farmacéutica realice los ECA de la fase tres para presentar una nueva solicitud de medicamento para buscar una nueva indicación«, agregó, aunque los National of Health Institute (NIH) y organizaciones sin fines de lucro a veces financian estudios de un fármaco en caso de una necesidad clínica no satisfecha en la comunidad.
En un comentario relacionado, hecho por Leslie I. Katzel, MD, PhD y John D. Sorkin, del Baltimore VA Medical Center, University of Maryland:
«Por ahora, se debe usar el juicio clínico para decidir si se debe agregar metformina si [la intervención intensiva en el estilo de vida] no tiene éxito o si el paciente recupera posteriormente el peso que perdió«, «Aunque no todos los pacientes tuvieron éxito, los datos muestran que [la pérdida de peso a largo plazo] es alcanzable … y tiene sentido ayudar a los pacientes a esforzarse por lograrlo”.