Droga experimental, posible aliado contra la epidemia de opio
Si bien, el consumo de derivados del opio ha incrementado desde los noventa en Estados Unidos, no fue hasta hace poco que el gobierno reconoció la gravedad de la situación. El problema es bastante complejo, ya que no se limita al comercio ilegal. De hecho, durante años, el mal manejo de medicamentos contra el dolor ha empeorado las cosas. Aunque en realidad, hay varios involucrados en la actual crisis del opio.
En sí, el riesgo de sobredosis por estas drogas es muy alto, lo que ha llevado a que cerca del 70% de las muertes por sobredosis en Estados Unidos sean por consumo de opiáceos. Por si fuera poco, los derivados del opio son altamente adictivos y los síntomas de la abstinencia llegan a ser bastante peligrosos. Como consecuencia la rehabilitación es un proceso largo e incluso peligroso, en el cual se usan otras drogas (metadona usualmente) para calmar la abstinencia. Sin embargo, otro medicamento promete un mejor tratamiento en la rehabilitación.
Opio y abstinencia
Desde la antigüedad se conocen los efectos del opio para calmar el dolor, así como su potencial adictivo. Los derivados del opio tienen un efecto muy fuerte en el cerebro, lo que a la larga causa dependencia y tolerancia. La dependencia no es lo mismo que adicción, la adicción se refiere al consumo compulsivo, mientras que la dependencia a los efectos físicos (diarrea, escalofríos y ansiedad) causados por la abstinencia. Es justamente la dependencia, combinada con el potencial adictivo, las dos barreras para la rehabilitación.
Por todo lo anterior, se explica el uso de otras drogas como la metadona para calmar los síntomas y lograr la rehabilitación. A pesar de tener disponibilidad de metadona, la rehabilitación es un proceso duro y no siempre es exitoso. Y como otro obstáculo, la metadona es un opioide en si, por lo que no aminora los cambios químicos en el cerebro que causan estragos, únicamente permite menor malestar.
Rapastinel encuentra un nuevo uso
Se trata de una sustancia que para marzo se encontraba en pruebas como tratamiento contra la depresión. A pesar de haber llegado hasta la fase 3 de las pruebas, el medicamento fallo al no mostrar mejores efectos que el placebo. Afortunadamente, después los malos resultados contra la depresión, los voluntarios de la prueba no mostraron efectos secundarios con el rapastinel. Sin embargo, después de la aparente falla, el fármaco encontraría un nuevo uso como resultado del trabajo de las investigadoras de la Universidad de Duke, Julia Ferrante y Cynthia M. Kuhn.
Recientemente, se mostró estudio en la Reunión de Biología Experimental 2019, en donde además presentaron los resultados del uso del rapastinel en ratones. El equipo encontró que los ratones adictos a opioides sufrían menos por la abstinencia cuando se les administraba rapastinel durante la falta de opio. Otra parte positiva en las pruebas, son los pocos, e incluso nulos efectos secundarios, haciendo más atractivo su uso en la rehabilitación.
Si bien, aún hacen falta hacer más pruebas en humanos, Ferrante confía en el portencial del rapastinel como parte del tratamiento de la adicción de opioides. Remarcando los dos aspectos principales, los pocos efectos secundarios y que al no ser opiáceo el riesgo de recaída es mucho menor.
Informe original publicado en The American Society for Pharmacology and Experimental Therapeutics (ASPET), complementado con información adicional de Medical News Today y de la farmacéutica Allergan. Además con datos adicionales obtenidos del National Center for Biotechnology (NCBI) y CNN.