Científicos afirman que una dieta baja en gluten puede beneficiar la salud de todos
Las dietas bajas en gluten se han vuelto muy populares, incluso entre las personas que no presentan enfermedad celiaca o son alérgicas a este componente.
En este tipo de dieta se reduce el consumo de alimentos como el trigo, cebada y centeno, que contienen gluten; sin embargo, los efectos de esa reducción no son claros aún.
Para entenderlos, científicos de la University of Copenhagen, en Dinamarca, realizaron un estudio experimental con 60 pacientes daneses de mediana edad con buena salud. Se les proporcionó una dieta baja en gluten (2 gramos por día); también una alta en este ingrediente (18 gramos por día).
Entre cada dieta hubo una separación de seis semanas en las que se realizó un consumo habitual de gluten —aproximadamente 12 gramos por día.
Los científicos encontraron que una dieta baja en gluten producía cambios en la flora intestinal, reducía la grasa, asimismo, bajaba la exhalación de hidrógeno en ayunas, y producía menor hinchazón.
El gluten es un componente que está presente en el trigo, cebada y centeno principalmente.
Consiste en proteínas que son parcialmente resistentes a la digestión proteolítica; esto debido a un alto contenido de prolina y glutamina. Los péptidos grandes en el gluten se acumulan en el intestino delgado e interactúan con el sistema inmune; afectan la permeabilidad intestinal y modifican la actividad microbiana. Estas afectaciones suceden en la mayoría de los adultos, incluso si no son alérgicos al gluten.
Los científicos daneses examinaron el impacto de una dieta baja en calorías en la composición y función de la microbioma intestinal, el metabolismo úrico, y los marcadores fisiológicos.
El estudio se llevó a cabo de julio de 2012 a noviembre de 2013. En total, participaron 81 individuos, aunque 18 de ellos no cumplían con los criterios y tres más claudicaron. Los 60 participantes restantes fueron divididos, de forma aleatoria, en dos grupos: en uno, tendrían que consumir una dieta baja en gluten; en el otro, una dieta alta en gluten.
Durante estas dietas, se solicitó a los participantes que sustituyeran los productos de cereales con productos de alta calidad nutricional, bajo contenido en gluten, o productos similares en fibra.
Los investigadores destacaron que:
- No hubo diferencia en el contenido de fibra entre ambas dietas.
- La ingesta de cereales fue menor en la dieta baja en gluten.
- No hubo diferencia en la ingesta total de calorías o macronutrientes; salvo en el periodo bajo en gluten.
Estos científicos también estudiaron el genoma de 208 individuos para estimar el impacto potencial de una dieta baja en gluten. Las secuencias microbiales fueron mapeadas e incluidas en un catálogo de referencias genéticas del microbioma humano. En total se identificaron 575 especies; de éstas, 14 especies bacterianas se alteraron con la dieta baja en gluten.
Las fibras dietéticas son la clave
Aunque en este estudio se mostraron algunos beneficios de una dieta baja en gluten; los científicos aseguran que también depende mucho de la calidad de la fibra en la dieta. Por supuesto, aclararon, se necesitan más estudios al respecto a largo plazo para poder incluir estas recomendaciones a la población general.
Lo importante, anotan, es que la mayoría de los productos libres de gluten que están en el mercado no contienen fibras dietéticas ni ingredientes nutricionales naturales; por eso, es importante disponer de productos sin gluten que estén enriquecidos con fibra y sean frescos.
Los resultados del estudio se publicaron recientemente en la revista Nature.