Cada día en el mundo mueren más de 3 mil adolescentes. ¿Cuáles son las causas?
El mundo tienen más adolescentes que nunca antes. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen alrededor de 3 mil millones de personas menores de 25 años; con lo cual conforman el 42% de la población mundial. Alrededor de 1.2 mil millones de ellos son adolescentes entre 10 y 19 años de edad.
Según la OMS, la adolescencia es un periodo importante. Se trata del momento en que las personas se convierten en individuos independientes; forman relaciones; desarrollan habilidades sociales; y aprenden comportamientos que aplicarán por el resto de la vida. Además, es una etapa llena de cambios físicos, emocionales y neurológicos; y en la que los riesgos para la salud están latentes.
Durante la adolescencia, los seres humanos estamos expuestos a los mayores riesgos de violencia; accidentes de tránsito; y productos como el tabaco, alcohol y drogas.
Las experiencias vividas son mucho más poderosas y pueden llegar a ser devastadoras para la salud mental; como consecuencia, se pueden desencadenar desórdenes que van desde la depresión, ansiedad, abuso de sustancias, auto lesiones, adicción a videojuegos, desórdenes alimenticios, hasta el suicidio.
Asimismo, sin una adecuada guía, los embarazos adolescentes y la enfermedades de transmisión sexual llegan a ser comunes durante ese periodo de la vida.
La OMS asegura que muchos de estos temas están relacionados y determinados por las normas sociales y lo lugares donde los adolescentes se desarrollan. Por ejemplo, convivir con constantes ideas sobre “cuerpos perfectos”; el normalizar sustancias alcohólicas en los medios de comunicación; la exclusión social; las dificultades para recibir servicios de apoyo; y la urgencia por experimentar, determinan ciertas actitudes, choques de ideas y generan cambios neurológicos que podrían poner en riesgo a los adolescentes.
De igual manera, se destacan los niveles de discriminación racial o de género que aún se viven en muchos lugares del mundo; la violencia, los conflictos sociales; la ausencia de respeto por derechos humanos; y el control sobre los derechos sexuales —en especial de las mujeres, como el caso de la mutilación genital, explotación sexual o convenios matrimoniales—, enfrentan a los adolescentes con una serie de cambios que resultan complicados.
Problemas de salud adolescente más comunes
Se estima que más de 3 mil adolescentes mueren a diario. En el caso de los hombres las principales causas de fallecimiento son las accidentes de carretera, ahogamiento, VIH/SIDA, infecciones respiratorias, desórdenes estomacales. Por su parte, las adolescentes mueren principalmente por VIH/SIDA, accidentes automovilísticos, malaria, complicaciones maternas, malaria y tuberculosis.
Si bien existen diferencias biológicas claras entre hombres y mujeres; las normas sociales han creado una brecha más grande entre éstas. A la par, provocan que los desórdenes de salud se vivan de una manera diferente en los adolescentes.
La violencia y las expectativas son dos de los más grandes retos a los cuales se enfrenta la juventud. Datos de la OMS indican que mil millones de personas de entre 2 y 17 años experimentaron violencia emocional, física o sexual; lo más grave es que hay una fuerte carga de género:
Una de cada cinco mujeres menores a 20 años ha sufrido violencia sexual, mientras que, en el caso de los hombres, sólo se ha registrado un 8%.
A pesar de lo anterior, los chicos son las principales víctimas de homicidio y daños por armas blancas.
Las desigualdades sociales y económicas también tienen un reflejo en la salud de los adolescentes; las personas que se identifican en la comunidad LGBTTTI, refugiados, minorías étnicas, enfrentan mayores retos.
Este tipo de situaciones lleva a los adolescentes a desarrollar desórdenes de salud mental. La depresión y la ansiedad son dos de los padecimientos más comunes. A su vez, esas enfermedades desencadenan comportamientos que pueden generar complicaciones y condiciones crónicas en el organismo: mala nutrición, abuso de tabaco, alcohol y/o drogas.
Se sabe que la mayoría de los fumadores y alcohólicos comenzaron en la adolescencia. Además, este tipo de acciones los llevan a experimentar actividades de alto riesgo para su salud y adquirir malos hábitos; en otras palabras, hay una relación directa entre los comportamientos poco saludables y las condiciones que los generan.
Por todo esto, instancias como la OMS y la ONU trabajan para proteger a los adolescentes; pues, a pesar de ser una etapa complicada, es una gran oportunidad para cuidar la salud de los adolescente, en el presente y para el futuro; así como la de las futuras generaciones.
Prestar atención a la salud adolescente
Natalia Kanem, directora ejecutiva de la UNFPA, afirma que invertir en la salud y bienestar de los adolescentes debería ser una de las prioridades de cada nación. Asumir que los adolescente son la población más saludable ya no debería suceder; pues se ha comprobado que es una etapa crítica y las estadísticas demuestran que se necesita poner atención y crear programas dedicados a reducir la mortalidad adolescente.
La Estrategia global para la salud de mujeres, adolescentes y niñas, incluye áreas de salud mental y manejo de enfermedades de transmisión sexual; desórdenes que han ido incrementando en los últimos años.
El año pasado, la OMS y la ONU, con la colaboración de la UNICEF, UNAIDS, y la UNFPA, lanzaron la iniciativa AA-HA! (Accelerated Action for the Health of Adolescents). El propósito es cambiar el modo en que los países se enfrentan a la salud adolescente; tanto en la identificación de los problemas como en su solución.
Cuando los jóvenes están protegidos por políticas y programas adecuados para su edad; si cuentan con espacios donde pueden hacer frente a sus condiciones; y si hay intervenciones tempranas para retomar un camino saludable; entonces los adolescentes desarrollan hábitos, cualidades y propósitos positivos para su vida que irán ajustando conforme crezcan.
“Invertir en la salud de los adolescentes es desbloquear una salud para el resto de la vida, productividad y prosperidad nacional”.