Niños podrían inmunizarse naturalmente contra una peligrosa bacteria intestinal
Dentro de las bacterias con las que nos encontramos normalmente en la naturaleza, está el Clostridium difficile (C.difficile). Este microorganismo corresponde a un bacilo grampositivo, anaerobio obligado, que cuando se ve enfrentado al estrés ambiental puede formar esporas muy resistentes, que al ser liberadas al ambiente son adquiridas por la comunidad en general y la nosocomial, a través de la vía fecal oral.
El C. difficile es un agente causal de diarrea en niños, que cursa con cólicos intestinales intensos, fiebre, presencia de sangre y mucosidad en las deposiciones. Este cuadro representa una forma grave de colitis (inflamación del colon), denominada colitis pseudomembranosa, que puede revestir una enorme gravedad y llegar a ser letal.
Estas bacterias las portan frecuente y normalmente tanto los niños pequeños como los recién nacidos, pero la enfermedad es ocasionada cuando estos microorganismos producen una toxina que daña la mucosa intestinal, lo que sucede con más frecuencia cuando el niño está tomando antibióticos de amplio espectro, que al matar otras bacterias intestinales- que son menos resistentes- permiten que C. difficile se multiplique a gran escala y se torne invasivo.
Colonización de la población
Es importante considerar que existe un elevado número de personas que están colonizadas con C. difficile y que nunca llegan a evidenciar manifestaciones clínicas debido a su presencia. Se estima que en adultos que pertenecen a la comunidad, la colonización alcanza entre el 1,6 al 4%, mientras que en la población de pacientes hospitalizados, este porcentaje puede llegar al 26%.
La incidencia pediátrica de la infección por C. difficile alcanza su punto máximo en el grupo etario de 1 a 4 años y durante la adolescencia. En la población infantil- en especial la menor a un año de edad- la presencia de C. difficile en las deposiciones es muy elevada en comparación a la hallada en los adultos, alcanzando en promedio hasta el 37%, pero con muy escasa presentación de patologías intestinales, incluso ante la detección de cepas toxigénicas de C. difficile, por lo que sospecharía que habrían causas inmunológicas subyacentes que protegen a la población infantil- especialmente a los lactantes- ante la patogenicidad de estos microorganismos.
C. difficile y respuesta inmune
Un grupo de investigadores realizaron un estudio de cohorte prospectivo en un población de bebés sanos, de los cuales se analizaron las heces recolectadas entre 1-2 meses y 9-12 meses de edad, para detectar cepas de C. difficile (TCD) toxigénico y no toxigénico. Las bacterias aisladas procedentes de los cultivos, se sometieron a una secuenciación del genoma completo.
En el suero obtenido a los 9-12 meses de edad se realizó una medición de anticuerpos IgA, IgG e IgM contra las toxinas y títulos de anticuerpos anti toxinas del C. difficile.
Los hallazgos, que fueron publicados en la revista Clinical Infectious Diseases, muestran que la exposición a C. difficile en la etapa de lactancia produce una respuesta inmune que podría proteger contra esta infección gastrointestinal en la infancia más tardía.
Los investigadores encontraron que los bebés que habían sido expuestos y se colonizaron de manera natural con el C. difficile del ambiente, tenían anticuerpos en sangre. Los análisis además revelaron que estas inmunoglobulinas neutralizaron las toxinas responsables de la infección por C. difficile, evitando que fueran dañinas para las células expuestas a estas sustancias, por lo que este hallazgo sugiere que ocurre una inmunización natural en los lactantes, como indica el autor principal Larry Kociolek, de Stanley Manne Children’s Research Institute en Ann & Robert H. Lurie Children’s Hospital de Chicago: «Encontramos una respuesta inmune en bebés colonizados con C. difficile , lo que podría ser beneficioso a medida que envejecen, aunque todavía estamos estudiando el alcance y la duración de esta inmunización natural«, por lo que estudios posteriores deberán determinar si esta inmunidad frente a la infección se mantiene con los años y es capaz de proteger de la enfermedad ante una nueva exposición al potencial patógeno, aunque expresa que «Somos optimistas porque sabemos por estudios previos que los adultos con anticuerpos anti-toxina tienen un menor riesgo de enfermedad por infección por C. difficile«.
Se ha observado que aproximadamente la mitad de todos los bebés que se han expuesto a esta bacteria, normalmente no se enferman , por lo que Kociolek señala: «Dados nuestros resultados, sospechamos que los niños pequeños que se enferman de C. difficile probablemente no estuvieron expuestos como bebés y, por lo tanto, no desarrollaron inmunidad«, «En los adolescentes, la inmunidad podría estar disminuyendo. Si con más investigaciones podemos demostrar que esto es cierto, entonces podría haber un motivo para vacunar a los niños y adolescentes susceptibles al C. difficile«.
Actualmente, las vacunas contra las toxinas de C. difficile se encuentran en fase de ensayos clínicos para sujetos adultos, por lo que se necesitará realizar ensayos clínicos pediátricos antes de que haya una vacuna disponible para niños y adolescentes.