Sospechosa explosión en un laboratorio ruso que almacena el virus de la viruela
La viruela es una enfermedad infectocontagiosa, causada por el virus variola, del cual hay cuatro tipos diferentes y que afecta en forma exclusiva al ser humano.
Esta enfermedad que puede llegar a ser mortal. De hecho, antes de 1980, se calcula que la enfermedad mató a unos 300 millones de personas a nivel mundial durante el siglo XX. Esto se debe a que la viruela tiene una tasa de mortalidad de alrededor del 30% en las personas no vacunadas.
Aunque gran parte de las personas que contrajeron la viruela sobrevivieron, quedaron con graves secuelas en su piel, debido a profundas cicatrices y además, algunos pacientes perdieron la visión a causa de la enfermedad.
Erradicación y prevención
Pese al devastador impacto que tuvo alguna vez en la población humana , la viruela ya no se considera una amenaza, gracias al enorme esfuerzo de inmunización mundial que logró erradicar la enfermedad, por lo que ostenta el título de ser la única enfermedad humana que ha sido erradicada por completo.
La primera “vacuna” contra la viruela fue creada por Edward Jenner en 1796, gracias a sus agudas observaciones e ingenio, pero tomó más de 200 años y un intensivo programa de vacunación mundial para erradicar la enfermedad, que dio sus frutos el 26 de octubre de 1977, cuando se diagnosticó el último caso de viruela natural en Merka, Somalia, según datos proporcionados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) recién declaró erradicada la viruela en el año 1980.
La prevención de la viruela en el mundo se basa en la vacunación, por lo que a cualquier persona que muestre un cuadro clínico compatible con esta enfermedad se vacuna y aisla, valiéndose de las autoridades médicas del país en que se encuentre, para evitar la diseminación de la infección. En los Estados Unidos, los CDC se reservan el derecho legal de poner en cuarentena a las personas comprobadas o sospechosas de tener viruela.
Dada su elevada contagiosidad, se vacunan a los contactos de la persona potencialmente infectada, debido a que la vacuna puede prevenir o disminuir los efectos del virus si se administra dentro de los cuatro días posteriores a la exposición al patógeno.
Aunque E.E.U.U. suspendió la inmunización contra la viruela en 1972 , la vacuna sigue siendo obligatoria para el personal militar estadounidense que es enviado a áreas propensas a la viruela.
Reserva mundial de virus variola
Aunque la viruela fue oficialmente erradicada a nivel mundial, un grupo muy restringido de científicos tienen acceso para estudiar al patógeno, investigación que es supervisada por el Comité Asesor para la Investigación del Virus variola.
Solo dos laboratorios de referencia de la OMS están autorizados para mantener reservas de virus variola: los CDC en Atlanta y el otro en Koltsovo (Rusia), bajo la custodia del Centro de Investigación Estatal Ruso de Virología y Biotecnología, que en la actualidades uno de los centros de investigación más grandes del mundo, donde se desarrollan vacunas y herramientas diagnósticas y terapéuticas para las enfermedades infecciosas.
En todo el mundo existen reservas de vacuna antivariólica que son almacenadas, para responder ante una eventual epidemia. En los Estados Unidos, la Reserva Nacional Estratégica es una organización gubernamental que almacena suministros y productos farmacéuticos para ser proporcionados a la población en caso de una emergencia sanitaria nacional, que incluye millones de dosis de vacunas anivariólica, para uso de emergencia durante un brote de viruela.
El año pasado, la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) anunció su aprobación del primer medicamento para tratar la viruela- Tpoxx (tecovirimat)– que si bien se considera una enfermedad erradicada, siempre permanece la preocupación de que pueda usarse en un ataque bioterrorista.
La sospechosa explosión
Una explosión y posterior incendio se produjo este lunes en una instalación de investigación biológica de Rusia, el Centro Estatal de Investigación de Virología y Biotecnología de Rusia- conocido como VECTOR– en la ciudad rusa de Koltsovo, perteneciente al distrito de Novosibirsk en Siberia, durante los trabajos de reparación de una sala de inspección sanitaria.
El incendio se desató tras la explosión de un cilindro de gas ubicado en el quinto piso del edificio del laboratorio de seis pisos. La explosión ocasionó la ruptura de los vidrios, pero no hubo daños estructurales en el edificio.
Un trabajador resultó con quemaduras en el incidente, por lo que está siendo tratado en una unidad de cuidados intensivos, según informó la agencia de noticias rusa TASS.
VECTOR aclaró que en la habitación donde tuvo lugar la explosión no se almacenaba material de riesgo biológico, versión coincidente con la información proporcionada por el alcalde de la ciudad, por lo que este incidente no representaría ningún riesgo biológico o de otra índole para la población local.
Altas temperaturas y destrucción viral
Las reglas existentes para almacenar virus están estrictamente reservadas a enfermedades altamente peligrosas como el Ebola y la viruela, que se almacenan en un laboratorio con instalaciones de máximo nivel de bioseguridad, el nivel 4 o BSL-4, de «Biosafety Level 4», a los cuales el acceso es limitado y utiliza contenedores especiales.
Si bien el fuego producido por el incendio generaría una temperatura suficiente para inactivar y destruir el virus- más de 100°C los destruyen- una explosión podría ser riesgosa en cuanto a propagar el virus e infectar a las personas en la habitación o contaminar el área circundante. Dicha zona de contaminación podría extenderse de 10 hasta unos cientos de metros, dependiendo de la magnitud de la explosión y otros factores, como la velocidad y dirección del viento, además de si se el virus se había diseminado en el aire.
Este incidente sucede apenas unas semanas posteriores a la explosión ocurrida cerca de un sitio sospechoso de ser la base de una prueba fallida de misiles en el norte de Rusia, que le costó la vida al menos a cinco especialistas nucleares e incrementó los niveles de radiación local, que abre la especulación de posibles encubrimientos.